La abuela de los refugiados

La frontera griega de Idomeni, punto caliente que ha visto pasar a m¨¢s de un mill¨®n de refugiados y migrantes, es hogar de unas 150 personas, la mayor¨ªa de ellos pensionistas. Una de ellas es Panagiota Vasileiadou, de 82 a?os, quien ha recibido ya en su casa a cientos de refugiados de paso que han podido usar su casa para alimentar a sus hijos o para ducharse y lavar la ropa. Como hija de refugiados griegos, ella misma huy¨® de Turqu¨ªa en los a?os posteriores a la guerra greco-turca de los a?os 20 del siglo pasado. Ahora est¨¢ haciendo todo lo posible por ayudar a la ¨²ltima oleada de refugiados. "Cuando llegamos, ella nos ayud¨®. Alegr¨® a nuestros hijos y cuando supo que la madre hab¨ªa muerto nos dijo que pod¨ªamos volver cuando quisi¨¦ramos", afirma Baraa, que no indica apellido, de origen iraqu¨ª. Los motivos que mueven a Vasileiadou enraizan en su pasado. "Ten¨ªa siete a?os cuando nuestra casa sali¨® ardiendo. No ten¨ªamos una cuchara, tenedor, pan ni ropas. Lo ¨²nico que nos quedaba eran los camisones que llev¨¢bamos. Cinco ni?os. Sin ropa. Nada", recuerda la octogenaria, emocionada.

Vasileiadou?cocina para sus invitados cada d¨ªa. Una peque?a ayuda que no soluciona el problema, pero lo alivia. Con su pensi¨®n de 450 euros y el apoyo de sus hijos paga la comida y algunos enseres b¨¢sicos para los refugiados. Algunos como Baraa y sus hijos van all¨ª una vez al d¨ªa para comer algo y darse una ducha. "Nos ha hecho la vida un poco m¨¢s f¨¢cil. Se lo agradezco mucho. Ella representa al pueblo griego y lo que los griegos defienden", apunta el iraqu¨ª. Vasileiadou sostiene que los refugiados son su familia ahora. Seguir¨¢ ayud¨¢ndoles tanto como pueda: "Mi vida cambi¨® porque tengo compa?¨ªa en casa. Hablo, nos re¨ªmos, incluso cuando no puedo entender nada de lo que me dicen", a?ade Panagiota Vasileiadou, la abuela de los refugiados.