Samsa
Jos¨¦ Manuel Soria descolg¨® el tel¨¦fono y empez¨® a mentir. Primero suavemente, con timidez; luego fue cogiendo soltura
Cuando Jos¨¦ Manuel Soria se despert¨® una ma?ana despu¨¦s de un sue?o intranquilo, se encontr¨® sobre su cama convertido en administrador de una multitud de sociedades offshore. Su nombre estaba en papeles junto a su firma en fechas comprometidas. ¡°?Qu¨¦ me ha ocurrido?¡±, pens¨®. Se palp¨® las sienes, todav¨ªa inc¨®modo, y sali¨® de la cama de un salto para mirarse al espejo; adem¨¢s, comprob¨®, era verdad que se estaba transformando en Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. ¡°La hostia¡±. En su cabeza todav¨ªa retumbaba la declaraci¨®n de la cena anterior, en los cubalibres: ¡°El que salga en los papeles de Panam¨¢ tiene que dar explicaciones¡±. ?Se hab¨ªa pasado? ?Qu¨¦ se supone que deb¨ªa decir: el que tenga dinero en un para¨ªso fiscal que nos explique al resto c¨®mo hacerlo? La mirada de Jos¨¦ Manuel Soria se dirigi¨® hacia la ventana; el tiempo lluvioso lo pon¨ªa muy melanc¨®lico. All¨ª estaba en mitad del cuarto como administrador de sociedades en para¨ªsos fiscales. Algo peor: no ten¨ªa una explicaci¨®n. Lo ¨²nico que hab¨ªa hecho era echarse a dormir. Pens¨® en llamar a la prensa y decir que ¨¦l se hab¨ªa despertado as¨ª. No le costar¨ªa convencer a algunos medios. ¡°El ministro ha dado las explicaciones pertinentes. Despertarse es un acto imprevisible. Tambi¨¦n Pablo Iglesias se despierta algunos d¨ªas y no se monta tanto esc¨¢ndalo¡±. Soria jam¨¢s se hab¨ªa visto en otra. Se puso una bata, descolg¨® el tel¨¦fono y empez¨® a mentir. Primero suavemente, con timidez; luego fue cogiendo soltura. La mejor explicaci¨®n de todas decidi¨® que era ¡°no tengo ni idea de d¨®nde ha salido eso¡±. Le pareci¨® fuerte, directa y con punch. Acompa?¨® la frase con un encogimiento de hombros: era imposible que no le creyesen. ¡°No s¨¦ de d¨®nde ha salido eso. Qu¨¦, ahora me cree, ?no?¡±. Le hicieron ver que estaba su firma. ¡°Est¨¢ claro, pero no recuerdo haberlo firmado¡±. Al otro lado de la puerta el partido empez¨® a dejar de gritar: ¡°Te queremos, co?o¡±, y pas¨®, con enso?adora discreci¨®n, a referirse a ¨¦l como un se?or del que se hablaba en algunos ¨¢mbitos. Soria, dej¨¢ndose caer la bata como Marilyn Monroe, pens¨® que del mismo modo que hab¨ªa gente que se despertaba meada la hab¨ªa que se despertaba con sociedades en Jersey. ?Ser¨ªa un son¨¢mbulo fiscal? ?Alguien que dormido dirig¨ªa un patrimonio oculto al fisco espa?ol? La condena de Gregorio Samsa no hab¨ªa sido despertarse convertido en monstruoso insecto, sino no saber explicarlo. As¨ª que Soria escribi¨®, con los dedos temblando, un comunicado con una frase infinita en la que dec¨ªa que dimit¨ªa de sus cargos porque no le sal¨ªan las palabras. No al menos con la fluidez con la que hab¨ªa salido el dinero.
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