¡®Selfies¡¯

Me gusta much¨ªsimo hacerme selfies y luego ¡°postearlos¡±, claro, para que la gente los disfrute. ?Qu¨¦ sentido tendr¨ªa no hacerlo? ?Acaso si un ¨¢rbol cae en medio de un bosque, sin nadie alrededor, hace ruido? En unos salgo reci¨¦n levantado; en otros, despu¨¦s de la siesta; a veces, en el gimnasio; otras, alternando; etc¡­ En casi todos hago el esfuerzo ¡ªrecompensado¡ª por mostrarme lo que se dice bien, atractivo. Es cierto que, a veces, intencionadamente, me los hago haciendo morisquetas, bizqueando¡­ para que se vea que soy un cachondo y que s¨¦ re¨ªrme de m¨ª mismo. Pero, si me apur¨¢is, tampoco en esos salgo mal, mal del todo, continuamente hay un brillo. No es extra?o que, acompa?ando a estos selfies, vaya un mensaje concreto, desenfadado, siempre positivo: "?A por la semana!" (cuando es lunes). "?Quemando el finde!" (normalmente, los s¨¢bados). "?Os obligo a ser felices!" (invariablemente del d¨ªa). Etc¨¦tera¡­

Pero, por favor, no ve¨¢is en este irrefrenable deseo por exhibirme narcisismo, vanidad o, incluso, egolatr¨ªa. No lo hago por m¨ª (algunas veces se da el caso de que no me apetece fotografiarme), lo hago por la gente. Porque s¨¦ que as¨ª les ayudo a que su existencia sea m¨¢s llevadera y a que no se apague la llama de la admiraci¨®n. Para ellos soy muchas cosas: un amigo, un referente, el espejo en el que se miran... No puedo ¡ªni debo¡ª privarles de mi cara; ser¨ªa un ego¨ªsta si me la guardara solo para m¨ª y mi familia. Es, en definitiva, un regalo que hago. Mis selfies son un gran gesto de amor a mis fans. Porque ellos se lo merecen todo.