Inquisici¨®n
Lo justifica la delegada de igualdad: ¡°El lenguaje no puede contribuir a invisibilizar el g¨¦nero femenino¡±
Los t¨®picos nacionales van variando. El franc¨¦s ya no es aquel se?or con boina, botella de tinto en un bolsillo y camembert en el otro. En cambio, el alem¨¢n disciplinado, el italiano refitolero y el ingl¨¦s arrogante se mantienen. El t¨®pico espa?ol antiguo era un matador que se enfrenta al toro de la muerte con coraje y arte, el motivo de Picasso, por ejemplo. Confieso que me gusta, pero creo que se va imponiendo otro muy distinto.
En el inevitable grabado de Goya El sue?o de la raz¨®n produce monstruos se observa a un hombre dormido o desesperado, amenazado por murci¨¦lagos, b¨²hos, lechuzas y vigilado por un turbador felino. Este es, cada vez m¨¢s, el t¨®pico del espa?ol actual. Vuelve la superstici¨®n, vuelve a apagarse la poca raz¨®n que hab¨ªamos reunido en unos a?os de aproximada democracia, vuelven los pajarracos nocturnos a llenarnos la cabeza de prejuicios.
En Andaluc¨ªa est¨¢ prohibido decir ¡°los funcionarios¡±, hay que decir ¡°el funcionariado¡±. Ni ¡°los becarios¡±: ha de ser ¡°las personas becarias¡±. Ni ¡°los andaluces¡±: debe decirse ¡°la poblaci¨®n andaluza¡±. Ni los ni?os (la infancia), ni los tutores (la tutor¨ªa), ni los ciudadanos (la ciudadan¨ªa). As¨ª hasta cien conjuros m¨¢gicos. La Junta no s¨®lo lo manda, sino que ha creado unos inspectores ling¨¹¨ªsticos que vigilar¨¢n aulas y patios de recreo, como en Catalu?a. Lo justifica la delegada de igualdad: ¡°El lenguaje no puede contribuir a invisibilizar el g¨¦nero femenino¡±. Oigo el batir de alas de los murci¨¦lagos, oigo las oraciones de los penitentes andaluces rezando en procesi¨®n para que el fantasma del lenguaje, un gigante cubierto por una s¨¢bana, cese de amenazar a las hembras con hacerlas incorp¨®reas. El sue?o de la raz¨®n nos devuelve a los monstruos barrocos.
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