La banalidad del fraude fiscal
Si enga?ar al fisco se ve como normal, ?por qu¨¦ deber¨ªamos tener escr¨²pulos en eludir el IVA?
La pr¨¢ctica del fraude fiscal est¨¢ proliferando tanto que ha terminado por convertirse en algo banal, aceptable y casi rutinario. Como muestra vale bien el bot¨®n de los papeles de Panam¨¢, apenas un islote del archipi¨¦lago sin fin de para¨ªsos fiscales que carcomen y perforan el espacio financiero global. Y menos mal que lo ha descubierto una filtraci¨®n, dada la ausencia de fiscal¨ªas especializadas con jurisdicci¨®n internacional. Pero el que su revelaci¨®n fuera casual hace temer que estemos ante una proliferaci¨®n de incremento geom¨¦trico, mientras que su sanci¨®n penal solo crece aritm¨¦ticamente.
Todo un crimen de lesa democracia, que quiebra el contrato social por el que se reconocen derechos a cambio de contribuciones fiscales cuyo requisito previo es la progresividad tributaria, que as¨ª resulta invertida por un fraude cuyo efecto es que paguen menos quienes m¨¢s posean. Es la deserci¨®n de las ¨¦lites, que deja a las bases sociales abandonadas a su suerte. Pero lo peor es que semejante crimen de lesa democracia se est¨¢ democratizando, pues autorizados por el ejemplo p¨²blico de la corrupci¨®n pol¨ªtica, y aunque los funcionarios de base sigan sin corromperse pues aqu¨ª los sobornos no existen, cada vez son m¨¢s frecuentes los sectores acomodados que se incorporan a esa pr¨¢ctica que est¨¢ pervirtiendo la democracia. Antes solo evad¨ªan impuestos algunos delincuentes, pero ahora les siguen cada vez m¨¢s empresarios, directivos, abogados (del Estado y civiles) y dem¨¢s profesionales libres que se libran por eso del escrutinio fiscal. Como esos m¨¦dicos que ejercen de d¨ªa como Dr. Jekyll en la p¨²blica y de noche como Mr. Hyde en la privada, logrando que Espa?a encabece el ranking europeo de corrupci¨®n sanitaria.
Pero si el fraude fiscal prospera y prolifera es porque funciona como una seda, a partir de algunos mecanismos b¨¢sicos. Su materia prima es la opacidad de las bases imponibles, pues muchas fuentes de ingresos son tan invisibles y secretas como la corrupci¨®n, la prostituci¨®n o el crimen organizado, por lo que no se sabe qu¨¦ hacer con tanta liquidez subterr¨¢nea. Su modus operandi se hereda como habitus familiar, seg¨²n el ejemplo de las familias Pujol o Rato, o se adquiere por contagio de modelos externos que sirven de aprendizaje. Pues si ves que tus colegas y competidores rentabilizan con provecho su ingenier¨ªa fiscal, resultar¨ªa ineficiente que no les emulases. Tanto m¨¢s cuanto la esperanza matem¨¢tica de lucrarte equivale al producto del beneficio a obtener multiplicado por su probable impunidad, dado el bajo riesgo de que el fisco te descubra. Y de ah¨ª su atractivo para unos agentes seducidos por el discurso neoliberal que sacraliza la rentabilidad de los productos financieros de alto riesgo, cuyo mejor ejemplo es quiz¨¢s el fraude fiscal: todo un pelotazo especulativo obtenido a costa del odioso ogro tributario. Sobre todo en estos tiempos de crisis financiera en que ya no resulta posible obtener buenas rentabilidades con el ladrillo, la renta variable o la renta fija, y por eso cuando la Bolsa se desinfla lo mejor es desviar la liquidez hacia los para¨ªsos fiscales.
As¨ª se explica la naturalizaci¨®n del fraude fiscal, que ha dejado de resultar tab¨² para convertirse en una operaci¨®n especulativa tan oportuna y conveniente como todas las dem¨¢s. No es nada personal, que me comprometa o afecte a mi conciencia. Solo son negocios, pues as¨ª se hacen las cosas. De modo que si defraudar al fisco se ha hecho algo normal y corriente, ?por qu¨¦ no votar al partido l¨ªder en corrupci¨®n, que tan bien nos representa? Y al otro lado de la escala, ?por qu¨¦ no eludir el IVA si ya pagamos demasiados impuestos por nuestras n¨®minas transparentes sin poderlo evitar, soportando cargas tributarias del 25% o 30% cuando conspicuos defraudadores cuyas rentas centuplican las nuestras saldan sus declaraciones por el 12% o 15%? Por eso resulta tan odioso que el fisco env¨ªe sus inspectores a perseguir a la gente que realquila sus habitaciones, o a los dem¨¢s mini evasores de baja intensidad, cuando a los grandes defraudadores se les condonan las deudas y se les otorga una graciosa amnist¨ªa fiscal. Lo que viene a demostrar que Hacienda no somos todos. Son solo ellos.
Enrique Gil Calvo es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
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