¡®Juego de tronos¡¯, serie global en el reino de Internet
Hoy por hoy, la superproducci¨®n estadounidense es el gran exponente cultural de la sociedad conectada
Una legi¨®n de adictos a Juego de tronos lleva meses esperando con ansiedad la sexta entrega de un fen¨®meno que tiene cautivados a millones de espectadores en todo el mundo. La ficci¨®n televisiva m¨¢s aclamada de los ¨²ltimos tiempos ¡ªy tambi¨¦n la m¨¢s cara y pirateada¡ª vuelve a las pantallas de Estados Unidos y, simult¨¢neamente, a las cadenas de televisi¨®n que cuentan con los derechos de emisi¨®n. En Espa?a, un pa¨ªs donde la versi¨®n original causa alergia, se estrena sin doblar y con subt¨ªtulos. No ha habido tiempo de superponer las voces, pero los aficionados no pueden esperar ni un minuto m¨¢s y el canal tampoco quiere arriesgarse a que los hinchas se fuguen al reino de Internet.
Juego de tronos ha adquirido una dimensi¨®n global y, hoy por hoy, es el gran exponente cultural de la sociedad conectada. La vida de la serie empieza en la pantalla del televisor, pero su m¨¦rito es esa capacidad para desplegarse a toda velocidad por el ciberespacio a trav¨¦s de las redes sociales. Los espectadores desmenuzan cada detalle de cada escena en Facebook y Twitter en un intento de adivinar qu¨¦ les depara el futuro a Jon Nieve, Sansa Stark o la reina Daenerys. A diferencia de otras temporadas, esta entrega sobrepasa los libros de George R. R. Martin (Canci¨®n de hielo y fuego),de modo que la sorpresa est¨¢ servida.
Juego de tronos ha conseguido atraer a un p¨²blico global. Se devora en Europa, en Latinoam¨¦rica e incluso en China, donde han llovido las protestas por la censura de escenas de sexo y violencia. ?D¨®nde radica su enorme atracci¨®n? Quienes han estudiado el fen¨®meno lo atribuyen a una combinaci¨®n perfecta de intriga, lucha por el poder, violencia, drama, pasiones palaciegas y sexo. Adem¨¢s, por supuesto, de los giros inesperados en la trama y un est¨¢ndar de producci¨®n propio de Hollywood. Pocas series como esta cuidan tan minuciosamente las localizaciones, el vestuario, la her¨¢ldica, el maquillaje o el dise?o de las armas.
Los m¨¢s fan¨¢ticos idolatran los lugares de rodaje. Han convertido en santuarios las espectaculares localizaciones de Irlanda del Norte, Croacia, Marruecos e Islandia. Los perversos personajes han alimentado tambi¨¦n su maldad en Sevilla, Osuna, Navarra, Girona, Pe?¨ªscola, Almer¨ªa y Guadalajara. En parte, no se olvide, debido a las ventajas fiscales que ofrece Espa?a a la hora de favorecer rodajes internacionales.
Sobre el fen¨®meno de Juegos de tronos han investigado soci¨®logos y fil¨®sofos. Los cient¨ªficos creen ver en los veranos que duran a?os y en ese temido invierno que se acerca una se?al del cambio clim¨¢tico, y los polit¨®logos entrev¨¦n respuestas a conceptos como la ¨¦tica de la responsabilidad o los l¨ªmites del poder. Pablo Iglesias, declarado fan, cree que es la mejor serie para ense?ar Ciencia Pol¨ªtica y explicar las teor¨ªas de Weber, Gramsci, Maquiavelo y Lenin. Por si acaso, conviene no olvidar que los imaginarios siete reinos son moralmente ambiguos.
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