El huerto de la memoria
PARA cultivar la memoria no hay mejor lugar que un huerto. Este solar del barrio barcelon¨¦s del Raval, okupado hasta entonces por las malas hierbas y por el banco malo, fue limpiado hace un a?o y medio por unos cincuenta miembros de la asociaci¨®n de vecinos, que desde entonces organizan en ¨¦l todo tipo de actividades vinculadas con el recuerdo. El recuerdo, sobre todo, de Juan Andr¨¦s Ben¨ªtez, que muri¨® en esta misma calle de la Aurora durante una turbia detenci¨®n policial. Aquella que todos recordamos porque fue grabada en v¨ªdeo. Pulso play y veo de nuevo c¨®mo hasta 11 agentes de los Mossos d¡¯Esquadra se abalanzan, golpean, se arraciman, patean, entre gritos y sirenas, miran sin hacer nada o reducen hasta su ¨²ltimo latido a un hombre que no veo.
Uno de los grafitis que convierten los muros en un museo del arte activista representa a un hombre de coraz¨®n gigante rodeado de porras, ojos, coches de polic¨ªa, agentes y helic¨®pteros, figuras repetidas, siluetas que se suceden hasta formar una espiral que enclaustra a ese cuerpo que s¨ª late todav¨ªa. Para mantener vivo ese pulso, adem¨¢s de las charlas y las mesas redondas, de las proyecciones de cine (la ¨²ltima fue El patio de mi c¨¢rcel, de Bel¨¦n Mac¨ªas) o de las fiestas populares, todos los s¨¢bados por la ma?ana hay sesi¨®n de trabajo manual. Esa caba?a de madera del centro, con su porche, no se ha construido por arte de magia, sino tras muchas horas de cargar vigas y de dar martillazos. En el traj¨ªn de hoy se comenta la gran noticia: el pr¨®ximo 9 de mayo comenzar¨¢ el juicio contra los ocho polic¨ªas inculpados, seis de ellos por homicidio, dos por ocultaci¨®n de pruebas, con jurado popular.
Cuando se inaugur¨® el ?gora Juan Andr¨¦s se colg¨® en uno de sus muros un gran retrato suyo de estilo realista. Ya no est¨¢. Los artistas del barrio han optado, en sus intervenciones peri¨®dicas, por el poder de la met¨¢fora y del s¨ªmbolo. Tal vez porque ahora el huerto ya no vela s¨®lo por su memoria. Se ha convertido en un espacio de reflexi¨®n sobre el biocontrol: sobre nuestro derecho a vigilar a nuestros vigilantes. Y en una plataforma de denuncia de la impunidad policial. Por eso no es extra?o que otro de los murales sea sobre los estudiantes de Ayotzinapa. O que en los ¨²ltimos meses el ¨¢gora expresara su solidaridad con los titiriteros terriblemente detenidos en Madrid.
Para este texto, adem¨¢s de visitar el huerto de la memoria, he acudido al blog #Just¨ªciaJuanAndr¨¦s y a la p¨¢gina de Facebook ?gora Juan Andr¨¦s. As¨ª es la memoria del dolor ahora: muscular y online, cardiaca y pixelada. Como nos recuerda Marina Garc¨¦s en Filosof¨ªa ?inacabada (Galaxia Gutenberg), ¨¦sta naci¨® en la calle y a ella ahora regresa. En el ¨¢gora griega se reun¨ªan el comercio, la pol¨ªtica y la cultura. Como la plaza de Catalunya pertenece a FNAC, El Corte Ingl¨¦s, Hard Rock Cafe y Apple Store, la filosof¨ªa de la polis hay que buscarla hoy en los patios de vecinos, en los huertos, en los grafitis de los muros, en las calles secundarias.
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