Una novela

Sigo con piedad las andanzas de Carlos Garc¨ªa Revenga, un paria con corbata de seda que, en sus propias palabras, est¨¢ seco y sin curro despu¨¦s de haber servido a las infantas Cristina y Elena durante m¨¢s de veinte a?os. Al parecer, la empresa le niega el derecho al cobro de una indemnizaci¨®n. Por si fuera poco, cuando el juez lo cita como testigo en el caso N¨®os, debe desplazarse por sus propios medios al pol¨ªgono de Palma de Mallorca donde se celebra el juicio, y morderse la lengua para no soltar todo lo que se le pasa a uno por la cabeza en estas situaciones en las que el rencor de clase aprieta como un c¨®lico.

He aqu¨ª una biograf¨ªa novelesca, digna de ser escrita. Imag¨ªnense ustedes a un modesto profesor de ingl¨¦s de un colegio de ricos. Un profesor tan del establishment que la reina Sof¨ªa, madre de dos alumnas del colegio, decide convertirlo en el preceptor privado de las ni?as. Preceptor, secretario, confidente, amigo¡­ ?l mismo confiesa no saber muy bien en qu¨¦ consist¨ªa su papel. Hay que detenerse en este instante en el que la monarqu¨ªa toca con su dedo a un se?or de la clase media. El destino acaba de elevarlo a la estratosfera, no solo por el sueldo, muy superior al que ganaba dando clases, sino por el ascenso social que implicaba la incorporaci¨®n al nuevo trabajo. Imposible imaginar la excitaci¨®n con la que Garc¨ªa Revenga vivir¨ªa esos instantes y el sentimiento de importancia del que habr¨¢ disfrutado a lo largo de estos a?os. Pero de s¨²bito, ya ven, parece un compa?ero del metal pidiendo consejo en la ventanilla de CC OO. Una pregunta, amigo: ?Podr¨ªas aliviar tu situaci¨®n escribiendo una especie de Rojo y negro sobre las relaciones de la clase media con la nobleza o ni de eso te han quedado ganas?