La coreograf¨ªa del entendimiento

Hablamos de ¡°cantidades astron¨®micas¡± para referirnos a las cifras muy grandes, pero las que llevamos dentro del cr¨¢neo no tienen mucho que envidiar a las estrellas. Piensa, por ejemplo, que el n¨²mero de neuronas de nuestro cerebro es similar al de estrellas en nuestra galaxia (unos 200.000 millones). Sal de tu ciudad, echa un vistazo al cielo nocturno y contempla la V¨ªa L¨¢ctea: podr¨¢s sentir all¨ª no solo el v¨¦rtigo metaf¨ªsico del espacio exterior, sino tambi¨¦n el embrujo interior de tu propio cerebro, el objeto m¨¢s complejo del que tenemos noticia en el universo.

?C¨®mo orientarse en la jungla de las cifras astron¨®micas? Cuando los astronautas del futuro viajen por la galaxia utilizar¨¢n mapas, naturalmente, y ver¨¢n callejuelas y avenidas, barrios y provincias, all¨ª donde nosotros no vemos m¨¢s que masas de algod¨®n luminoso. Y lo mismo vale para el cerebro: lee en Materia el mapa del lenguaje que acaban de construir los neurocient¨ªficos, de donde emerge una geograf¨ªa deslumbrante de la que ten¨ªamos muy poca idea, y encima de poca err¨®nea.

Es probable que hayas o¨ªdo hablar del ¨¢rea de Broca, y tal vez incluso del ¨¢rea de Wernicke, dos peque?os m¨®dulos situados en el hemisferio izquierdo del c¨®rtex cerebral, uno en la sien y el otro un poco por encima de la oreja, y a las que el estudio de las lesiones cerebrales ha definido desde hace un siglo como ¡°las ¨¢reas del lenguaje¡±. Y es cierto que, cuando fallan por un accidente o una enfermedad, la capacidad del habla se ve gravemente mermada. Pero eso, debemos concluir ahora, solo significa que son una parte importante de la maquinaria ling¨¹¨ªstica. El lenguaje es mucho m¨¢s que eso.

Las palabras se asocian zonalmente seg¨²n su proximidad sem¨¢ntica. Es el espect¨¢culo de la mente en el ejercicio de comprender una narraci¨®n, la coreograf¨ªa del entendimiento de las cosas

El nuevo mapa del significado de las palabras ¨Cconstruido mirando por resonancia magn¨¦tica el funcionamiento del c¨®rtex de siete personas mientras o¨ªan largas narraciones¡ª revela una constelaci¨®n sem¨¢ntica que, redondeando un poco, cubre el cerebro entero, y de una manera regionalizada que tendr¨¢ todo el sentido para los ling¨¹istas y los cient¨ªficos de la computaci¨®n. Las palabras se asocian zonalmente seg¨²n su proximidad sem¨¢ntica, como enjambres de insectos que se agrupan en barrios y provincias seg¨²n su conocimiento del mundo. Es el espect¨¢culo de la mente en el ejercicio de comprender una narraci¨®n, la coreograf¨ªa del entendimiento de las cosas.

No, no va a ser posible dotar de lenguaje a un mono mediante la inserci¨®n de un chip de Broca o un pen drive de Wernicke. El lenguaje no es un m¨®dulo del cerebro, sino que aparece distribuido por todo el c¨®rtex, como un nuevo estrato de significado superpuesto a su viejo sistema operativo. ?Con lo f¨¢cil que parece escuchar la radio!