Nuestros queridos autoboicots: C¨®mo identificarlos
Comer de manera compulsiva, comprarse muchos bolsos o ropa sin necesitarla o hacer un exceso de deporte. Todos los casos anteriores son ejemplos de comportamientos de compensaci¨®n, en t¨¦rminos refinados; o de la ley de la venganza, en t¨¦rminos de andar por casa. Es decir, como no me gusta lo que vivo, pues intento equilibrarlo a mi manera, con bolsos, bollos o machacando mi cuerpo, sin duda. Y todo ello son se?ales de que algo no va bien, aunque no sepamos el qu¨¦.
Tenemos grabado a fuego el concepto de justicia, que nos lleva a medir lo que yo hago y lo que yo recibo en comparaci¨®n con otros. Y si no, piensa en los ni?os que est¨¢n continuamente compar¨¢ndose con el hermano o recuerda al resto de primates de un zoo y sus discusiones sobre qui¨¦n tiene el juguete. El motivo tambi¨¦n es biol¨®gico, seg¨²n Sapolsky, profesor de Stanford.
Nuestros ojos tienen c¨¦lulas en la retina que no responden a un solo color, sino a un color en relaci¨®n con los otros que lo rodean (como el rojo contrapuesto al verde y si no, que se lo digan a los dalt¨®nicos). Eso significa que no buscamos ser solo listos e inteligentes o lo que sea, sino ser m¨¢s listos e inteligentes que el vecino. Es decir, comparaci¨®n, comparaci¨®n y m¨¢s comparaci¨®n. Y esto ha sido crucial para la supervivencia: ?Cu¨¢n r¨¢pido he de correr para librarme de un le¨®n? Como dice Sapolsky, ¡°la respuesta es siempre la misma: M¨¢s que la persona que est¨¢ a mi lado¡±. Pues bien, tenemos internamente un radar que est¨¢ continuamente escaneando lo que yo hago versus lo que las otras personas hacen por m¨ª. Y si por cualquier motivo creemos que es injusto, compensamos, y esa es la se?al de que algo no va bien. As¨ª ocurre a veces con el alcohol o con el tabaco. Paso un mal d¨ªa, pero tengo mi copita o mi cigarrito de descanso.
Sospecha de comportamientos tuyos repetidos que te hacen un agujero en la cuenta econ¨®mica, emocional o en la b¨¢scula.
Adem¨¢s de la compensaci¨®n, existen otros comportamientos ¡°sospechosos¡± de autoboicots. Para decir ¡°no¡± o, mejor dicho, para que nuestra cabeza racional se entere de que estamos hartos de algo, a veces necesitamos traspasar nuestros l¨ªmites. Por eso, hay personas que para dejar un trabajo necesitan quemarse mucho, mucho y contar a todo el mundo y a s¨ª mismo: ¡°?Ves c¨®mo tengo raz¨®n?¡±. Buscan enfadarse por cualquier nimiedad y con ello construyen la catedral de la queja. O se quedan trabajando hasta el infinito y mucho m¨¢s en la empresa aunque sea innecesario. En el fondo, el problema no es el email ni las horas, sino que est¨¢n acumulando ¡°quesitos¡± del trivial para completar el juego y decir: ?Necesito un cambio! As¨ª se animan a ir a Recursos Humanos o a actualizar el perfil de LinkedIn y buscar trabajo. Tambi¨¦n sucede en el plano personal: Personas que, inconscientemente, buscan bronca tras bronca para dejar o para ser abandonados por la pareja y decir a todos: ¡°?Ves c¨®mo tengo raz¨®n? No se pod¨ªa convivir con ¨¦l o con ella¡±. De alg¨²n modo, parece que en determinadas situaciones necesitamos llegar al l¨ªmite de lo que no queremos para identificar lo que s¨ª deseamos.
En determinadas situaciones necesitamos llegar al l¨ªmite de lo que no queremos para identificar lo que s¨ª deseamos.
Puedes creer que tienes el trabajo que quieres, la pareja que quieres¡ y, sin embargo, no paras de comprarte bolsos o necesitas comer todos los bollos de chocolate que se ponen en tu camino o llegas a situaciones l¨ªmites. Por eso, ante rutinas que son un agujero en la cuenta econ¨®mica, emocional o en la b¨¢scula, es bueno preguntarse con calma ?qu¨¦ estoy viviendo que no quiero? (y no respondas ?me encantan los bolsos o los bollos!¡ nos estar¨ªamos enga?ando). El cuerpo expresa muchas de las cosas que te est¨¢n ocurriendo aunque ni tu cabeza sea consciente. Es bueno prestarle atenci¨®n, ser muy honestos con nosotros mismos y tomar una determinaci¨®n para vivir un cambio.
Fuente de la imagen: Pexels.
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