Un 26-J con m¨¢s est¨ªmulos de lo que parece
Esta campa?a es una excelente ocasi¨®n para aclarar lo que qued¨® oscuro en la primera
La pr¨®xima campa?a, que ojal¨¢ se centre en debates televisados, con preguntas que impidan que los pol¨ªticos se escabullan, deber¨ªa despertar la m¨¢xima atenci¨®n. De acuerdo con el sistema electoral espa?ol, hay siempre un pu?ado significativo de esca?os que depende de restos peque?os. La mayor¨ªa en el Congreso la dan 176 diputados, pero cualquier combinaci¨®n que llegue a los 170 tendr¨¢ garantizado el Gobierno. El 20D, el PP y Ciudadanos sumaron 163, es decir, que ahora necesitar¨ªan sacar, entre los dos, siete esca?os m¨¢s. El PSOE, junto con Podemos e IU (que ahora formar¨¢n coalici¨®n), necesitar¨ªan sumar nueve diputados m¨¢s. Son cifras dif¨ªciles, pero no imposibles. Claro que las combinaciones sobre el papel no son luego trasladables a los hemiciclos, porque dependen tambi¨¦n de los liderazgos y las relaciones de fuerza.
Esta segunda campa?a deber¨ªa ser tambi¨¦n una excelente ocasi¨®n para aclarar lo que qued¨® oscuro en la primera. Simplificar, dicen los pol¨ªticos, no es un defecto, sino algo bueno porque permite ir a lo esencial. Tienen raz¨®n, pero simplificar en exceso, como ocurri¨® el 20D, es un verdadero desastre, porque deja lo esencial de lado y plantea cualquier conversaci¨®n como una guerra que no permite hablar de nada que no sea A o B. Un desastre, porque termina situando en la irrelevancia las cosas que son las verdaderamente importantes.
El PP ha sido un formidable exponente de esa simplificaci¨®n extrema, utilizada siempre como parapeto tras el que esconder cualquier debate razonable sobre su propia actuaci¨®n. Pero tanto el PSOE como los nuevos partidos parecen encontrarse, desgraciadamente, bastante c¨®modos en ese escenario guerrero y antiguo.
Las cosas relevantes que deber¨ªan centrar la campa?a son claras: c¨®mo hacer frente a las exigencias europeas de disminuci¨®n del d¨¦ficit, sin perjudicar el crecimiento econ¨®mico necesario para crear empleo en condiciones razonables, y como ir revirtiendo los recortes que se han producido en educaci¨®n, sanidad y pol¨ªticas sociales. Unos recortes que, seg¨²n los datos presentados esta semana por Fedea (fundaci¨®n promovida por el Banco de Espa?a), supusieron, s¨®lo entre 2008 y 2011, el 19,4% del gasto en educaci¨®n, el 10% en sanidad y el 13% en protecci¨®n social. Unos recortes que se produjeron, adem¨¢s, sobre unas partidas que, aunque hab¨ªan subido notablemente de 2003 a 2009, segu¨ªan situadas por debajo de la media de la UE.
A menos que alguien piense que un recorte del 20% en la educaci¨®n no va a tener consecuencias en el futuro de este pa¨ªs o que es posible mantener un gasto social m¨ªnimo, cuando el paro se sit¨²a por encima del 20%, el empleo es precario y el salario es tan insuficiente que no evita la pobreza, es evidente de qu¨¦ deben hablar los pol¨ªticos. Sin olvidar un debate fundamental, aunque parezca lejano: ?qu¨¦ iniciativas debe tener Europa en los pr¨®ximos a?os?
Repetir como papagayos lo que se defendi¨® el 20D no sirve porque el escenario ha cambiado, a peor, en estos cuatro meses. O si no ha cambiado, al menos s¨ª hemos sabido con mayor claridad como est¨¢n las cosas: el crecimiento econ¨®mico se desacelera, la Comisi¨®n ha anunciado que el Gobierno del PP no ha cumplido los objetivos y los ciudadanos han tenido constancia de que la corrupci¨®n es un problema estructural.
Para el 26 de junio sabremos tambi¨¦n el resultado del refer¨¦ndum brit¨¢nico y hasta qu¨¦ punto Europa se tambalea. Los laboristas de Corbyn, que vot¨® en su d¨ªa contra el Tratado de Lisboa, apoyan ahora que Gran Breta?a se quede en la UE, frente a una derecha m¨¢s propicia a la salida, porque creen que los d¨ªas del socialismo o la aut¨¦ntica socialdemocracia ¡°nacional¡± se han ido para siempre. Europa les vuelve a interesar, pero como imprescindible campo de lucha.
?Elecciones 26J sin est¨ªmulos? No lo parece.
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