?Es malo el ¡®fracking¡¯?
El autor explica que durante la ¨²ltima d¨¦cada se ha producido una evoluci¨®n y mejora en todas las fases y aspectos implicados en esta t¨¦cnica, pero cree que el riesgo cero "no existe"
El proceso denominado de forma generalista fracking es complejo y, como tal, hace que la pregunta del t¨ªtulo no deba contestarse de forma sencilla, y mucho menos tajante. ?Es malo volar, considerando que hay accidentes con v¨ªctimas, aunque en un porcentaje reducido? ?Son malos los medicamentos teniendo en cuenta que sus efectos secundarios pueden ser en ocasiones perjudiciales? Y, como ¨¦stas, numerosas preguntas no pueden contestarse de forma sencilla y tajante.
El fracking agrupa las actividades de extracci¨®n de hidrocarburos que se encuentran contenidos en la propia roca madre que, por la muy reducida o casi nula permeabilidad que tiene ¨¦sta, no han migrado a la roca almac¨¦n y, consecuentemente, no se pueden extraer mediante t¨¦cnicas convencionales sino a partir de la fracturaci¨®n hidr¨¢ulica a alta presi¨®n (estimulaci¨®n hidr¨¢ulica) desarrollada en una perforaci¨®n previamente realizada.
La propia t¨¦cnica de perforaci¨®n en s¨ª requiere intervenir en el subsuelo y, consecuentemente, alterarlo puntualmente. El hecho de realizar sondeos de captaci¨®n de agua subterr¨¢nea, de aguas minerales, de geotermia, de geotecnia y sondeos para aprovechamiento de recursos energ¨¦ticos nunca ha hecho preguntarse si es malo perforarlos.
Hay, no obstante, diferencias entre estos sondeos. En los realizados para desarrollar el proceso de fracking se llevan a cabo unas actuaciones que no se realizan en los otros y son precisamente las que conforman el proceso de estimulaci¨®n hidr¨¢ulica, una actividad que conlleva un riesgo que se ha ido reduciendo hasta el m¨ªnimo en la ¨²ltima d¨¦cada. El objetivo es acercarse al riesgo?cero, riesgo que se concentra en estas actuaciones:
La propia t¨¦cnica de perforaci¨®n en s¨ª requiere intervenir en el subsuelo y, consecuentemente, alterarlo puntualmente
a) Conocer c¨®mo es y c¨®mo se distribuye tanto la formaci¨®n objetivo en el subsuelo como las capas que tiene por encima, as¨ª como conocer la posici¨®n y desarrollo de las fracturas y los acu¨ªferos,
b) Realizar la perforaci¨®n y desarrollar la estimulaci¨®n hidr¨¢ulica dentro de los par¨¢metros garantistas de calidad,
c) Reducir el consumo de agua. Emplear aditivos que no sean perjudiciales tanto por composici¨®n como por concentraci¨®n. Optimizar la depuraci¨®n y gesti¨®n del fluido de retorno.
El primero de los objetivos se puede cumplir con ¨¦xito si se hacen los estudios geol¨®gicos, estructurales, geof¨ªsicos e hidrogeol¨®gicos necesarios para alcanzar el conocimiento preciso de las caracter¨ªsticas del subsuelo. Y esto se puede lograr: La tecnolog¨ªa de investigaci¨®n del subsuelo ha alcanzado un espectacular desarrollo que permite ofrecer im¨¢genes casi reales del subsuelo. Este conocimiento preciso del subsuelo permitir¨¢ determinar sectores viables y no viables para aplicar esta t¨¦cnica de fracking. Esto quiere decir, sencillamente, que si se hace una investigaci¨®n completa, de los resultados obtenidos se podr¨¢n determinar zonas aptas y no aptas para el fracking, lo que permitir¨¢ derivar que en una determinada zona el proceso puede ser malo, si no re¨²ne las suficientes garant¨ªas geol¨®gicas, o no tiene porqu¨¦ serlo, si las condiciones geol¨®gicas son garantistas de una estanqueidad y una impermeabilidad y un aislamiento de los acu¨ªferos.
La perforaci¨®n
Con respecto al proceso de perforaci¨®n, la tecnolog¨ªa propia del?fracking lleva desarroll¨¢ndose de forma m¨¢s parecida a la actual durante los ¨²ltimos 10 a?os, si bien es una derivaci¨®n de t¨¦cnicas muy similares que se llevan a cabo desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas y que ya se han practicado en m¨¢s de un mill¨®n de operaciones en sondeos: esto implica una combinaci¨®n de experiencia y desarrollo. Desde hace a?os ya hay tecnolog¨ªa para teledirigir la cabeza de perforaci¨®n en el subsuelo, su avance, su posici¨®n y orientaci¨®n, inspeccionar c¨®mo ha sido la finalizaci¨®n del pozo, controlar la cementaci¨®n de la tuber¨ªa y medir el aislamiento entre el terreno y el pozo. El desarrollo de la fracturaci¨®n en el subsuelo tambi¨¦n se puede controlar, registrar y modelizar con el fin de poder corregirla si fuera necesario. Tecnol¨®gicamente, por tanto, no deber¨ªa haber riesgos si se trabaja cumpliendo con las exigencias de las diferentes administraciones.
En la fase tercera se produce la inyecci¨®n de un fluido (agua, arena y aditivos) a mayor presi¨®n que la de rotura de la formaci¨®n para poder romper la roca y crear en ella una red de microfracturas capaces de liberar los hidrocarburos. Los vol¨²menes de agua as¨ª como la composici¨®n y proporciones de componentes a inyectar var¨ªan seg¨²n la naturaleza de las formaciones y el espesor del tramo a estimular. Un porcentaje variable del fluido inyectado, dependiendo de la formaci¨®n geol¨®gica de que se trate, se recupera (flowback). ?ste es otro de los puntos pol¨¦micos en la medida de que hay muchas discrepancias en los estudios realizados si bien en la mayor¨ªa de los casos la afecci¨®n al subsuelo s¨®lo deber¨ªa quedar en la zonas profundas y geol¨®gicamente asiladas.
Si se hace una investigaci¨®n completa, de los resultados obtenidos se podr¨¢n determinar zonas aptas y no aptas para el 'fracking'
Se trata de una actividad que, emparejada con el beneficio econ¨®mico, conlleva un riesgo, como la gran mayor¨ªa de las actividades que act¨²an sobre el terreno. Pero tambi¨¦n es cierto que durante la ¨²ltima d¨¦cada se ha producido una evoluci¨®n y mejora en todas las fases y en todos los aspectos implicados: perforaci¨®n y aislamiento del pozo, control de la fracturaci¨®n existente y generada, consumo de agua, aditivos, depuraci¨®n y gesti¨®n del agua de retorno. Trabajar s¨®lo en las zonas geol¨®gicamente aceptables, hacerlo con garant¨ªas y cumplir las exigencias har¨¢n que cada vez se est¨¦ m¨¢s cerca del riesgo?cero.
Enrique Aracil es doctor en Ciencias Geol¨®gicas y profesor asociado del Departamento de Geodin¨¢mica. Facultad de Ciencias Geol¨®gicas. Universidad Complutense de Madrid.
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