Una guerra de visados se cierne sobre el Atl¨¢ntico

Europa y EE?UU se enfrentan por un asunto potencialmente m¨¢s grave que el tratado comercial, el espionaje o el caso Google. Se trata del r¨¦gimen de visados que todav¨ªa impone Washington a cinco pa¨ªses comunitarios: Polonia, Rumania, Bulgaria, Croacia y Chipre. El resto de europeos (incluidos los no comunitarios del ¨¢rea Schengen, como los suizos) pueden viajar libremente a territorio estadounidense, pero cuando Bruselas exime a un pa¨ªs de visado para acceder a la UE, exige reciprocidad para sus m¨¢s de 500 millones de ciudadanos.

El caso incomoda a la Comisi¨®n, que no quiere asumir una decisi¨®n tan sensible como reinstaurar los visados para estadounidenses que se desplacen al viejo continente. As¨ª que en lugar de decretar la medida cuando correspond¨ªa, el pasado 12 de abril ¡ªen v¨ªsperas del viaje de Barack Obama a Europa¡ª, Bruselas se aferr¨® a la v¨ªa intermedia: evaluar el impacto antes de decidir.

El horizonte dibujado es devastador. Los norteamericanos ¡ªCanad¨¢ tambi¨¦n exige visados a Rumania y Bulgaria¡ª son los extranjeros que m¨¢s viajan a la UE. As¨ª que obligarlos a tramitar papeles para desplazarse reducir¨ªa el turismo al menos un 5%, con especial impacto en pa¨ªses como Espa?a, Francia, Alemania e Italia, seg¨²n un informe de la Comisi¨®n Europea. La medida complicar¨ªa la vida tambi¨¦n a los europeos con destino a Estados Unidos. Porque la Administraci¨®n norteamericana impondr¨ªa visado a todos, con un coste anual de unos 2.500 millones de euros adicionales para ciudadanos y empresas comunitarios.

Todo este panorama tan sombr¨ªo encierra una evidente llamada al pragmatismo. ?Por qu¨¦ no seguir dialogando con Norteam¨¦rica en lugar de adoptar una medida tan da?ina econ¨®mica y diplom¨¢ticamente como la reintroducci¨®n de visados? ¡°La reciprocidad absoluta continuar¨¢ entre las prioridades de nuestra relaci¨®n bilateral con estos pa¨ªses y buscaremos una salida equilibrada y justa¡±, ha expresado, casi resignado, el comisario europeo de Inmigraci¨®n, Dimitris Avramopoulos. Los 28 y el Parlamento Europeo tienen la palabra.