La promoci¨®n de la fidelidad y la abstinencia sexual no previene el VIH
El mayor plan de EE UU impulsado por el conservadurismo moral del antiguo presidente Bush no logra reducir el sida en ?frica
En 2004, el entonces presidente de EE UU, George W. Bush, lanz¨® el mayor plan hasta la fecha para frenar el avance del VIH en el ?frica subsahariana. Alimentado por la visi¨®n moral de los conservadores estadounidenses, un tercio de sus fondos deb¨ªa ir por ley a programas que promovieran la abstinencia sexual y la fidelidad. Una d¨¦cada y m¨¢s de 1.200 millones de euros despu¨¦s, estos programas de moralidad ni han cambiado las conductas sexuales ni frenado la expansi¨®n del sida como s¨ª han hecho los preservativos o el abaratamiento de los retrovirales.
Tras la siglas PEPFAR est¨¢ el Plan de Emergencia del Presidente para Mitigar el SIDA. Iniciado en 2004 por EE UU para combatir al VIH en ?frica, se ha extendido a 65 pa¨ªses. El plan busca luchar contra la enfermedad desde muchos frentes, desde la formaci¨®n de personal sanitario hasta facilitar el acceso a las pruebas de diagn¨®stico o los medicamentos. Una buena parte del dinero va a programas educativos. El ¨¦xito del plan es innegable: algunos informes dan la cifra de que ha salvado la vida a un mill¨®n de personas y permitido que otros siete millones tengan un tratamiento adecuado. Pero, ?podr¨ªa haber salvado a m¨¢s personas?
Imbuido por el conservadurismo moral de los republicanos de EE UU y la Administraci¨®n Bush, el presupuesto de PEPFAR especificaba que al menos un tercio de los fondos deb¨ªan ir a programas de abstinencia sexual y fidelidad a la pareja. En la pr¨¢ctica, estos programas consisten en charlas, reuniones e informaci¨®n en escuelas, institutos y centros comunitarios donde la idea central es que el sexo debe esperar al matrimonio y que, una vez casados, solo hay que tener relaciones con la pareja de siempre.
En mensajes como estos, PEPFAR lleg¨® a gastar unos 225 millones de euros en 2008. Tras la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, la parte moralizante del programa se rebaj¨®. A¨²n as¨ª, en 2013 (¨²ltimos datos disponibles), PEPFAR dedic¨® 40 millones de euros a estas campa?as.
EE UU ha dedicado 1.200 millones de euros a promover la abstinencia y la fidelidad en 65 pa¨ªses
Ahora un grupo de investigadores de la facultad de medicina de la Universidad de Stanford (EE UU) ha analizado el impacto real de estos programas morales. Para ello, aceptaron como punto de partida la validez de la posici¨®n conservadora: la abstinencia sexual y la fidelidad a la pareja frenan el contagio del VIH. Pero, ?son efectivos los programas para promover cambios en la conducta sexual y lograr esos dos objetivos?
"En conjunto, no hemos podido detectar ning¨²n beneficio de este programa para la poblaci¨®n", dice el investigador de Stanford y coautor de la investigaci¨®n, Nathan Lo. "No detectamos efecto alguno de los programas financiados por PEPFAR sobre el n¨²mero de parejas sexuales o sobre la edad de inicio de relaciones sexuales. Tampoco lo encontramos sobre la proporci¨®n de embarazos entre adolescentes", a?ade en una nota. Estos tres indicadores sirven como pruebas directas de la pr¨¢ctica real de la abstinencia y la fidelidad.
Lo que hicieron los investigadores fue tomar estos indicadores de casi medio mill¨®n de personas menores de 30 a?os y comparar entre los 14 pa¨ªses africanos que participan en los programas PEPFAR y otros 8 que no. Siguieron su evoluci¨®n desde 1998, mucho antes del inicio del plan, y hasta 2014. Controlaron adem¨¢s una serie de datos que podr¨ªan afectar a los indicadores, como la poblaci¨®n, el producto interior bruto, el porcentaje poblaci¨®n rural, la educaci¨®n o la prevalencia del VIH.
Como las campa?as morales se solapan a veces con otras medidas, como el reparto de preservativos o la educaci¨®n sobre los riesgos del VIH, los investigadores se detuvieron en las conductas sexuales de riesgo recogidas en el argumentario conservador: el grado de promiscuidad, medido como el n¨²mero de parejas sexuales en los ¨²ltimos 12 meses, la edad a la que se mantuvo la primera relaci¨®n o la ratio de embarazos juveniles. Lo siguiente fue ver si entre los j¨®venes de los pa¨ªses PEPFAR se hab¨ªa producido alg¨²n cambio en estas conductas.
Estas campa?as morales no han reducido el n¨²mero de parejas sexuales, los embarazos juveniles o retrasado la edad de la primera relaci¨®n
En cuanto al n¨²mero de parejas sexuales, ni entre las 345.000 mujeres ni los 132.000 hombres del estudio encontraron diferencias significativas en funci¨®n de que el pa¨ªs estuviera afiliado al PEPFAR. Los investigadores tampoco vieron cambios en la edad de la primera vez en los hombres. S¨ª encontraron que las mujeres de los pa¨ªses PEPFAR tienen su primera relaci¨®n unos cuatro meses m¨¢s tarde. Por ¨²ltimo, la ratio de embarazo juvenil de las 27.000 chicas del registro es igual en los dos grupos de pa¨ªses.
"Cambiar la conducta sexual no una tarea sencilla", recuerda Eran Bendavid, coautor senior del estudio, publicado en Health Affairs. "Se trata de decisiones muy personales. Cuando los individuos deciden sobre el sexo, raramente piensan en los anuncios que hayan podido ver o en el que lleg¨® al pueblo a decirles que deben esperar hasta estar casados. Los cambios en la conducta son algo m¨¢s complicados que eso", a?ade.
Donde s¨ª encontraron una fuerte correlaci¨®n fue entre la reducci¨®n de conductas sexuales de riegos y varios indicadores de desarrollo. Las poblaciones urbanas y los individuos de mayores ingresos tienden a incurrir menos en pr¨¢cticas de riesgo. En el caso de la mujer, cuanto mayor es su nivel de estudios, m¨¢s baja es la ratio de embarazo juvenil. Este estudio indica que es ah¨ª adonde deber¨ªa ir el dinero de los programas de abstinencia y fidelidad si de verdad se quiere rebajar los 1,3 millones de nuevos casos de VIH que se producen cada a?o en el ?frica subsahariana.
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