Traseros, l¨¢tex y lucecitas en la gala del Met
?rase una vez una dama muy poderosa que decidi¨® crear la fiesta m¨¢s importante del mundo de la moda
?rase una vez una dama muy poderosa que decidi¨® crear la fiesta m¨¢s importante del mundo de la moda. Conseguir una invitaci¨®n era tarea casi imposible. Y a las afortunadas que recib¨ªan el codiciado tarjet¨®n se les exig¨ªa superar una prueba: la del dress code. Este a?o con un reto complicado: la moda en la era de la tecnolog¨ªa. Y bellas y firmas de costura se emplearon a fondo para conseguir el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa bajo el lema Manus x Machina¡ Pero todo a su tiempo.
Como en a?os anteriores, la organizadora del evento, la c¨¦lebre editora del Vogue norteamericano, Anna Wintour, pas¨® ol¨ªmpicamente de su propio dress code. Fiel a su peinado bob y a la alta costura, recibi¨® elegant¨ªsima, dejando las extravagancias carnavalero-rob¨®tico para las dem¨¢s. Menci¨®n aparte merecer¨¢n los desastres de las cantantes, y el peligroso universo l¨¢tex, a los que dedicaremos sus correspondientes parrafitos un poco m¨¢s abajo; no corran, que es peor.
En la fiesta m¨¢s maravillosa de todas las fiestas, moda y tecnolog¨ªa no acabaron de encajar. Hubo intentos; como el lum¨ªnico modelo de Claire Danes, perfecto para la cabalgata nocturna de las princesas Disney. Y mucha inspiraci¨®n futurista y/o cinematogr¨¢fica: Battlestar Galactica, Metr¨®polis, incluso unas cincuenta sombras oscur¨ªsimas con Madonna. Trasero ¡ªvulgo culo¡ª pr¨¢cticamente al aire a sus cincuenta y tantos a?os que puede valerle un papelillo de estricta gobernanta en la pr¨®xima entrega.
Ausente de la gran noche Santa Rihanna de Todas las Extravagancias, quedaba Beyonc¨¦. Lleg¨® acompa?ada de su hermana Solange, y sin Jay Z; los rumores de, ejem, cornificaci¨®n y crisis, incendiaron Twitter a la misma velocidad que los memes del, ejem, dudoso modelete amarillo de la eterna aspirante a algo m¨¢s que hermana de. El vestido de Beyonc¨¦, enteramente de l¨¢tex, lo firmaba Givenchy, la misma casa que visti¨® a Audrey Hepburn, Grace Kelly o Jackie Kennedy en el pasado y lampedusiano siglo.
Salvo algunas honrosas y casi desconocidas excepciones, entre las invitadas se vio mucho cuadro, y no precisamente escoc¨¦s. Madonna, Nicole Kidman, e Irina Shayk, un cuadro. Incluso Prada fue un cuadro, con Katy Perry disfrazada de algo entre Los juegos del hambre y Los Caraconos. Si yo fuera Miuccia, ¡ªuna de las anfitrionas de la noche¡ª en plan reina de corazones, hoy rodaban cabezas por mucho segundo grado que busquemos a los looks.
Pero que Katy Perry, Lady Gaga, Rita Ora o Nicki Minaj se vistan de mamarrachas es tan poco noticioso como que un perro muerda a un hombre. Otra cosa es que Rania de Jordania combine tirabuzones con plumas: eso s¨ª que es el hombre muerde a perro de la moda. Quiz¨¢s es que el mal gusto es el nuevo buen gusto. Que solo compran costura las queridas de los millonarios rusos, y por eso Kim Kardashian West y su parentela son lo m¨¢s de lo m¨¢s. Pero ojo, porque la reina de la fiesta sigue siendo Anna Wintour, con manga larga y sin escote ni l¨¢tex, futurismos, o lucecitas. De alta costura, y de Chanel.
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