Turing y el robot impostor
?C¨®mo se puede distinguir a una persona real de un robot o un programa de ordenador que se expresa como un ser humano?
Puesto que el producto de las edades de las tres hijas de las que habl¨¢bamos la semana pasada es 36, y 36 = 1 x 2 x 2 x 3 x 3, tenemos ocho ternas posibles: 1-1-36, 1-2-18, 1-3-12, 1-4-9, 1-6-6, 2-2-9, 2-3-6, 3-3-4. Si al profesor le falta un dato, es que hay dos o m¨¢s de estas ternas que suman lo mismo. Efectivamente, las ternas 1-6-6 y 2-2-9 suman 13, y son las ¨²nicas que suman lo mismo, por lo que la soluci¨®n es 2-2-9, ya que en el otro caso no hay una hija mayor. La moraleja de este acertijo -todo un cl¨¢sico- es que a menudo nos fijamos en lo anecd¨®tico (el piano) y pasamos por alto lo m¨¢s relevante (hay una hija mayor); los prestidigitadores y los pol¨ªticos viven de eso.
En cuanto a la pregunta planteada entre par¨¦ntesis y como quien no quiere la cosa (?c¨®mo se puede distinguir una simulaci¨®n global -tipo Matrix- de la realidad?), cabr¨ªa desglosarla en dos: 1) Dando por supuesto que existe una realidad objetiva, ?se podr¨ªa construir una simulaci¨®n indistinguible de la realidad? 2) ?Hay alguna forma de demostrar que existe una realidad objetiva detr¨¢s de nuestras percepciones?
Y hablando de simulaciones, sin duda la m¨¢s inquietante es la simulaci¨®n de la conciencia. ¡°A m¨ª me conozco, en los dem¨¢s creo; esta contradicci¨®n me separa de todo¡±, dec¨ªa Kafka. ?C¨®mo podemos estar seguros de que nuestro interlocutor es un ser consciente? Si lo tenemos delante, hoy por hoy todav¨ªa no es posible enga?arnos (aunque Kafka no parec¨ªa muy seguro); pero por tel¨¦fono o en un breve intercambio de mensajes electr¨®nicos a veces cuesta distinguir a una persona real de una m¨¢quina (no tanto por la humanizaci¨®n de las m¨¢quinas como por la maquinizaci¨®n de las personas), y dentro de nada no ser¨¢ f¨¢cil saber si al otro lado de una l¨ªnea telef¨®nica o de una pantalla hay un ser humano o un programa inform¨¢tico.
El primero en plantearse seriamente esta cuesti¨®n fue el matem¨¢tico brit¨¢nico Alan Turing. En su ya cl¨¢sico art¨ªculo Computing Machinery and Intelligence, publicado en 1950 en la prestigiosa revista Mind, el autor propone lo que desde entonces se conoce como el test de Turing, que consiste en comparar las respuestas dadas por una persona y un programa de ordenador a una serie de preguntas planteadas por un interrogador humano que no sabe qui¨¦n es qui¨¦n (o qui¨¦n es qu¨¦, o qu¨¦ es qui¨¦n¡). Seg¨²n Turing, un interrogador m¨ªnimamente h¨¢bil distinguir¨¢ r¨¢pidamente entre el humano y la m¨¢quina. ?Y si no logra distinguirlos? Entonces, afirma Turing, es que la m¨¢quina es inteligente. ?Alguna objeci¨®n??
Humanos sinceros y androides mentirosos
Si los robots tienen alguna peculiaridad distintiva, como la de mentir siempre, es m¨¢s f¨¢cil identificarlos; veamos algunos ejemplos sencillos:
Visitas una estaci¨®n espacial en la que solo hay personas que siempre dicen la verdad y androides de aspecto totalmente humano que siempre mienten.
Entras en una sala en la que solo hay dos individuos, que se se?alan mutuamente y dicen al un¨ªsono: ¡°?l es un ser humano¡±.
Acto seguido entra otro individuo y dice: ¡°Yo soy como ellos dos¡±.
Entra otro m¨¢s y dice: ¡°Ahora en esta sala hay tres o cuatro humanos¡±.
?Qu¨¦ se puede deducir de estas afirmaciones?
Carlo Frabetti es escritor y matem¨¢tico, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado m¨¢s de 50 obras de divulgaci¨®n cient¨ªfica para adultos, ni?os y j¨®venes, entre ellos ¡®Maldita f¨ªsica¡¯, ¡®Malditas matem¨¢ticas¡¯ o ¡®El gran juego¡¯. Fue guionista de ¡®La bola de cristal¡¯
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