Asignatura pendiente

EN esta columna comienzo una colaboraci¨®n mensual con El Pa¨ªs Semanal?donde pretendo dar mi visi¨®n sobre los distintos temas que me interesan, m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito puramente deportivo. La de hoy tiene un especial significado. Este a?o es ol¨ªmpico y, dado que el deporte acaparar¨¢ todas las portadas, quiero aprovechar para hacer hincapi¨¦ en el impacto positivo que la educaci¨®n f¨ªsica tiene en el desarrollo de nuestros j¨®venes.

El pasado 6 de abril celebramos el D¨ªa Mundial de la Actividad F¨ªsica y me sorprende y preocupa la visi¨®n de los datos de la UE que estiman que un 80% de los alumnos en edad escolar realizan su actividad f¨ªsica exclusivamente en el centro educativo. Espa?a se encuentra entre los pa¨ªses que menor atenci¨®n horaria prestan a la educaci¨®n f¨ªsica como materia escolar y es adem¨¢s el tercer pa¨ªs europeo en cifras de obesidad infantil, por lo que estamos perjudicando el desarrollo integral de ni?os y adolescentes estando a la cola de Europa. Estos datos deber¨ªan hacer sonar las alarmas.

Las horas lectivas destinadas a esa asignatura demuestran que se percibe como menos relevante en comparaci¨®n con otras, una situaci¨®n especialmente llamativa en la educaci¨®n primaria. En esta etapa, el porcentaje total de horas lectivas para educaci¨®n f¨ªsica es un tercio del que se destina a la ense?anza de las lenguas y alrededor de la mitad del que se establece para las matem¨¢ticas. Para m¨ª se trata de un dato importante, ya que adem¨¢s la infancia est¨¢ sobreexpuesta a los avances tecnol¨®gicos que les llevan a pasar una gran cantidad de tiempo inm¨®viles delante de las pantallas de los m¨®viles, ordenadores, televisi¨®n¡­

Existen iniciativas que promueven una hora al d¨ªa de educaci¨®n f¨ªsica, como el programa Learning Readiness Physical Education (LRPE), impulsado por el profesor Paul Zientarski en el instituto Naperville Central de Chicago. En los 20 a?os que se lleva realizando este programa, los resultados han sido incre¨ªbles. No s¨®lo porque los estudiantes de ese instituto registran en la actualidad unas de las tasas m¨¢s bajas de obesidad infantil de Estados Unidos, sino porque adem¨¢s sus resultados acad¨¦micos se encuentran entre los mejores del mundo. Hay suficientes estudios que demuestran el impacto positivo de la actividad f¨ªsica en el desarrollo cognitivo.

Desde la Fundaci¨®n Gasol impulsamos iniciativas para que los ni?os y las ni?as sean m¨¢s activos, practiquen deporte y lleven una alimentaci¨®n m¨¢s equilibrada y saludable, elementos clave para luchar contra el sedentarismo y combatir los crecientes ¨ªndices de obesidad infantil. Todo ello dentro de un marco de actitud positiva ante el esfuerzo, el progreso personal, la cooperaci¨®n y la constancia.

La nuestra es una iniciativa con la que queremos enfatizar que los ni?os que son activos y practican alg¨²n deporte son socialmente m¨¢s participativos e integrados. Por si fuera poco, la actividad f¨ªsica en esas edades se asocia a efectos psicol¨®gicos beneficiosos como un mejor control de la ansiedad y la depresi¨®n.

Quiz¨¢ el mejor ejemplo de esfuerzo y disciplina a trav¨¦s de la actividad f¨ªsica lo encontremos en la organizaci¨®n de competiciones deportivas, que vivir¨¢n su m¨¢xima manifestaci¨®n con el sue?o ol¨ªmpico de R¨ªo de Janeiro este pr¨®ximo verano. Ser¨¢ un escenario abierto en el que a buen seguro se alcanzar¨¢n momentos cumbre de pasi¨®n, energ¨ªa y coraje. Los Juegos Ol¨ªmpicos son un maravilloso escaparate, pueden incitar a muchos ni?os a emprender una actividad f¨ªsica, pero s¨®lo una verdadera toma de conciencia y una pol¨ªtica p¨²blica ambiciosa pueden propiciar un cambio real y duradero.

Os animo a que reflexionemos sobre lo que somos capaces de conseguir si tratamos como prioridad la salud de nuestros j¨®venes, que son el futuro de nuestro pa¨ªs. Propong¨¢monos incorporar al horario lectivo m¨¢s actividad f¨ªsica, desarrollar actitudes proactivas hacia el deporte y motivar a ni?os y ni?as a participar en actividades de ocio saludable a lo largo de toda su vida.

Adultos, padres, educadores e instituciones tenemos la obligaci¨®n de preocuparnos por transmitir y desarrollar las capacidades y los valores a los m¨¢s j¨®venes, de tal forma que se enriquezcan sus vidas como estudiantes y, sobre todo, como personas que logren alcanzar su pleno potencial.