Cuidado con los momentos de la verdad
Cuidado cuando est¨¦s con alguien que est¨¦ atravesando un periodo delicado. Puede que sea un momento de la verdad y conforme t¨² act¨²es, ¨¦l o ella te lo recordar¨¢ durante mucho tiempo. Veamos un ejemplo.
Hace a?os realic¨¦ un estudio sobre el compromiso de los profesionales. Tuve la oportunidad de entrevistar a una persona que trabajaba en un banco. Hab¨ªa sido un buen trabajador, pero llevaba un tiempo ¡°decepcionado con la empresa¡±, como ¨¦l me dijo. En aquella entrevista me explic¨® el porqu¨¦: era director de una oficina bancaria y, un buen d¨ªa, entr¨® un ladr¨®n. Les amenaz¨® a los clientes y a los empleados y aunque no ocurri¨® nada grave, lo pas¨® realmente mal. Cuando llam¨® a su jefe para contarle lo ocurrido, lo primero que escuch¨® fue: ¡°?Cu¨¢nto se ha llevado? ?Lo sigue la polic¨ªa?¡±. Su jefe no pregunt¨® nada sobre ellos, si estaban bien, si les hab¨ªa pasado algo o c¨®mo estaban recuper¨¢ndose del susto. Sin duda, fue una metedura de pata, pero este profesional se lo tom¨® tan a pecho, que estaba realmente decepcionado. Y el motivo era porque para ¨¦l hab¨ªa sido un momento de la verdad.
Vivimos un momento de la verdad cuando estamos especialmente vulnerables y esperamos que el otro tenga una respuesta a la altura de nuestras circunstancias. Puede ser que estemos muy fastidiados con algo, una enfermedad, una ruptura o que hayamos pasado un d¨ªa muy aciago, y nuestro jefe, amigo o pareja nos diga algo realmente desafortunado. No ha de ser enfrentarnos a un ladr¨®n, como el caso del ejemplo. Pueden ser cosas menos importantes, pero que a nosotros se nos hagan un mundo. Son momentos muy sensibles y que adem¨¢s se nos pueden quedar grabados en la memoria por ¡°los siglos de los siglos¡±. As¨ª que veamos algunas claves para saber gestionarlos adecuadamente:
- Identifica los momentos de la verdad de quienes nos rodean. L¨®gicamente, necesitamos tener algo de empat¨ªa y ponernos en el lugar del otro. Un momento de la verdad, no es un periodo de tiempo. Es un momento puntual, de alta intensidad emocional, como un funeral, que nos cuente que se est¨¢ divorciando o que haya recibido una notificaci¨®n de Hacienda que le haya ca¨ªdo como una losa.
- Muestra afecto en un momento de la verdad. Lo que la otra persona espera es comprensi¨®n y apoyo, no exigencia. Por ello, es bueno dejar espacio a que el otro se exprese y nos cuente lo que le est¨¢ pasando hasta donde quiera explicar. En el caso del jefe del director de la oficina hubiera sido mejor si se hubiera interesado por c¨®mo estaban¡ y al final de la conversaci¨®n, muy al final, preguntar por el dinero. Por ello, si alguien est¨¢ en un momento de la verdad y necesitamos pedirle algo, es mejor posponerlo o dejarlo para el final de la di¨¢logo.
- Si has metido la pata, disc¨²lpate. Todos recordamos qu¨¦ est¨¢bamos haciendo cuando nos enteramos del 11S y del 11M. Motivo: la memoria emocional. Recordamos fuertemente las experiencias de alto impacto emocional. Pues bien, nuestros momentos de la verdad son experiencias que se quedan grabadas en la memoria sean positivas o no. Por ello, si no has sabido reconocer en el otro su momento de la verdad, es bueno una conversaci¨®n de disculpas. Al menos, le otorgas un reconocimiento de la situaci¨®n vivida.
- Y relativiza lo vivido. Y si eres t¨² quien has vivido un momento de la verdad y la otra persona no ha sabido estar a la altura de las circunstancias, relativ¨ªzalo. Todos somos humanos, nos equivocamos y quiz¨¢ andamos demasiado despistados con lo nuestro. La memoria es selectiva y de nosotros depende guardar un recuerdo m¨¢s amable o no.
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