?Ayuda el cigarrillo electr¨®nico a dejar de fumar?
M¨¦dicos brit¨¢nicos apoyan el uso de 'vapeadores', pero neum¨®logos espa?oles alertan de que se desconocen los riesgos a largo plazo
Los m¨¦dicos brit¨¢nicos han vuelto a reabrir la pol¨¦mica sobre el uso de los cigarrillos electr¨®nicos (e-cig) y sus eventuales beneficios para dejar de fumar. En su ¨²ltimo estudio, el Real Colegio de M¨¦dicos del Reino Unido apuesta por promover los vapeadores (como se conoce coloquialmente a estos cigarros que aspiran vapor de agua) como una alternativa al tabaco porque ¡°puede ayudar a los fumadores a abandonar el consumo¡±. Los neum¨®logos espa?oles, por su parte, contrarios a este m¨¦todo para abandonar el h¨¢bito, se mantienen en sus trece y alertan de la falta de evidencia cient¨ªfica sobre esta conclusi¨®n. En lo ¨²nico que coinciden unos y otros es en que los vapeadores no son inocuos (tambi¨¦n se inhalan elementos t¨®xicos) y, aunque menores que los del cigarro normal, tiene efectos adversos sobre la salud y todav¨ªa no se sabe a qu¨¦ nivel a largo plazo.
Sobre la mesa, de nuevo dos enfoques diferentes para abordar el problema del tabaquismo y el papel del cigarrillo electr¨®nico. Los brit¨¢nicos abogan por tratar el tema desde una perspectiva de reducci¨®n de da?os (si no pueden dejar de fumar, al menos, consumir algo que da?e menos o m¨¢s lento). Mientras, los estadounidenses, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y los neum¨®logos espa?oles apoyan la opci¨®n de la abstinencia y rechazan, por falta de evidencia cient¨ªfica, emplear los cigarrillos electr¨®nicos como una estrategia de salud p¨²blica para ayudar a dejar de fumar. Incluso la poblaci¨®n europea se muestra reacia a creer en las bonanzas del e-cig. Seg¨²n un estudio de la revista Tobacco Control, m¨¢s de la mitad de los europeos consideran que los cigarrillos electr¨®nicos son perjudiciales. En 2012, una de cada cuatro personas (poco m¨¢s de 27%) los ve¨ªa un riesgo para la salud, pero esta cifra hab¨ªa aumentado al 51,5% en 2014.
Para los m¨¦dicos brit¨¢nicos, de entre todo lo nocivo que puede llevar un cigarrillo de tabaco, la nicotina es lo menos malo. De hecho, pese a ser el elemento que genera la adicci¨®n al pitillo, no es un carcin¨®geno y, per se, no mata. Lo que s¨ª fulmina boca, faringe, pulmones y todo lo que se cruce a su paso es el humo del tabaco, el resultado de la combusti¨®n, el alquitr¨¢n y otros compuestos que s¨ª son t¨®xicos. As¨ª, apelando a la reducci¨®n de da?os, los m¨¦dicos del Reino Unido han revisado toda la literatura cient¨ªfica sobre el tema y han concluido, en la l¨ªnea de otro informe publicado por el servicio de Salud P¨²blica brit¨¢nico el pasado verano, que los vapeadores son efectivos para dejar de fumar y se confirman como ¡°una opci¨®n viable de reducci¨®n de da?os¡±. ¡°La experiencia hasta la fecha sugiere, como se predijo en principio, que la disponibilidad de cigarrillos electr¨®nicos ha sido beneficiosa para la salud p¨²blica¡±, se?ala el meta an¨¢lisis.
Esperando una regulaci¨®n
Las divergencias entre la comunidad cient¨ªfica afecta tambi¨¦n a la regulaci¨®n de los e-cig. Los detractores de los vapeadores se plantan en bloque a la espera de una evidencia cient¨ªfica. "Cuando demuestren que funcionan para dejar de fumar, estoy a favor de que se regule como un medicamento, con todas las garant¨ªas", apunta Jim¨¦nez. Mientras, concluye Camarelles, "que se regule como el tabaco".
En las filas de sus defensores, en cambio, hay m¨¢s disensiones internas. ¡°Nos gustar¨ªa que fuese un tratamiento regulado como un medicamento, aunque luego quien quiera pueda usarlo desde una perspectiva recreativa, pero ha de estar bajo controles sanitarios¡±, argumenta Szerman. Por su parte, Carmen Escrig, coordinadora internacional de la Organizaci¨®n de M¨¦dicos en Apoyo al Vapeo y los Cigarrillos Electr¨®nicos (MOVE) defiende que ¡°el mercado se desarrolle s¨®lo¡±. ¡°El mercado y el consumidor han de hacer su evoluci¨®n porque en una farmacia no se pueden vender todos los dispositivos que hay en el mercado¡±, apunta.
El Gobierno va con retraso en la puesta en marcha del Real Decreto que adecuar¨¢ la directiva europea que entr¨® en vigor este viernes. La norma comunitaria supone que las cajetillas de cigarrillos y envases de tabaco para liar tendr¨¢n que incluir advertencias sanitarias con fotos impactantes en color e informaci¨®n sobre los riesgos que ocupar¨¢n el 65 % de los envases. La directiva no proh¨ªbe los cigarrillos electr¨®nicos, pero introduce ciertos requisitos de seguridad y de calidad para los que contienen nicotina.
"Est¨¢ siendo un trabajo muy complejo, con la dificultad a?adida, en esta ¨²ltima etapa, de las limitaciones que tiene un Gobierno en funciones, ya que la trasposici¨®n requiere cambios legislativos que no se pueden abordar ahora", explicaron fuentes de Sanidad a Europa Press. El primer borrador del Ministerio de Sanidad sobre la trasposici¨®n de la norma europea permit¨ªa vender los e-cig en farmacias.
Los facultativos brit¨¢nicos alegan que, frente a otras terapias de sustituci¨®n de la nicotina, como parches, chicles o pastillas con este compuesto, ¡°los e-cig tienen la capacidad de sustituir m¨¢s las caracter¨ªsticas de los cigarrillos de tabaco¡±. Para ellos, ninguno de los otros tratamientos sustitutivos ¡°reproduce la r¨¢pida liberaci¨®n de altas dosis de nicotina alcanzados por la inhalaci¨®n de humo de tabaco y pocos fumadores lo encuentra agradable o satisfactorio¡±. El hecho de mover la mano hacia la boca, los rituales de comportamiento, el est¨ªmulo sensorial que produce la inhalaci¨®n o el sabor que deja el vapeo generan m¨¢s satisfacci¨®n para los fumadores.
El colegio profesional tambi¨¦n descarta que el uso de los vapeadores renormalice el acto de fumar o sea una puerta de entrada al tabaco para los m¨¢s j¨®venes, las dos grandes alertas que lanzan sus detractores. La Agencia Americana del Medicamento (FDA), sin embargo, prohibi¨® hace unas semanas la venta de cigarrillos electr¨®nicos a los menores de 18 a?os despu¨¦s de detectar un incremento del consumo en este colectivo. Seg¨²n la FDA, tres millones de estudiantes de Estados Unidos reconocieron haber usado vapeadores en el a?o 2015 (en 2014 lo hicieron 2,46 millones). El Gobierno estadounidense exigir¨¢ a las empresas que informen de todos los ingredientes que incluya el e-cig.
Aunque los brit¨¢nicos reconocen que ¡°el vapor de e-cig puede contener algunas de las toxinas presentes en el humo del tabaco¡±, justifican que ¡°los niveles son muchos m¨¢s bajos¡±. El colegio profesional admite que los efectos son ¡°desconocidos, pero es probable que sean muchos menos¡±. En concreto, avalan un estudio que asegura que el da?o para la salud del cigarrillo electr¨®nico es un 95% menor que el que provocan los pitillos tradicionales.
Para los detractores de este enfoque, que el e-cig sea menos malo que el tabaco tradicional no es suficiente. ¡°Todo tiene menos riesgo que fumar, pero esa no es la cuesti¨®n¡±, apunta ?ngela Mart¨ªnez Pic¨®, de la Sociedad Catalana de Atenci¨®n y Tratamiento al Consumo de Tabaco. ¡°Reducen m¨¢s el riesgo que fumar pero el efecto adverso es que impide el desh¨¢bito total¡±, apostilla. Los neum¨®logos espa?oles apoyan los tratamientos con nicotina, pero no el e-cig como veh¨ªculo para administrarla porque desconocen sus efectos a largo plazo. ¡°En el ¨¢mbito farmac¨¦utico hay medicamentos que se han demostrado eficaces, como los inhaladores de nicotina, y que no son t¨®xicos. Es innegable que es menos da?ino, pero en el vapor del e-cig hay sustancias t¨®xicas tambi¨¦n¡±, apunta el doctor Carlos Jim¨¦nez, director de investigaci¨®n del Tabaquismo de la Sociedad Espa?ola de neumon¨ªa y cirug¨ªa tor¨¢cica (SEPAR).
Dentro de la comunidad m¨¦dica espa?ola hay, no obstante, voces favorables al vapeador. ¡°En Espa?a se est¨¢ haciendo una campa?a moralista con la abstinencia en el punto de mira. Lo mismo sucedi¨® cuando se dio metadona a los pacientes adictos a la hero¨ªna, una medida que supuso un esc¨¢ndalo para los moralistas y ahora se ha visto que funciona. El tabaco es perjudicial , pero la nicotina podr¨ªa ser un tratamiento, lo que hay que saber es si el e-cig sirve para vehicularla y se est¨¢ desarrollando evidencia cient¨ªfica para probarlo¡±, sostiene el doctor N¨¦stor Szerman, de la Sociedad Espa?ola de Patolog¨ªa Dual. As¨ª, mientras Szerman apuesta por que ¡°haya una pol¨ªtica de salud p¨²blica que financie la nicotina dentro del sistema p¨²blico¡±, Francisco Camarelles, vicepresidente del Comit¨¦ Nacional para la Prevenci¨®n del Tabaquismo, sostiene que el cigarrillo electr¨®nico ¡°puede funcionar como un plan de reducci¨®n de da?os en casos individuales y concretos, pero no como una estrategia global de salud p¨²blica¡±.
La FDA prohibe la venta de cigarrillos electr¨®nicos a menores de 18 a?os despu¨¦s de detectar un incremento del consumo en este colectivo
Con todo, defensores y detractores de los vapeadores, acuden al mismo argumento para defender sus posturas: la falta de evidencia cient¨ªfica. La vertiente brit¨¢nica sostiene que no hay pruebas de que el e-cig sea muy da?ino a largo plazo y los que optan por la abstinencia como estrategia principal se?alan que ¡°no hay estudios concluyentes¡± sobre sus beneficios para dejar de fumar. Los espa?oles alegan, adem¨¢s, que los informes que sustentan la propuesta de los m¨¦dicos brit¨¢nicos tienen una base metodol¨®gica dudosa, no son completamente definitorios y algunos de sus autores presentaron conflicto de intereses. ¡°Tenemos reticencias metodol¨®gicas con respecto a algunos estudios, que son poblacionales, no controlados y no aleatorizados. Es fundamental que se haga un estudio amplio que cumpla con las caracter¨ªsticas del rigor cient¨ªfico¡±, apunta Jim¨¦nez.
El contexto brit¨¢nico, donde se desarrolla un f¨¦rreo control contra el tabaco con medidas muy disuasorias como la subida de precios o el coto a la publicidad, tambi¨¦n es determinante para entender la postura del colegio profesional, seg¨²n sus detractores. ¡°Utilizan datos de los brit¨¢nicos, obtenidos en su pa¨ªs. Presentan estudios hechos all¨ª respecto al impacto en la poblaci¨®n, pero es un pa¨ªs muy sensibilizado en el control del tabaquismo, con una realidad muy distinta de la de otros lugares¡±, apunta Jim¨¦nez. En el Reino Unido hay un 18% de fumadores, mientras que la prevalencia en Espa?a es del 25%.
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