Los males
?rase una vez un hombre que sale un viernes temprano de casa camino del Consejo de Ministros...
El titular de Justicia excusa a Miguel Arias Ca?ete por votar en Consejo de Ministros la amnist¨ªa fiscal a la que se acogieron su mujer, cu?ados y socios. Por esa misma incapacidad para predecir, el presidente del Gobierno exime de responsabilidades a su exministro, al que luego elev¨® a comisario europeo. Ser¨ªa bueno que los espa?oles se conformaran con estas explicaciones. Si hace falta, podemos transformarlas en un peque?o cuento para que sea m¨¢s f¨¢cil asimilar la lecci¨®n. ?rase una vez un hombre que sale un viernes temprano de casa camino del Consejo de Ministros. Ocupa una cartera y cuando llega al Consejo, saluda a sus compa?eros y ojea el orden del d¨ªa. Al llegar a la discusi¨®n sobre la aprobaci¨®n de una amnist¨ªa fiscal escucha a su compa?ero Crist¨®bal Montoro exponer las virtudes de tomar una medida as¨ª.
El ministro de Hacienda les recuerda el momento que vive una Espa?a en crisis, donde no hay dinero para pagar las cuentas p¨²blicas y las autoridades europeas presionan para que se recaude m¨¢s, se gaste menos y se recorten las inversiones p¨²blicas. Hay que aflorar dinero y una idea maravillosa es ofrecer a todos los ricos espa?oles que tienen cuentas opacas en el extranjero, en para¨ªsos fiscales o en lugares no declarados al fisco nacional, la posibilidad de traer ese dinero a su querida naci¨®n espa?ola. Para lograrlo se les ofrecer¨¢n dos ventajas. Tributar por ese dinero repatriado solo un 3% de intereses, un porcentaje rid¨ªculo si lo comparamos con las cargas que soportan los dem¨¢s espa?oles por las rentas de su trabajo, y una segunda ventaja, el anonimato absoluto. Nadie sabr¨¢ jam¨¢s que repatriaste ese dinero y que has estado enga?ando al fisco durante el tiempo que hayas mantenido tus caudales en cuentas no declaradas.
Todos los ministros reunidos, urgidos por una situaci¨®n de emergencia nacional y creyendo hacer un servicio a la patria, aprueban la medida y prosiguen con el Consejo de Ministros. Ese viernes, a la hora de la cena, el se?or Arias Ca?ete vuelve a casa fatigado y cena con su esposa y quiz¨¢ alg¨²n otro miembro de la familia Domecq. Cuando se ha llegado al postre y se disfruta de una copa, quiz¨¢ un vino dulce, vaya usted a saber, el ministro comenta a su mujer y familiares m¨¢s cercanos lo discutido en el Consejo de Ministros. Oye, piensan ellos, ser¨ªa fenomenal que aprovech¨¢ramos la ocasi¨®n para traer algo de nuestro dinero, ?no? Por suerte, al ministro le salvaguarda el acuerdo de separaci¨®n de bienes con su esposa. Pero olvid¨® suscribir el acuerdo de separaci¨®n de males.
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