La salud, emergencia global
El aumento de los problemas cr¨®nicos pone en peligro vidas, familias y econom¨ªas enteras
Lo que empuja a las personas y los Gobiernos a actuar suele ser una crisis, m¨¢s que un problema enquistado. Esta tendencia va a plantear graves problemas pol¨ªticos y econ¨®micos en materia de salud p¨²blica, tanto en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo como en los industrializados. Es natural buscar soluciones para enfermedades agudas y contagiosas como el ¨¦bola y el zika, pero existen amenazas contra la salud cr¨®nicas y no contagiosas que pueden afectar a muchas m¨¢s vidas, hacer caer Gobiernos y sacudir los mercados, aunque ocupen menos titulares. Y las autoridades mundiales no est¨¢n actuando con la rapidez ni la eficacia necesarias.
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El aumento de los problemas cr¨®nicos de salud pone en peligro vidas, familias y econom¨ªas enteras. Un informe reciente de la C¨¢mara de Comercio de Estados Unidos calcula que ¡°el coste para la productividad [de las enfermedades no transmisibles] es alto en todos los pa¨ªses examinados (una media del 6,5% del PIB), y se prev¨¦ un incremento en casi todos¡±. Se refiere a los trabajadores que faltan porque est¨¢n enfermos, trabajan sin estar a pleno rendimiento o tienen que jubilarse prematuramente por problemas de salud.
Aun as¨ª, los Gobiernos y las organizaciones internacionales de salud suelen dedicar su atenci¨®n y sus recursos a enfermedades agudas y contagiosas como el zika, que asustan y son noticia, sobre todo cuando empiezan a afectar a los pa¨ªses ricos. Pero los problemas cr¨®nicos y asociados al estilo de vida, como la diabetes, las enfermedades coronarias, la hipertensi¨®n y el c¨¢ncer, tienen una repercusi¨®n mucho m¨¢s profunda y duradera en la salud f¨ªsica y econ¨®mica de un pa¨ªs. Al no haber una crisis ni inter¨¦s medi¨¢tico, se ocupan menos de ellos. Y los enormes recortes presupuestarios en la OMS no ayudan.
Como es l¨®gico, los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo ser¨¢n los que m¨¢s sufran las consecuencias pol¨ªticas y econ¨®micas del aumento de enfermedades no transmisibles. Cuando su poblaci¨®n sale de la pobreza, cambia su dieta y su estilo de vida y envejece, empieza a desarrollar las enfermedades cr¨®nicas del mundo desarrollado. La diabetes, por ejemplo, empieza a preocupar m¨¢s que la malaria.
Sin embargo, los costes de las pol¨ªticas sanitarias hacen que sea muy arriesgado introducir cambios. Son pa¨ªses en los que la gente gasta en medicina casi tanto como en alimentos. Se calcula que, cada a?o, el gasto sanitario hace que 150 millones de personas vuelvan a caer en la pobreza.
Problemas como la diabetes, las enfermedades coronarias, la hipertensi¨®n y el c¨¢ncer tienen una repercusi¨®n mucho m¨¢s profunda la salud f¨ªsica y econ¨®mica de un pa¨ªs
Los Gobiernos deben empezar a tomar medidas. Construir infraestructuras sanitarias cuesta tiempo. En el pr¨®ximo decenio, a medida que los ciudadanos salgan de la pobreza, las clases medias crezcan y aumenten las expectativas de mejores servicios, los Gobiernos que est¨¦n retrasados en la creaci¨®n de una buena red sanitaria se arriesgar¨¢n a la inestabilidad.
Por ejemplo, en Brasil, que ya cuenta con una clase media inquieta, se ha hecho poco para mejorar la sanidad desde el Gobierno de Cardoso, en los a?os noventa, aparte de importar a m¨¦dicos cubanos. En Arabia Saud¨ª, las medidas de austeridad para contrarrestar la bajada de los precios del petr¨®leo dificultar¨¢n el papel tradicional del Gobierno como proveedor de valiosos servicios a su gente.
Turqu¨ªa es una excepci¨®n. El presidente Erdogan y el partido AKP han establecido un programa de salud bien pensado y dotado. Por su parte, China es consciente de la necesidad de asignar recursos a mejorar las infraestructuras m¨¦dicas y la asistencia sanitaria para m¨¢s gente. El Gobierno de Xi Jinping se toma la reforma sanitaria en serio, pero, hasta ahora, casi todas sus medidas se han centrado en el acceso a los medicamentos y la rebaja de costes para los consumidores, m¨¢s que en ampliar la cobertura y abordar el aumento de las enfermedades cr¨®nicas.
Existen algunos motivos para el optimismo. Incluso los Gobiernos que no invierten lo suficiente en la formaci¨®n de m¨¦dicos y la construcci¨®n de hospitales y residencias s¨ª est¨¢n ocup¨¢ndose de mejorar la calidad del aire, el agua y el tratamiento de residuos, y eso mejorar¨¢ la salud de la poblaci¨®n, aunque sea de forma indirecta. Pero esos cambios no bastan para satisfacer la demanda creciente, en muchos pa¨ªses, de una red social sanitaria hasta ahora inexistente.
Los Gobiernos no suelen actuar hasta que no se sienten obligados a hacerlo. Pero el aumento de los problemas cr¨®nicos de salud en los pa¨ªses en desarrollo es una tormenta que ya asoma en el horizonte.
Ian Bremmer es presidente de Eurasia Group, la consultora de riesgos pol¨ªticos globales. @ianbremmer.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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