Shakespeare, la invenci¨®n del mito
Las dudas sobre la vida del supuesto bardo de Stratford comenzaron en 1785 y siguen sin resolverse
Durante las ¨²ltimas semanas he le¨ªdo numerosos art¨ªculos de prensa sobre Miguel de Cervantes y William Shakespeare, en torno a la conmemoraci¨®n del cuarto centenario del aniversario de la muerte de ambos. Sobre el manco de Lepanto sigo descubriendo novedades y curiosidades. Pero sobre el bardo de Stratford solo he encontrado t¨®picos y muy poco rigor. Cuando nos referimos a Shakespeare conviene indagar m¨¢s all¨¢ del mito y del negocio creado tras ese confuso nombre. Es llamativo el hecho de que en esos art¨ªculos no se menciona la controversia sobre la autor¨ªa de las obras teniendo en cuenta que desde que Delia Bacon publicara The Philosophy of Shakespeare?s Plays Unfoles en 1857, la pol¨¦mica no ha cesado en medios acad¨¦micos y art¨ªsticos. Los llamados ¡°stratfordianos¡± son todos aquellos defensores de la versi¨®n oficial seg¨²n la cual Shakespeare ser¨ªa el autor de todas las obras que se le atribuyen. Pero hay otras teor¨ªas.
He le¨ªdo en alg¨²n peri¨®dico afirmaciones tan categ¨®ricas como que William Shakespeare aprendi¨® lat¨ªn en la Grammar School de Stratford-Upon-Avon, dato poco veros¨ªmil teniendo en cuenta que los stratfordianos m¨¢s recalcitrantes como Jonathan Bate, Stephen Greenblatt, Anthony Holden o el incansable Harold Bloom reconocen que no hay prueba alguna de que un tal William Shakespeare estudiara en una de esas escuelas primarias. Lo que s¨ª sabemos es que Christopher Marlowe aprendi¨® griego y lat¨ªn en la Universidad de Cambridge y que fue ¨¦l quien tradujo a Ovidio y a Lucano, familiariz¨¢ndose as¨ª con el g¨¦nero ¨¦pico. Con la Farsalia de Lucano, Marlowe estudi¨® a fondo el decas¨ªlabo blanco y pronto se convirti¨® en el m¨¢ximo exponente del decas¨ªlabo y¨¢mbico sin rima, el mismo estilo que supuestamente emplear¨ªa algunos a?os m¨¢s tarde William Shakespeare. Cuando los periodistas citan esa famosa frase de Ben Johnson en la que afirma que Shakespeare ¡°sab¨ªa poco lat¨ªn y menos griego¡± no parecen entender que Johnson ironizaba sobre las cualidades po¨¦ticas de ¨¦ste. Desde 1925 sabemos gracias al investigador canadiense John Leslie Hotson que Christopher Marlowe no era solamente un brillante estudiante de Teolog¨ªa de la Universidad de Cambridge becado por m¨¦ritos propios. Hotson descubri¨® en el archivo municipal de Londres el informe forense y la identidad de Ingram Frizer, supuesto asesino de Marlowe. Los documentos all¨ª hallados revelaron que tanto Marlowe como Frizer trabajaban como esp¨ªas de la reina Isabel, pero esto no parece interesar a casi nadie.
Despoj¨¢ndonos por un momento de toda clase de especulaciones, podr¨ªamos preguntarnos sin maldad por qu¨¦ sabemos mucho m¨¢s sobre el propio Ben Johnson, Marlowe, Thomas Nashe o Thomas Kyd que sobre el gran Shakespeare. Las dudas razonables sobre el supuesto bardo de Stratford comenzaron en 1785, pero esa es una larga historia. Lo que nadie puede ignorar a estas alturas es la Declaraci¨®n de Duda Razonable firmada en 2007 por acad¨¦micos como William Leahy y por actores tan relevantes como Derek Jacobi, Mark Rylance o Jeremy Irons. Los firmantes no se ponen de acuerdo sobre la autor¨ªa de las obras atribuidas a Shakespeare pero coinciden en lo fundamental: nada hace pensar que este escribi¨® Hamlet. De todas las afirmaciones que he descubierto sobre el tema, quiz¨¢ la m¨¢s interesante de todas es la de Giles Milton, quien afirma que no existe ning¨²n poema, ninguna obra, ninguna carta escrita del propio pu?o de Shakespeare. Como decimos, solo tenemos seis firmas de trazo poco firme, todas con una graf¨ªa diferente, escritas por la propia mano de ¡°Shaks-speare¡±. En ellas aparecen cuatro graf¨ªas distintas y ninguna de ellas incluye la ¡°e¡± en ¡°Shake¡±. Su nombre tampoco figura en las primeras seis de sus obras impresas. Paul Edmonson ¨Cquien tambi¨¦n es stratfordiano¨C afirma que solamente hay tres documentos que prueban la existencia de William Shakespeare ya que fue bautizado el 26 de abril de 1564 en Stratford-Upon-Avon, Warwickshire, y muri¨® all¨ª mismo el 23 de abril de 1616, seg¨²n indica la partida de defunci¨®n. El otro documento del que tenemos constancia hace referencia a su matrimonio con una mujer algo mayor que ¨¦l, llamada Anne Hattaway, en 1582.
Los firmantes de la Declaraci¨®n de Duda Razonable consideran que nada hace pensar que escribi¨® ¡®Hamlet¡¯
Resulta sorprendente que en los art¨ªculos encontrados durante estas semanas, los periodistas citan solamente a los estudiosos stratfordianos como Bate o Bloom pero solo parcialmente, ignorando de paso a los partidarios de la teor¨ªa marlowiana como Calvin Hoffman, Daryl Pinksen o Isabel Gort¨¢zar. Jonathan Bate acepta que Calvin Hoffman est¨¢ en lo cierto cuando advierte una coincidencia entre el supuesto homicidio de Marlowe y la entrada en el Stationer's Register de Venus y Adonis, que seg¨²n Bate se produjo el 18 de abril de 1593, semanas antes de la desaparici¨®n de Marlowe. Para Bate esa fecha echar¨ªa por tierra las teor¨ªas de Hoffman, quien sin embargo asegura que el citado poema se public¨® de forma an¨®nima. El nombre de William Shakespeare apareci¨® al final con una dedicatoria no autorizada para el Conde de Southampton que no qued¨® impresa en la portada del libro.
Todos estos stratfordianos desprecian a Marlowe como autor pero reconocen una y otra vez que sin el poeta de Canterbury no existir¨ªan los textos atribuidos a Shakespeare. Concretamente, Stephen Greenblatt afirma que si Marlowe no hubiese existido, las obras de Shakespeare hubieran sido muy diferentes. Y es que Shakespeare plagiaba l¨ªneas de Marlowe constantemente y la firma de Shaks-peare m¨¢s bien parece un alias. Isabel Gort¨¢zar se preguntaba c¨®mo pudo Shakespeare crear un vocabulario de m¨¢s de veinte mil vocablos salvo que supiera griego, lat¨ªn, espa?ol, franc¨¦s, italiano y probablemente hebreo, adem¨¢s de ingl¨¦s.
Curiosamente, cuando hablamos de los ¡°a?os perdidos¡± de Shakespeare -per¨ªodo que va desde febrero de 1585 hasta su supuesta llegada a Londres, en septiembre de 1593 y, por lo tanto, poco despu¨¦s de la muerte oficial de Marlowe¨C nadie se haga preguntas sobre esa ¨¦poca. Hemos aceptado que, aunque no sepamos absolutamente nada de ning¨²n William Shakespeare durante esos ocho a?os y medio, el denominado bardo de Stratford estuvo dando tumbos por el mundo sin escribir ni una sola palabra. Cronol¨®gicamente, Shakespeare pudo copiar a Marlowe, tal y como sugieren los detractores de la teor¨ªa marlowiana. Sin embargo, hay otro dato relevante que pocas veces se menciona; ninguna de las obras atribuidas a Christopher Marlowe se imprimi¨® antes del a?o 1621, cuando William Shakespeare ya llevaba cinco a?os muerto.
Jon Viar es cineasta, director de escena y doctorando en estudios teatrales por la Universidad Complutense de Madrid. En 2014 adapt¨® y dirigi¨® Dido, reina de Cartago, la primera obra escrita por Christopher Marlowe.
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