?Fracaso escolar? No culpen a los genes

No, este art¨ªculo no es sobre los ¡°genes de la educaci¨®n¡±. El jefe de la investigaci¨®n, Daniel Benjamin, nos proh¨ªbe de forma expl¨ªcita presentar as¨ª sus datos y, siendo el principal responsable del descubrimiento de 74 genes que afectan al logro educativo (y a su rec¨ªproco, el fracaso escolar), lo mejor ser¨¢ que le hagamos caso. No es que Benjamin dude de sus datos: es que sabe que, pese a que son s¨®lidos, solo explican una m¨ªnima parte de la permanencia o el abandono de los estudios. Lo m¨¢s importante sigue siendo el entorno.

El estudio es una exhibici¨®n de fuerza de la gen¨®mica contempor¨¢nea. El rendimiento educativo se mide por un par¨¢metro cl¨¢sico: el n¨²mero de a?os de escolarizaci¨®n completados por casi 300.000 personas (293.723, para ser exactos; el promedio de toda la muestra es de 14,3 a?os de escolarizaci¨®n). Los voluntarios provienen de 15 pa¨ªses, pero todos ellos son de ascendencia europea. Los genomas de todas esas personas se examinan despu¨¦s para 9,3 millones de snips (single nucleotide polymorphisms, o variaciones en una sola letra del ADN).

Lo dem¨¢s son matem¨¢ticas, destinadas a encontrar correlaciones entre rendimiento educativo y variaciones gen¨¦ticas. De ah¨ª salen las 74 variaciones gen¨¦ticas que est¨¢n asociadas de manera significativa con el n¨²mero de a?os de escolarizaci¨®n completados. Han intervenido 253 cient¨ªficos de Australia, Dinamarca, Estonia, Islandia, Holanda y Estados Unidos, coordinados por Benjamin, de la Universidad de Southern California en Los ?ngeles. Presentan su macroestudio hoy en Nature.

¡°El rendimiento educativo viene influido por los genes y el entorno¡±, explica Bejamin. ¡°Las variantes gen¨¦ticas que hemos encontrado solo dan cuenta de una peque?a fracci¨®n de las diferencias entre individuos en educaci¨®n¡±. Por ejemplo, incluso la variante con mayor efecto de las 74 solo explica nueve semanas de permanencia en la escuela. Recordemos que el promedio de permanencia en toda la muestra es de 14 a?os.

El asunto no tiene un inter¨¦s exclusivamente acad¨¦mico. En 2011, el Instituto de Estudios Econ¨®micos de la CEOE, la patronal espa?ola, present¨® una propuesta de reforma educativa que declaraba que ¡°la herencia gen¨¦tica tiene una importancia sustantiva en el rendimiento escolar de los hijos, equivalente o algo superior a la del origen socioecon¨®mico¡±. Era uno de los argumentos para desaconsejar un incremento en el gasto educativo. El presidente de la patronal, Juan Rosell, reconoci¨® entonces que el argumento era ¡°pol¨ªticamente incorrecto¡±. Por lo que vemos ahora, tambi¨¦n parece ser matem¨¢ticamente incorrecto.

Han intervenido 253 cient¨ªficos de Australia, Dinamarca, Estonia, Islandia, Holanda y Estados Unidos

¡°Que los efectos de las variantes gen¨¦ticas individuales sean muy peque?os es en s¨ª mismo un hallazgo importante¡±, dice Benjamin. ¡°Significa que las interpretaciones simplistas de nuestros resultados, como llamarlos ¡®genes de la educaci¨®n¡¯, son completamente enga?osos; al mismo tiempo, y pese al peque?o efecto de las variantes gen¨¦ticas individuales, los datos son ¨²tiles porque podemos aprender mucho del estudio de los efectos combinados de las variantes gen¨¦ticas en su conjunto¡±.

Las bases de datos gen¨®micas permiten descubrir tambi¨¦n los procesos biol¨®gicos implicados en cada snip, o variante de una sola letra en el ADN. Y en el caso de las 74 variantes de este estudio, tienen todo el sentido: la proliferaci¨®n de las c¨¦lulas madre precursoras de las neuronas, la migraci¨®n de las neuronas reci¨¦n formadas a una u otra capa del c¨®rtex cerebral (tiene seis capas), la proyecci¨®n de los axones a sus dianas en otras neuronas, la forma en que brotan las dendritas de cada c¨¦lula y la plasticidad de las sinapsis, o conexiones entre neuronas. Es decir, los procesos b¨¢sicos de la construcci¨®n de un cerebro, y sobre todo en el periodo prenatal.

Son datos valiosos para la ciencia. No tanto para las patronales.