Coliseo
Que se siga justificando en el nombre del arte lo que a ojos de cualquier persona ajena es un reducto del circo romano demuestra hasta qu¨¦ punto es in¨²til argumentar
Vota sobre los toros
Mientras que mi compa?ero de p¨¢gina El Roto exclamaba en su vi?eta de hace dos d¨ªas sobre el dibujo de un toro acribillado a espadazos y envuelto en sangre: ¡°?Ustedes comprender¨¢n que esto ya no puede ser!¡±, en la p¨¢gina de Toros el responsable de la secci¨®n en este peri¨®dico se lamentaba de que ¡°la crema de la noviller¨ªa (¡), en la que est¨¢n depositadas las esperanzas para el futuro¡±, hubiese defraudado las expectativas de los aficionados madrile?os en su presentaci¨®n oficial en la plaza de toros de Las Ventas, el primer coliseo del mundo en el altisonante y barroco lenguaje taurino ?A qui¨¦n hacer caso, pues? Si este peri¨®dico que pasa por ser responsable y serio, defensor de la libertad de expresi¨®n y de las libertades y los derechos en general, le pone una vela a Dios y otra al diablo y acoge en ¨¦l las dos posturas extremas, la de quienes exigen la abolici¨®n de una tradici¨®n salvaje y la de los que la reivindican como la fiesta espa?ola por antonomasia, am¨¦n de como manifestaci¨®n art¨ªstica, c¨®mo saber qui¨¦n tiene raz¨®n en esta disputa que a?o tras a?o se recrudece por esta ¨¦poca coincidiendo con la Feria de San Isidro de Madrid. Vicent ya ha escrito su art¨ªculo y como ¨¦l otra mucha gente, a favor y en contra.
Que a estas alturas de nuestra historia haya que argumentar a¨²n, a favor o en contra, de algo que es manifiestamente un anacronismo y una barbarie prehist¨®rica indica hasta qu¨¦ punto la sociedad espa?ola est¨¢ enferma, como lo estuvo en tiempos la romana, cuando en el Coliseo se disputaban enfrentamientos de gladiadores y animales en festines sangrientos que ahora los gu¨ªas relatan a los espantados turistas mientras lo visitan. No pasar¨¢ mucho tiempo para que pase lo mismo con nuestras plazas de toros, pero hasta que eso suceda tendremos que soportar todav¨ªa la sangrienta carnicer¨ªa te?ida del rojo y gualda nacional y, a¨²n peor, las encendidas defensas de los partidarios de su conservaci¨®n. Que en el siglo XXI se siga justificando a¨²n en el nombre del arte y de la tradici¨®n lo que a ojos de cualquier persona ajena es un reducto del circo romano demuestra hasta qu¨¦ punto es in¨²til argumentar en un tema que despierta las m¨¢s encendidas pasiones. Por parte de los aficionados taurinos porque consideran cualquier argumento en contra de su afici¨®n como una agresi¨®n personal, o a la patria, que es peor, y por parte de los que la rechazan porque se encuentran con que sus argumentos se muestran inocuos, pues rebotan contra conceptos et¨¦reos como la tradici¨®n o el duende. Y porque, como dijo D¨¹rrenmmat, lo evidente es dif¨ªcil de demostrar.
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