Ser 'mod' es como padecer asma
Esa subcultura que impulsaron Pete Townshend y Paul Weller vive en continuo 'revivalismo'
Ser mod es como padecer asma. Se hiperventila ante cualquier est¨ªmulo, se lleva un elegante accesorio de formas aerodin¨¢micas (sea Ventol¨ªn o Vespa), se vuelve uno individualista y algo reservado. Pero, sobre todo, esta es una dolencia que o se cura pasada la adolescencia o se vuelve cr¨®nica.
Pongamos un ejemplo de dos generaciones atrapadas en una misma fotograf¨ªa. Pete Townshend, l¨ªder de The Who, y Paul Weller, de The Jam, posan delante del Marquee Club londinense. El primero parece que ha llegado tarde a la cita tras haber alargado demasiado la siesta. El segundo, impecable con su peinado abombado, camisa de lunares, americana¡ Los une una adolescencia de mitos similares y unos calcetines blancos. Townshend, ese tipo que, harto de cuidar su imagen, se enfund¨® un mono de trabajo en sus conciertos, parece exhausto tras tanto mimar su aspecto durante a?os de mascota del movimiento. Weller a¨²n no lo sabe, pero en 2016 seguir¨¢ gastando el peinado que podr¨ªa llevar su prima.
La imagen data de 1980, cuando reverdecieron los laureles de esta subcultura en la que se enrolaban j¨®venes de clase obrera que optaban por un consumo estilizado para diferenciarse del resto de hijos de vecino. Desde 1978 se intu¨ªa una brisa de revisi¨®n de lo mod. S¨®lo hab¨ªan pasado unos 15 a?os desde el c¨¦nit de la primera gran explosi¨®n, as¨ª que las prendas de la anterior generaci¨®n a¨²n no ol¨ªan demasiado naftal¨ªnicas en las tiendas de beneficencia y en los mercadillos. Cuando Thatcher a¨²n era un p¨¢lpito o una premonici¨®n, empezaron a abundar chicos con boot blazers, desert boots, camisas Ben Sherman y parcas, muchas parcas. Muchas parcas verdes que se convertir¨ªan en una gran marea verde cuando, en 1979, se estren¨® la pel¨ªcula Quadrophenia.
Todo explot¨® gracias a ese filme y a la cruzada emprendida por Weller y The Jam. Y as¨ª fue c¨®mo un movimiento futurista se sinti¨® c¨®modo desde cierta nostalgia revisionista. Todo es fascinante y fresco y, sobre todo, nuevo y ¨²nico para quien lo vive por primera vez. As¨ª que durante una fiebre que dur¨® especialmente tres a?os muchos adolescentes se afiliaron con la misma pasi¨®n incondicional que hab¨ªa guiado a los pioneros.
Algunos mods m¨¢s genuinos e inquietos se escoraron hacia el acid o lo casual y otros se convirtieron en estilistas m¨¢s pendientes de preservar el mito original. Algunos renegaron o fueron expulsados de la tribu y otros se convirtieron en los guardianes del discurso puro. Reiteramos: ser mod es un poco como tener asma. Entre otras cosas porque, aun habi¨¦ndola superado, quien la ha tenido alguna vez sabe reconocer a otro que la ha padecido en cuanto abre la boca o echa a andar.
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