Decisiones templadas
La moderaci¨®n de Bruselas debe seguir con una negociaci¨®n sobre el d¨¦ficit
Bruselas ha optado por la templanza con dos decisiones coherentes, que muchos atribuyen al presidente de la Comisi¨®n Jean-Claude Juncker. Una de ellas es retrasar la sanci¨®n a Espa?a por incumplimiento del objetivo de d¨¦ficit hasta despu¨¦s de las elecciones de junio. Con independencia de qu¨¦ fuerzas pol¨ªticas est¨¦n a favor o en contra de una sanci¨®n inmediata, lo m¨¢s razonable es esperar a que en Espa?a est¨¦ formado un Gobierno para que exista un interlocutor que no s¨®lo tome nota del correctivo, sino que est¨¦ en disposici¨®n de actuar presupuestariamente en consecuencia.
La moderaci¨®n europea no carece de m¨¦rito. La Comisi¨®n ha retrasado la sanci¨®n a sabiendas de que, mientras el Gobierno espa?ol ped¨ªa clemencia en Bruselas, invocando todos los esfuerzos de ajuste aplicados durante cuatro a?os, el presidente en funciones, Mariano Rajoy, declaraba p¨²blicamente que si llega a formar Gobierno volver¨¢ a bajar los impuestos.
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El ejecutivo parece sordo a la evidencia de que en 2014 y 2015 no hab¨ªa margen para bajar el IRPF; lo hizo a pesar de todo, y provoc¨® la irritaci¨®n de las autoridades europeas que ya sab¨ªan entonces de las dificultades insalvables para cumplir el d¨¦ficit. Ahora, Rajoy vuelve a repetir la jugada de hacer lo contrario de lo que se dice o decir lo contrario de lo que se hace. Le cuesta caer en la cuenta de que, por motivos como ¨¦stos, las autoridades europeas pierden la confianza en la gesti¨®n de los gobiernos.
Al mismo tiempo que aplazaba la sanci¨®n ¡ªuna medida tambi¨¦n aplicada a Portugal¡ª Bruselas advert¨ªa que Espa?a tiene que hacer un ajuste de 8.000 millones en 2016 y 2017. Sin entrar en una discusi¨®n a fondo sobre la cuant¨ªa propuesta, ser¨ªa oportuno que el ajuste presupuestario de los pr¨®ximos dos a?os formara parte de una negociaci¨®n m¨¢s amplia de Bruselas y el pr¨®ximo Gobierno espa?ol que surja de las urnas. De la misma manera que resulta irracional bajar los impuestos porque s¨ª o porque se ganan votos, sin tener un proyecto a corto y medio plazo sobre inversi¨®n, gasto corriente y gasto social, resulta il¨®gico imponer una continuidad tal cual del calendario de d¨¦ficit solamente porque ese calendario existe, sin considerar el papel del gasto y la inversi¨®n p¨²blica en la reactivaci¨®n de la econom¨ªa.
Hace bien Bruselas en repetir que Espa?a necesita un ajuste adicional, porque de esta forma se arma de razones ante una futura negociaci¨®n; pero har¨ªa mal en imponer el ajuste caiga quien caiga. El problema principal del euro no es el incumplimiento de Espa?a ¡ªrepetidamente jaleada como el alumno ejemplar de Europa por los mismos que ahora quieren imponer la multa a toda costa¡ª sino la evidente disfunci¨®n en origen de una moneda en la cual todos los pa¨ªses que la componen siguen con irritante docilidad y falta de provecho el principio de austeridad a ultranza. Alemania lleva a?os haciendo o¨ªdos sordos a la recomendaci¨®n de instituciones reputadas (como el Fondo Monetario Internacional) para que transforme su super¨¢vit en inversi¨®n. Sus ahorros no aprovechan a nadie, ni siquiera a la propia Alemania. Y as¨ª est¨¢ la econom¨ªa europea.
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