Balenciaga, sin fecha de caducidad
A punto de cumplirse el centenario de la firma, la obra del creador se expone en Amberes y muestra su atemporalidad
En 1917 Balenciaga establece su primera casa en San Sebasti¨¢n y casi cien a?os despu¨¦s, el dise?ador vasco (Guetaria,1985) parece haber alcanzado la eternidad. Al menos lo ha conseguido en la muestra Game Changers que expone el MOMU de B¨¦lgica, uno de los mejores museos de moda del mundo. Por primera vez, sus creaciones m¨¢s ic¨®nicas se enfrentan a propuestas de moda contempor¨¢nea. Un ins¨®lito duelo del que sale m¨¢s que airoso y que otorga a sus ideas una nueva dimensi¨®n.
¡°Hab¨ªa cierto miedo a que no aguantara el tir¨®n, pero acompa?ado de miyakes, kawakubos, yamamotos y margielas, no hay ni una sola pieza que no parezca tan o m¨¢s moderna que cualquiera de las que le rodean. Para m¨ª es la confirmaci¨®n de que la visi¨®n moderna de Balenciaga sigue m¨¢s viva que nunca¡±. Lo dice Miren Arzalluz, historiadora, comisaria de la exposici¨®n junto a Karen Van Godtsenhoven, y una de las mayores expertas en el trabajo del dise?ador. Autora del libro Crist¨®bal Balenciaga: la forja del maestro (1895-1936), Arzalluz lleva trabajando en este proyecto m¨¢s de dos a?os. Un reto apasionante que le ha permitido enfrentarse a las piezas de Balenciaga desde un nuevo ¨¢ngulo: ¡°Cuanto m¨¢s te centras en un creador, m¨¢s pierdes la perspectiva con respecto a lo que le rodeaba y su contribuci¨®n real. Me pareci¨® un ejercicio perfecto situarlo en la historia de la moda del siglo XX y valorar ese legado atemporal del que siempre hablamos, pero que nunca relacionamos con su entorno.¡±
La exposici¨®n propone un recorrido por la historia de la moda del siglo pasado a trav¨¦s de creadores que reformulan la silueta femenina y experimentan con patrones abstractos que se despegan del cuerpo. Entre las aportaciones innovadoras de sus admiradas Madame Vionnet y Coco Chanel en los a?os diez, veinte y treinta, y las propuestas radicales de los dise?adores japoneses y belgas, Balenciaga se perfila como el eslab¨®n que une esta cadena de ideas que rompen con lo establecido: ¡°Siempre digo que es el ¨²ltimo modisto modernista y el primer dise?ador conceptual¡±, punt¨²a Arzalluz.
Apoyando esta tesis, en la muestra destacan 34 balenciagas procedentes directamente del archivo de la casa en Par¨ªs, muchos de ellas originales de desfiles: ¡°No trat¨¢ndose de una muestra retrospectiva, es un pr¨¦stamo extraordinario, con piezas ic¨®nicas que nunca se han reproducido para nadie¡±, cuenta la comisaria, que se?ala el famoso vestido de las cuatro puntas que inmortaliz¨® el fot¨®grafo japon¨¦s Hiro en 1967 en una de sus im¨¢genes m¨¢s famosas. Interactuando con piezas de otros dise?adores que van de los a?os veinte al 2010, se otorga importancia al grupo m¨¢s que a piezas en concreto: ¡°Al final no hay piezas estrella, sino que lo que importa son los conjuntos, que funcionan muy bien.¡±
Que las piezas de Balenciaga no desentonen junto a propuestas mucho m¨¢s modernas ensalza todav¨ªa m¨¢s la audacia de este creador, ya considerado un absoluto genio en su ¨¦poca. "La alta costura es como una orquesta, cuyo director es Balenciaga. Nosotros, los dem¨¢s modistos, somos los m¨²sicos y seguimos las indicaciones que ¨¦l nos da", dec¨ªa Christian Dior de ¨¦l. Y es que mientras en el a?o 1942 el primero asombraba con el new look, el segundo ya presentaba su l¨ªnea barril. Luego llegar¨ªan la t¨²nica, el vestido saco y el baby doll, siluetas cada vez m¨¢s abstractas que han generado un gran impacto en la moda actual y que destacan por la relaci¨®n completamente diferente que establecen entre el cuerpo y el vestido facilitando libertad de movimientos y una nueva gestualidad.
¡°Lo suyo es una continua exploraci¨®n y experimentaci¨®n con la silueta. Hace falta mucha valent¨ªa a la hora de proponer cosas que no son las que imperan en el sistema de la moda. (¡) En la rigidez de los a?os 50, este tipo de siluetas tan liberadoras eran una locura¡±, explica Arzalluz, y prosigue: ¡°Una de sus claves fue la coherencia y una cierta distancia con la din¨¢mica que caracteriza la industria de la moda. A ¨¦l no le interesaba sorprender de temporada en temporada. ?l volv¨ªa y volv¨ªa a la misma silueta: la volv¨ªa a interpretar, la depuraba, la volv¨ªa a hacer y la retrabajaba.¡±
Junto a la propuesta de Game Changers, que viajar¨¢ m¨¢s all¨¢ de Amberes una vez termine, Arzalluz nos pone tras la pista de Balenciaga, l¡¯oeuvre au noir que el museo Bourdelle de Par¨ªs prepara para la pr¨®xima primavera. Queda Balenciaga para rato, pero no podr¨ªa ser menos. Cumplir cien merece una sonada celebraci¨®n.
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