Las lecciones de la visita de Otegi
Si el secesionismo catal¨¢n quiere fijarse en algo en Euskadi y extraer alguna ense?anza, har¨ªa mejor en analizar la acci¨®n pol¨ªtica en los ¨²ltimos tiempos del PNV
Irrita ¡ªy el verbo es muy suave¡ª ver a un Parlamento democr¨¢tico, encarnado por algunos de sus principales representantes, esforzarse en ser deferente con un l¨ªder pol¨ªtico cuyo partido tiene todav¨ªa pendiente condenar la violencia de la banda de asesinos a la que sus seguidores jalearon durante d¨¦cadas y afrontar de verdad la petici¨®n de perd¨®n y la reparaci¨®n a sus v¨ªctimas. Irrita m¨¢s cuando a quienes invitan y derrochan atenciones con ese l¨ªder no se les conocen gestos no ya similares, ni siquiera aproximados, con quienes padecieron el terror de esa banda, entre ellos un n¨²mero no desde?able de catalanes.
Arnaldo Otegi ha desempe?ado un papel muy relevante para que la izquierda abertzale se alejase de ETA, una de las cuestiones que coadyuv¨® ¡ªaunque menos de lo que sus defensores enfatizan¡ª al fin definitivo del terrorismo en octubre de 2011. Nada menos, pero nada m¨¢s. Ni eso lo convierte en un hombre de Estado o de paz ¡ªque algunos hayan jugado a compararlo con Mandela no llega ni a chiste¡ª, ni obvia el pasado de la izquierda abertzale y todo lo que tiene a¨²n por hacer. Pero la sociedad debe acostumbrarse a aceptar que, acabada ETA, esa izquierda abertzale y sus dirigentes son un actor pol¨ªtico con los derechos ¡ªy las obligaciones¡ª de los dem¨¢s y con presencia en el juego institucional. Igual que, por mucho que duela, hay y habr¨¢ que acostumbrarse a ver a etarras que, tras cumplir condena, vuelven a la calle con toda su libertad y ning¨²n arrepentimiento. Otegi puede reunirse con quien quiera y le reciba y tratar de convencer a quien quiera y le atienda, pero a algunos se les ha ido la mano haci¨¦ndole la ola.
?Qu¨¦ buscaban las formaciones independentistas catalanas invitando y arropando a Otegi como lo hicieron? ?Un ejemplo en el que mirarse? ?Ejemplo de qu¨¦? Si el secesionismo catal¨¢n quiere fijarse en algo en Euskadi y extraer alguna ense?anza, har¨ªa mejor en analizar la acci¨®n pol¨ªtica en los ¨²ltimos tiempos del PNV y del lehendakari I?igo Urkullu, empe?ados con raz¨®n en marcar todas las distancias que pueden con la deriva de Converg¨¨ncia y sus ahora aliados. Hoy, el seny nacionalista lo encarna Urkullu. M¨¢s parece que los soberanistas, y en especial la CUP, tan dada a las ocurrencias peregrinas, buscaban con la presencia de Otegi conseguir otro motivo m¨¢s para regocijarse en el ¡°Espa?a nos ataca¡±, dejando de paso la imagen de una C¨¢mara dividida. Un reflejo de una divisi¨®n social que ha ido creciendo de la mano de las proclamas por el derecho a decidir.
El secretario general de Sortu asegur¨® sentir una ¡°sana envidia¡± y querer aprender de las ¡°lecciones¡± del proceso catal¨¢n. Las lecciones las tiene m¨¢s cerca de casa, donde el discurso independentista ¡ªsu esclerosis¡ª tras el fin de ETA, los errores de Bildu en las instituciones que encabeza o ha encabezado ¡ªpara algunos resulta m¨¢s sencillo predicar sobre los presos que gestionar la recogida de basuras¡ª y el ascenso de Podemos est¨¢n amenazando su relevancia y sus expectativas electorales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.