Demasiadas cosas, en demasiados sitios
El ref¨¦rendum en Reino Unido, la convenci¨®n dem¨®crata en EE UU y la destituci¨®n de Dilma Rousseff agitan la actualidad
Es posible que cuando pasen unos a?os, alg¨²n historiador se refiera a los meses de junio y julio de este a?o como los dos meses que empezaron a cambiar el mundo. Seguramente ese historiador no se fije tanto en las elecciones del 26 de junio en Espa?a, (lamentablemente, no estamos en condiciones de influir tanto, aunque algo aportaremos, quiz¨¢s) como en el refer¨¦ndum sobre la salida de Gran Breta?a de la Uni¨®n Europea (23 de junio) y en la convenci¨®n del Partido Dem¨®crata norteamericano, del 25 al 28 de julio. A?adir¨¢ seguramente las presidenciales austriacas, con la extrema derecha al ataque y un primer ministro socialdem¨®crata dimitido e incapaz de unir a la izquierda; el proceso de destituci¨®n de Dilma Rousseff a manos de una banda de ladrones que domina el Parlamento de Brasil; la elecci¨®n como presidente de Filipinas de un violento que jura matar a 100.000 criminales y, sin duda, el golpe autoritario del presidente turco, Erdogan, ciegamente respaldado por una Uni¨®n Europea incapaz de asumir su responsabilidad en Siria.
La cuesti¨®n es que se est¨¢n juntando demasiadas cosas en demasiados lugares y en demasiado poco tiempo. Es posible que Gran Breta?a, finalmente, no abandone la UE y que Donald Trump no sea elegido presidente de Estados Unidos, pero nada garantiza, hoy por hoy, que vaya a ser as¨ª. Y aunque esos dos monstruos no lleguen a sentarse a nuestra mesa, es seguro que dejar¨¢n su huella en la puerta y que esa puerta est¨¢ ya astillada por el creciente autoritarismo de Centroeuropa, la inmolaci¨®n del modelo social de Occidente a manos de un capitalismo que exacerba la desigualdad y la crisis de los inmigrantes que, se mire como se mire, es una etapa l¨®gica de la globalizaci¨®n.
El calendario comienza el pr¨®ximo d¨ªa 7, con las primarias dem¨®cratas en California, que pueden introducir el caos en la Convenci¨®n de julio. La enorme dificultad que tienen los partidos de izquierda para llegar a acuerdos no es exclusiva de Espa?a, ni tan siquiera de Europa. A su manera, la misma batalla se est¨¢ dando dentro del Partido Dem¨®crata norteamericano, entre los dos candidatos a la nominaci¨®n presidencial, Bernie Sanders y Hillary Clinton.
Sanders, que ha hecho una campa?a excepcional y que se define a s¨ª mismo como socialista outsider, no est¨¢ dispuesto a retirarse antes de la Convenci¨®n de su partido, sino que aspira a defender sus posiciones frente a los delegados dem¨®cratas, pese a llegar en minor¨ªa. El problema es que la actitud de Sanders no permite a Hillary Clinton dedicarse ya de pleno a combatir al candidato republicano Donald Trump, como ser¨ªa lo apropiado a estas alturas. Trump, que se ha deshecho pr¨¢cticamente de sus competidores internos, se encuentra el campo casi libre, para temor de quienes comienzan a pensar que no es solo un personaje destemplado y violento, sino que representa un peligro real en las urnas.
?Qu¨¦ hace que Clinton afronte m¨¢s resistencia que cualquier otro candidato dem¨®crata anterior? Hay quienes creen que es su condici¨®n de mujer lo que hace que su oponente se sienta incapaz de reconocer la derrota. Otros, por el contrario, defienden a Sanders y su pelea por empujar al Partido Dem¨®crata hacia posiciones menos convencionales, aunque eso suponga mantener una posici¨®n de extrema agresividad contra Clinton hasta el final. Todos esos an¨¢lisis son muy interesantes, siempre que Donald Trump no gane las presidenciales. Porque si llegara a ocurrir, ya no importar¨¢ lo m¨¢s m¨ªnimo lo que pretendiera Bernie Sanders. Lo ¨²nico importante, insoportable, ser¨¢ ver a Trump en la Casa Blanca y a Clinton, derrotada.
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