?Rajoy como Maduro?

Hace ya d¨¦cadas que alguien acu?¨® una frase que en s¨ª era mala, pero result¨® muy eficaz para lavar algunas conciencias ante el terrorismo de ETA: ¡°Condenamos la violencia, venga de donde venga¡±. Con ello, Ayuntamientos, sobre todo, pero tambi¨¦n comunidades aut¨®nomas se lavaban la cara y met¨ªan siempre en el saco de los chicos del tiro en la nuca a la polic¨ªa, o a los jueces, o los partidos pol¨ªticos, o incluso personas, espa?olas.

ETA ha sido ya derrotada, aunque falta que entregue las armas y que sus militantes, los pocos que quedan en libertad, se arrepientan p¨²blicamente de sus cr¨ªmenes. Pero parece que esta actitud es una necesidad social. Por ejemplo, en Asturias han apedreado e insultado a la familia de Leopoldo L¨®pez, uno de los venezolanos perseguidos por Nicol¨¢s Maduro por defender la democracia. Los insultos a Leopoldo L¨®pez y familia se han visto acompa?ados de acusaciones contra Mariano Rajoy y su Gobierno.

La gente que ha cometido semejante desaguisado pertenec¨ªa (y pertenece, porque yo no s¨¦ que les hayan expulsado) a Izquierda Unida y a Podemos. La gente de Izquierda Unida, eso me consta, pele¨® contra Franco y su dictadura. Los de Podemos, me imagino que alguno lo hizo. Y Maduro se parece m¨¢s a Franco que a Rajoy. ?Por qu¨¦, entonces, no comparan al venezolano con el dictador espa?ol, en lugar de hacerlo con un presidente que les cae muy mal, pero que no es un dictador?

La verdad es que la cosa tiene dif¨ªcil explicaci¨®n. Uno de los elementos para encontrarla est¨¢ en el ADN de la izquierda espa?ola, que todav¨ªa tiene herencias estalinistas fruto del mismo franquismo, pero tambi¨¦n del autoritarismo comunista de principios del siglo pasado.

Esos hooligans de la pol¨ªtica que han insultado a militantes venezolanos dem¨®cratas han conseguido lo contrario de lo que buscaban. Por ejemplo, mi simpat¨ªa temporal con Rajoy (temporal, que mis amigos no se inquieten), porque esta vez est¨¢ en el lado de los buenos. No hay duda, no puede haberla, de qui¨¦nes son los buenos en esta batalla por la libertad. Y, desde luego, ni Maduro ni sus defensores, como Podemos en Espa?a, tienen ninguna raz¨®n que mostrarnos. Venezuela es ya una dictadura, que a¨²n no ha conseguido domesticar ni a su Parlamento ni a sus ciudadanos.