Teor¨ªa de la mosca cojonera
UNA VEZ le o¨ª decir a Jos¨¦ Saramago que un escritor de verdad era una mosca cojonera. Zoolog¨ªa aparte, una mosca cojonera es un incordio de persona, lo que los argentinos llaman un rompepelotas y los espa?oles llamamos un hinchapelotas, lo que los anglosajones llaman a pain in the ass y podr¨ªamos traducir, con alguna libertad, como un grano en el culo. No s¨¦ si Saramago era una mosca cojonera, pero su comparaci¨®n me parece exacta.
Lo primero que define a una mosca cojonera es que no quiere ser una mosca cojonera; m¨¢s a¨²n, una mosca cojonera que quiere ser una mosca cojonera deja de serlo en el acto, porque el lema inicial de una mosca cojonera es el de Antonio Machado, que fue una gran mosca cojonera (aunque ya se nos haya olvidado): ¡°En paz con los hombres y en guerra con mis entra?as¡±. La mosca cojonera es por tanto lo contrario de un polemista, no digamos de un camorrista, lo contrario de uno de esos pobres diablos que se dedican de manera sistem¨¢tica a decir barrabasadas, a disparar a diestra y siniestra y a organizar esc¨¢ndalos, en definitiva a tirar cohetes para tratar de llamar la atenci¨®n con nader¨ªas porque no tienen nada valioso con que llamarla. No obstante, a pesar de ser lo contrario de un polemista o un camorrista, la mosca cojonera se enreda a menudo en pol¨¦micas o esc¨¢ndalos, o los provoca sin querer. Tres razones explican esta paradoja. La primera es que la mosca cojonera est¨¢ incapacitada para callarse la boca, as¨ª que, aunque hable poco y suela ser educad¨ªsima, dice siempre lo que piensa. La segunda raz¨®n es que la mosca cojonera est¨¢ igualmente incapacitada para decir lo que todo el mundo quiere o¨ªr; de hecho, lo que la mosca cojonera dice casi siempre es lo que nadie quiere o¨ªr, lo que resulta desagradable e inconveniente o impertinente o molesto, aunque en su fuero interno muchos o algunos o incluso todos sepan que es cierto. La tercera raz¨®n es que la mosca cojonera tiene ideas, no meras ocurrencias, y, como dice Proust, las aut¨¦nticas ideas no provocan el asentimiento sino la contestaci¨®n, cuando no el rechazo. Por supuesto, en pol¨ªtica hay moscas cojoneras de derechas y moscas cojoneras de izquierdas, s¨®lo que las moscas cojoneras de izquierdas incordian sobre todo a la izquierda y las de derechas a la derecha; o dicho de otro modo: a quienes m¨¢s incordia la mosca cojonera es a los suyos, a quienes est¨¢n de su lado y piensan como ¨¦l (a quienes no est¨¢n de su lado, en cambio, la mosca cojonera casi no se molesta en incordiarlos: para qu¨¦). Esto significa que la mosca cojonera jam¨¢s se beneficia de los l¨ªos en que se mete o en que la meten; al contrario: con cada nuevo l¨ªo pierde amigos, o por lo menos lectores. Esto significa tambi¨¦n que, como las ¨¢guilas, la mosca cojonera nunca vuela en bandada. Ojo: hay mucha mosca cojonera de mentira, bravucones insolventes que viven de su falso prestigio inverso de moscas cojoneras porque no pueden vivir de otra cosa; la mosca cojonera aut¨¦ntica vive a la intemperie pudiendo vivir en un palacio, mientras que la falsa mosca cojonera pasa con frecuencia de la intemperie al palacio gracias a los r¨¦ditos de sus incordios de pacotilla. Dos de las m¨¢ximas moscas cojoneras europeas del ¨²ltimo siglo fueron obviamente Orwell y Camus; obviamente, dos de las m¨¢ximas moscas cojoneras espa?olas de los dos ¨²ltimos siglos fueron Larra y Unamuno. Como toreros que se arriman mucho al toro, todos ellos murieron j¨®venes (y uno se peg¨® un tiro antes de cumplir 30 a?os), salvo Unamuno, que era una mosca tan sumamente cojonera que quer¨ªa seguir siendo una mosca cojonera durante toda la eternidad. Y hablando de Unamuno: sobra decir que la mosca cojonera puede equivocarse mucho, sobre todo en pol¨ªtica, pero tiene una habilidad diab¨®lica para rectificar, lo que constituye un incordio suplementario; sobra decir tambi¨¦n que al final el verdadero lema de la mosca cojonera, m¨¢s que de Machado, podr¨ªa ser de Unamuno: ¡°En guerra con los hombres y en guerra con mis entra?as¡±.
Resumiendo: una mosca cojonera es un peligro p¨²blico, una maldici¨®n, una calamidad para cualquier familia. Dios nos guarde de las moscas cojoneras.
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