Ra¨ªces amargas y dulces frutos
El historiador griego Di¨®genes Laercio atribuy¨® a Arist¨®teles la reveladora s¨ªntesis del proceso de descubrimiento cient¨ªfico en la frase: ¡°Las ciencias tienen las ra¨ªces amargas, pero muy dulces los frutos¡±. En Espa?a, pareciera que sabemos mucho del amargor y que, incluso, se producen magn¨ªficos frutos pero su recolecci¨®n y producci¨®n acaba en muchas ocasiones fuera de nuestras fronteras.
Eso que tantas veces se ha dado en llamar un ¡°cambio de modelo econ¨®mico¡± o una ¡°diversificaci¨®n de opciones productivas¡± tiene una ra¨ªz en la investigaci¨®n. Sin embargo, la mera observaci¨®n de la realidad permite afirmar que en Espa?a se producen situaciones indeseables como el desajuste entre educaci¨®n y planificaci¨®n estructural del sistema productivo y del mercado de trabajo. Muchos j¨®venes con una extraordinaria formaci¨®n abandonan el pa¨ªs para que esas capacidades sean aprovechadas por otros. Una inversi¨®n en capital humano a cargo del bolsillo propio para beneficio y regocijo m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras.
El sistema cient¨ªfico patrio ¨Ca pesar de defectos y dificultades variados- genera muchos de los mejores f¨ªsicos, ingenieros, m¨¦dicos o matem¨¢ticos internacionales pero desperdicia o transfiere gran parte de ese talento. No es s¨®lo cuesti¨®n de sueldos, sino de proyectos y de creer en la investigaci¨®n tanto b¨¢sica como aplicada. No son s¨®lo esquemas de incentivos econ¨®micos sino sistemas de ilusi¨®n. Por eso, se equivocan aquellos que proponen iniciativas para el retorno de investigadores basadas ¨²nicamente en una mejora de sus condiciones salariales. Los cient¨ªficos necesitan proyectos que les motiven para volver.
Una oportunidad para romper las trabas y las oportunidades perdidas est¨¢ que la participaci¨®n espa?ola en los proyectos cient¨ªficos de alto nivel europeo se concrete en la acogida de instalaciones cient¨ªficas base para el desarrollo de esos proyectos. ?C¨®mo es posible que algunos investigadores espa?oles consigan recurrentemente financiaci¨®n para investigaci¨®n b¨¢sica en dura competencia internacional y en Espa?a no se desarrolle ninguna infraestructura tangible aplicada ligada a esos proyectos? ?C¨®mo puede soportarse la idea de que otros estados miembros de la UE corran a aprovechar ese conocimiento generado apostando ellos por esas infraestructuras?Lo curioso es que hay un aspecto en el que se ha mejorado de forma muy importante: la capacidad de los cient¨ªficos espa?oles para expresar en t¨¦rminos de rentabilidad econ¨®mica y social la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de sus investigaciones. De hecho, algunos de ellos est¨¢n en las c¨²pulas de los principales consorcios de investigaci¨®n internacionales.
El sistema cient¨ªfico patrio genera muchos de los mejores f¨ªsicos, ingenieros, m¨¦dicos o matem¨¢ticos internacionales pero desperdicia o transfiere gran parte de ese talento
Muchas de estas reflexiones vuelven a mi mente cuando he conocido con cierta profundidad la posibilidad de que Espa?a ¨Cen concreto en Granada- acoja la instalaci¨®n de un acelerador de part¨ªculas en el marco del proyecto internacional IFMIF (International Fusion Materials Irradiation Facility), desarrollado entre la UE y Jap¨®n. En particular, en la fase DEMO-Oriented Neutron Source (DONES). Este acelerador cuenta ya hoy con una acoja demanda brutal antes siquiera de construirse y pueden generar aplicaciones esenciales para avances desde en nuevos materiales hasta diferentes vertientes de la salud. Que esta instalaci¨®n se localice en Espa?a ser¨ªa un hito. Y no es s¨®lo que sea rentable en un plazo corto de tiempo sino que es auto-sostenible y en tan s¨®lo una d¨¦cada podr¨ªa generar miles de empleos directos e indirectos acumulados. Muchos de ellos de investigadores (retornados o no) pero tambi¨¦n de trabajadores de distintos sectores que se beneficiar¨ªan en paralelo como servicios auxiliares o aplicados.
Si se cuenta con la base cient¨ªfica, la capacidad de aplicaci¨®n pr¨¢ctica y las habilidades de gesti¨®n, parece claro que el apoyo p¨²blico y coordinaci¨®n entre administraciones no pueden ser el eslab¨®n perdido. Aunque ha habido m¨¢s recientemente alguna se?al de mayor voluntad pol¨ªtica, todav¨ªa hace falta desde el ¨¢mbito de la acci¨®n p¨²blica m¨¢s impulso y arrojo espec¨ªfico al mencionado proyecto de acelerador y a otros. En este contexto, una reflexi¨®n final: no olvidemos lo que era la ciencia en Espa?a hace cuarenta a?os y lo que es y ha alcanzado hoy en d¨ªa. Y debemos aprovecharlo.
Santiago Carb¨® Valverde es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Bangor University e investigador de Funcas y CUNEF. @scarboval
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