Los trabajadores pobres
Las estad¨ªsticas demuestran la expansi¨®n de la clase baja y de la pobreza
?Todos los indicadores muestran que el empleo que se est¨¢ generando es de peor calidad que el que destruy¨® la crisis. El nuevo empleo es tan precario que en Espa?a y en toda Europa se ha generalizado una nueva categor¨ªa laboral: la de los ¡°trabajadores pobres¡±, a imagen de los tristemente c¨¦lebres working poor estadounidenses.
Esta nueva categor¨ªa de trabajadores es la consecuencia de las pol¨ªticas aplicadas para salir de la crisis que han rescatado el t¨¦rmino ¡°estancamiento secular¡±, acu?ado en 1938 tras la Gran Depresi¨®n. Un paradigma de reducci¨®n del desempleo sin reducir la pobreza. ?Qu¨¦ define a los trabajadores pobres? Trabajo precario, temporal, inseguro, sumergido, fraudulento como los cientos de miles en nuestro pa¨ªs con contratos basura en ETT camuflados en supuestos ¡°proyectos¡±.
?A qu¨¦ se debe este aumento, particularmente acusado en EE UU? En primer lugar, a la p¨¦rdida de poder de negociaci¨®n de los trabajadores provocada por la legislaci¨®n y pr¨¢cticas antisindicales, y la d¨¦bil defensa de los derechos laborales. A continuaci¨®n, a un salario m¨ªnimo en ca¨ªda libre sin justificaci¨®n econ¨®mica, como muestran los estudios comparativos de los mismos empleos y salarios en diferentes pa¨ªses. En tercer lugar a la depauperaci¨®n y p¨¦rdida de poder adquisitivo de la clase media incapaz de mantener los empleos que depend¨ªan de su capacidad de gasto. Por ¨²ltimo, a que desde la reforma de las pol¨ªticas de bienestar estadounidenses de 1996 (Welfare Reform), las ayudas sociales y complementos de bienestar pueden recibirse mientras se trabaja (para incentivar la b¨²squeda de empleo, se dijo).
Las deficiencias institucionales hacen que el mercado asigne predistribuya una creciente proporci¨®n de renta hacia las ¨¦lites.
?C¨®mo se ha llegado hasta aqu¨ª? Casi nadie discute ya la obsolescencia e incapacidad de la pol¨ªtica econ¨®mica poscrisis, un esquema que conduce al estancamiento. A pesar de la contundente evidencia que se iba acumulando, la cr¨ªtica a la austeridad no prosper¨® hasta que se demostraron los errores de c¨¢lculo de los multiplicadores fiscales que miden las consecuencias de los ajustes fiscales. En nuestro pa¨ªs, la derecha todav¨ªa reivindica el falso ¡°milagro econ¨®mico¡± de la burbuja que provoc¨® la p¨¦rdida de un ciclo econ¨®mico completo, el 1993-2008. Sin consenso sobre el diagn¨®stico, ?c¨®mo va a haber acuerdo sobre la respuesta?
Las estad¨ªsticas y numerosos estudios demuestran la acumulaci¨®n de renta y riqueza en los percentiles m¨¢s altos, la transferencia de renta desde abajo y el centro hacia arriba, y el hundimiento de la renta media y mediana. En definitiva, la paulatina desaparici¨®n de la clase media y la expansi¨®n de la clase baja y la pobreza.
La desigualdad no solo debe ser combatida por sus destructivas consecuencias sociales, sino porque es el factor con cada vez mayor repercusi¨®n sobre el crecimiento y por su contribuci¨®n al estancamiento. A m¨¢s desigualdad menores salarios, mayor descapitalizaci¨®n de los trabajadores, aumento del desempleo estructural ¡ªo que se conoce como hist¨¦resis¡ª y menos demanda.
El aumento de los trabajadores pobres y de la desigualdad son la consecuencia del marco institucional y de las reglas de mercado condicionadas por los poderes econ¨®micos: las modalidades de contrataci¨®n en el mercado de trabajo, la financiarizaci¨®n de la econom¨ªa, y la estructura de la propiedad ¡ªla de la propiedad intelectual permite eternizar determinadas rentas monopol¨ªsticas¡ª. Este ordenamiento es la causa de que el mercado asigne o ¡°predistribuya¡± una creciente proporci¨®n de renta hacia las ¨¦lites.
Los cambios en el marco institucional deben tener en cuenta sus consecuencias sobre la desigualdad y la pobreza, siempre. En Espa?a, por ejemplo, al analizar propuestas como la del ¡°complemento salarial¡±. Pues bien, en Estados Unidos ha quedado demostrado que complementar infrasalarios con ayudas condena a la pobreza extrema a los trabajadores que no pueden acceder a dichos complementos ¡ªj¨®venes, personas sin hijos o que viven solas¡ª, e incentiva la generalizaci¨®n y mantenimiento de esos infrasalarios. Ello ancla a todos esos trabajadores en la pobreza, reciban o no ayudas, en vez de contribuir a que abandonen esa situaci¨®n. De facto se subsidian salarios de miseria en importantes sectores.
Desde 1996 el n¨²mero de pobres no se ha reducido en EE UU, simplemente hay menos pobres parados y m¨¢s pobres ocupados. Los cr¨ªticos de aquella reforma defend¨ªan la incompatibilidad de salarios y ayudas con el objetivo de convertir el empleo digno y con derechos en la principal herramienta de lucha contra la pobreza, y ten¨ªan raz¨®n.
Juan Moscoso del Prado es Doctor en Ciencias Econ¨®micas y Empresariales.
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