Salud 2.0 para ?frica
Una plataforma digital permite a m¨¦dicos africanos recibir asesoramiento de colegas europeos
Son las diez de la noche y llueve. El doctor Joseph Mbuku est¨¢ sentado delante de su ordenador intentando subir a la plataforma Medting las fotos de un caso para el que necesita ayuda. Busca que uno de los voluntarios espa?oles que participan en el proyecto de Salud 2.0 ¡ªtodos ellos m¨¦dicos especialistas¡ª pueda darle alg¨²n consejo sobre c¨®mo tratar a un paciente que presenta graves quemaduras.
El doctor Mbuku es el ¨²nico m¨¦dico del ¨²nico centro de salud en muchos kil¨®metros a la redonda de Djunang, una peque?a localidad en el oeste de Camer¨²n en una zona rural de dif¨ªcil acceso, sobre todo durante la estaci¨®n de las lluvias. Al hospital de Saint Dominique acuden muchos enfermos a pie o, los m¨¢s afortunados, en moto-taxi.
Como tantos doctores de las zonas rurales de ?frica, Mbuku tiene que atender con pocos medios todo tipo de patolog¨ªas y casos. Y se convierte, como ¨¦l mismo dice, en un ¡°generalista¡± que tiene que saber de todo. ¡°Y eso es imposible¡±, comenta. Pero gracias a la ayuda de Salud 2.0 puede ¡°hacer cosas que de otra forma no ser¨ªan factibles¡±. Cuando internet funciona, puede subir una descripci¨®n del problema al que se enfrenta y algunas fotos que lo ilustren y recibe una respuesta de un especialista que le permite actuar y, "muchas veces", salvar vidas.
El programa es muy sencillo: a trav¨¦s de una plataforma de internet se pone en contacto a m¨¦dicos, enfermeros y matronas de ?frica con especialistas espa?oles. Los primeros suben los casos para los que necesitan ayuda y los segundos ofrecen su punto de vista y los consejos que creen que pueden ayudar a solucionar el problema.
El idea surgi¨® cuando la Fundaci¨®n Recover, Hospitales para ?frica, que lo ha puesto en marcha, empez¨® a trabajar en Camer¨²n. Macrina Camps Alcina, su directora, cuenta que todos los d¨ªas recib¨ªa correos electr¨®nicos de m¨¦dicos de all¨ª pidiendo segundas opiniones de casos. Entonces ten¨ªa que echar mano de especialistas para resolver las dudas, por eso significaba reenviar y cruzar correos continuamente. "Algunos a veces no pasaban, porque eran muy pesados¡±, recuerda Camps. Por eso empezaron a buscar un m¨¦todo m¨¢s eficaz y, tras llamar a varias puertas, la soluci¨®n les vino de la mano de la plataforma Medting. Esta permite poner en contacto a los m¨¦dicos directamente, sin intermediarios. Tras una experiencia piloto, lanzaron el programa en 2015.
Marcelle Medou es la coordinadora de Salud 2.0 en Camer¨²n. Ya lo usan 13 hospitales de aquel pa¨ªs, uno de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y dos de Costa de Marfil. Medou sigue presentando el programa en distintos centros sanitarios del pa¨ªs, pero el ¨¦xito no es inmediato. De los 30 que visit¨® el a?o pasado, solo 10 se unieron y uno de ellos ya se ha retirado. Una de las principales dificultades es la corrupci¨®n: ¡°Al ver que participan blancos en el proyecto, el administrador o el director m¨¦dico del hospital piden dinero por unirse. Y si ven que ellos no consiguen nada a cambio, no se unen¡±. Ella insiste en que la ventaja es la formaci¨®n y la ayuda que recibe el personal sanitario. ¡°Pero es dif¨ªcil cambiar mentalidades¡±, apunta.
En el hospital de Sainte Th¨¦r¨¨se de l¡¯Enfant J¨¦sus, de Nkolbisson, un barrio de Yaund¨¦, Medou re¨²ne a todo el personal sanitario: su directora, la hermana Mar¨ªa Jes¨²s Gonz¨¢lez, los dos doctores que y las enfermeras. Explica las bondades del programa Salud 2.0, pero cuando quiere hacer una demostraci¨®n pr¨¢ctica se da cuenta de que Internet se ha ca¨ªdo, y que tampoco funciona el pincho que lleva de apoyo para estas eventualidades.
El acceso a la Red y a los ordenadores es uno de los principales obst¨¢culos para la expansi¨®n de este proyecto. Por eso durante el ¨²ltimo a?o la Fundaci¨®n Recover ha hecho un esfuerzo para conseguir ordenadores port¨¢tiles para el personal y mejorar las conexiones a Internet en los hospitales que forman parte de la iniciativa. Pero no siempre se consigue.
La mayor¨ªa de los equipos inform¨¢ticos son de segunda mano y llegan a trav¨¦s de donaciones a Recover. En muchos las bater¨ªas no funcionan y tienen que estar siempre conectados a la electricidad. ¡°Eso es muy dif¨ªcil en las zonas rurales, donde los cortes de luz son muy frecuentes, as¨ª que los sanitarios pueden pasarse d¨ªas sin poder contactar aunque tengan conexi¨®n¡±, comenta Medou.
Al doctor Mbuku le cost¨® mucho tiempo y paciencia subir las fotos del caso para el que buscaba ayuda, a pesar de la antena de Internet instalada recientemente en el hospital de Djunang por lafundaci¨®n. Pero el esfuerzo vali¨® la pena porque al d¨ªa siguiente encontr¨® una respuesta que le indic¨® c¨®mo solucionar el problema.
El programa cuenta con 43 especialistas voluntarios (muchos en Espa?a, pero tambi¨¦n en lugares como Dubai o Londres) que cubren 24 especialidades diferentes y se conectan a la plataforma Medting para ofrecer sus consejos.
La mayor¨ªa de los ordenadores son de segunda mano y no tienen bater¨ªa, por lo que dependen de la inestable red el¨¦ctrica
El doctor David Garc¨ªa Azor¨ªn, neur¨®logo del Hospital Cl¨ªnico San Carlos de Madrid es uno de ellos. Ha estado varias veces en Camer¨²n y conoce bien las dificultades a las que sus colegas se enfrentan all¨ª. Resalta que adem¨¢s de resolver casos concretos, el programa tiene un componente muy fuerte de formaci¨®n, algo a lo que los m¨¦dicos de Camer¨²n les es muy dif¨ªcil acceder una vez que abandonan la facultad.
Pero adem¨¢s, seg¨²n Garc¨ªa Azor¨ªn, esta plataforma facilita el intercambio entre doctores de un mismo pa¨ªs. ¡°Aqu¨ª en Espa?a es lo normal. Yo veo un paciente que no s¨¦ lo que tiene y lo consulto con alguien, con un compa?ero que pueda tener m¨¢s idea, pero eso all¨ª no es habitual". Pero ahora empiezan tambi¨¦n a colaborar entre m¨¦dicos de distintas ciudades. Ya no solo se ven como competidores, sino como compa?eros.
¡°Si llega un momento en que entre ellos son capaces de comunicarse de una manera suficientemente fluida, a lo mejor no necesitan que haya un europeo que les diga constantemente lo que tienen que hacer", resalta el facultativo espa?ol. "Probablemente tenga m¨¢s sentido que entre ellos hagan una red y se comuniquen unos con otros¡±, comenta sobre el futuro del proyecto.
Har¨¢ falta tiempo, dadas las carencias a las que est¨¢n sometidos muchos de los m¨¦dicos cameruneses participantes. ¡°Ellos tienen una educaci¨®n apropiada para el medio en el que est¨¢n, pero les faltan especialistas que puedan manejar los casos m¨¢s complicados¡±, opina Garc¨ªa Azor¨ªn. Esta es quiz¨¢s una de las grandes carencias del pa¨ªs a nivel sanitario: para especializarse, los m¨¦dicos tienen que salir de Camer¨²n. Y no es f¨¢cil encontrar becas para financiar esa formaci¨®n en el exterior.?
El doctor Hermann Fossoh, uno de los ¨²nicos 15 traumat¨®logos que atienden a los m¨¢s de 22 millones de cameruneses. Fossoh trabaja en el hospital San Martin de Porres ¡ªquiz¨¢s el mejor de todo el pa¨ªs¡ª situado en el barrio de Mvog Betsi, de Yaund¨¦, y dirigido por un grupo de hermanas dominicas. ?l s¨ª tiene buena conexi¨®n a internet y electricidad todo el d¨ªa, lo que le permite pasar la consulta con el ordenador al lado y poder subir casos en al momento, aunque la respuesta no llegue en tiempo real.
El traumat¨®logo valora positivamente Salud 2.0. "Es una plataforma que ayuda a compartir conocimientos y sobre todo experiencias. A trav¨¦s de los intercambios se pueden buscar alternativas, tanto de diagn¨®stico como terap¨¦uticas, m¨¢s adaptadas a las condiciones sociales y econ¨®micas de cada cual", comenta. "Yo he tenido tres casos muy complicados de patolog¨ªas quir¨²rgicas que he resuelto satisfactoriamente gracias a este programa. Una de ella era una cirug¨ªa que no hab¨ªa practicado nunca antes y que llegu¨¦ a operar con muy buenos resultados gracias al programa¡±, cuenta.
Por eso Fossoh se muestra muy optimista y cree que la plataforma superar¨¢ muy pronto las dificultades a las que se enfrenta. "Todo lo que es nuevo y necesita de un esfuerzo individual no remunerado, en ?frica tarda en funcionar". A lo que hay que sumar las dificultades t¨¦cnicas y materiales. "Pero solo es un problema de tiempo. Creo que en unos a?os, el programa ser¨¢ un instrumento rutinario en el proceso de investigaci¨®n y de tratamiento m¨¦dico en nuestro pa¨ªs¡±, vaticina.
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