Supervivientes VIP
Imag¨ªnense en la isla a Michel Houellebecq sin cigarrillos ni parka, compitiendo para conseguir la comida del d¨ªa para su equipo
Otra semana m¨¢s Supervivientes, l¨ªder de audiencia. El formato es imbatible: una panda de seres humanos (a veces) encerrados en una isla, luchando por techo y comida. Les han quitado el m¨®vil, por lo que lo ¨²nico que pueden hacer es establecer relaciones humanas (a veces) entre s¨ª. Es como si John Waters hubiera perpetrado con adultos una versi¨®n televisiva de El se?or de las moscas, de William Golding. Si no hubiera pasado a mejor vida en el 93, el premio Nobel podr¨ªa crujir a la productora que cre¨® el formato.
Sin querer enmendarle la plana al se?or Vasile, creo que en este Supervivientes m¨¢s nuestro est¨¢n descuidando a un segmento del p¨²blico. Bastar¨ªa con que cambiaran el casting para hacerlo de verdad VIP. Intelectualmente VIP. Ejemplo. Imag¨ªnense en la isla a Michel Houellebecq sin cigarrillos ni parka, compitiendo para conseguir la comida del d¨ªa para su equipo: un mendrugo de pan. En el equipo contrario, Bernard-Henri L¨¦vy, despojado de su camisa blanca pero no de su extraordinario bagaje sociopol¨ªtico y cultural. Y ambos, en duelo dial¨¦ctico, a riesgo de caer en un tanque infestado de barracudas.
Luego, en la gala, en lugar de ponerse de pelo conejo por un "qu¨ªtame all¨¢ qui¨¦n ha mangado los refrescos de producci¨®n", podr¨ªan enfrentar puntos de vista sobre Estados Unidos, islamizaci¨®n, misoginia, Nietzsche y, bueno, s¨ª, estre?imiento, por no dejar de lado el ADN del programa. En sus equipos, m¨¢s que Tamara Yurena o Steisy, porqu¨¦ no Paul Krugman o Piketty. Y en plat¨®, Arielle Dombasle, divina y maravillosa, dando la r¨¦plica a Jorge Javier, el ¨²nico al que habr¨ªa que conservar. Yo lo ver¨ªa. ?Ustedes no?
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