Jesse Eisenberg: "Un viaje a Venezuela me cambi¨® la vida"
El actor, que acaba de publicar un libro y este a?o estrena cuatro pel¨ªculas, fija un periplo inici¨¢tico que hizo con una novia como su despertar

Quiso darnos cita en Londres, pero no encontr¨® hueco. Despu¨¦s lo intent¨® en Par¨ªs, pero tuvo que suspender su visita en el ¨²ltimo momento. As¨ª que, al final, tuvimos que conformarnos con un di¨¢logo virtual a trav¨¦s de Skype. Durante la conversaci¨®n, no lograremos percibir ni un atisbo de su apartamento en el barrio neoyorquino de Chelsea, pero s¨ª su acelerada cadencia verbal, que inmortaliz¨® al interpretar a Mark Zuckerberg en La red social (2010), y tambi¨¦n su acentuada neurosis, que le obligar¨¢ a corregir alguna de sus respuestas por miedo a que la r¨¦plica original termine en un titular descontextualizado. ¡°Me pongo muy nervioso con estas cosas¡±, reconoce desde el principio.
Siendo justos, puede que lo de Jesse Eisenberg (Nueva York, 32 a?os) no tenga nada que ver con el divismo, sino con una apabullante falta de tiempo. Inaugur¨® el Festival de Cannes de la mano de Woody Allen con Caf¨¦ society (estreno en Espa?a, en agosto), sobre el Hollywood de los a?os treinta, donde coincide por tercera vez con Kristen Stewart. Acaba de estrenar dos pel¨ªculas: Superman vs. Batman, donde interpreta a un desquiciado Lex Luthor, y El amor es m¨¢s fuerte que las bombas, donde se mete en la piel de un joven traumatizado (normal: su madre en la pel¨ªcula es Isabelle Huppert).
El 19 de junio llegar¨¢ a la cartelera la segunda parte de Ahora me ves, una comedia de aventuras en la que lidera a un grupo de magos con poderes especiales. Por si fuera poco, a finales de este mes estrena en Londres su tercera obra como dramaturgo, The spoils, que tambi¨¦n protagoniza. Todo ello, sin contar con el proyecto por el que ha accedido a atendernos: su primer libro de relatos, titulado El besugo me da hipo, publicado en Espa?a por Reservoir, que tambi¨¦n est¨¢ desarrollando como serie c¨®mica para Amazon. En los ratos que le quedan libres, que se intuyen escasos, tambi¨¦n escribe para The New Yorker, biblia de la intelectualidad de la costa este.
Cuando ten¨ªa 18 a?os sal¨ª con una chica que era lo opuesto a m¨ª. Hab¨ªa vivido un a?o en Madrid y otro en Nicaragua. Me llev¨® a Venezuela. Ese viaje cambi¨® mi vida. Me ense?¨® a ver el mundo de otra manera
La primera pregunta es si no se siente absolutamente agotado. ¡°La gente tiene esa sensaci¨®n, porque la ciudad se ha llenado de carteles con mi nombre, pero la mayor¨ªa de las cosas las hice hace un a?o y medio. Desde entonces, solo me he pasado otro a?o y medio tirado en el sof¨¢ esperando que esas pel¨ªculas se estrenaran¡±, sostiene, mucho menos altivo de lo que uno intuye.
¡°En realidad, me encanta trabajar. Lo que me gusta menos es que la pel¨ªcula se estrene y se convierta en objeto del escrutinio ajeno. No me siendo c¨®modo haciendo de embajador de algo de lo que no soy el mejor representante¡±, admite. Ante la lejana posibilidad de estar sonando como una estrella pla?idera, se resarce inmediatamente, repitiendo ese conocido mantra hollywoodiense que reza: ¡°En realidad, soy un privilegiado¡±. Ese adjetivo aparecer¨¢ una y otra vez en la conversaci¨®n.
?Brotan todos sus impulsos creativos del mismo lugar de su cabeza o lo vive como una especie de esquizofrenia? ¡°La respuesta es s¨ª al cien por cien: todo est¨¢ conectado y surge del mismo lugar creativo, emocional y psicol¨®gico. Actuar en Ahora me ves 2 es exactamente igual que escribir para The New Yorker. Insisto: lo ¨²nico distinto es tener que hablar sobre m¨ª mismo, que es una experiencia extra?a, dif¨ªcil y antinatural¡±, asegura.
Tambi¨¦n parece condicionado por una tendencia feroz a la autocr¨ªtica, digna de todo neur¨®tico que se precie: las voces que resuenan en el interior de su cabeza siempre son m¨¢s poderosas que los elogios desmedidos de los dem¨¢s. ¡°S¨ª, eso tambi¨¦n es cierto. Todav¨ªa no he sido capaz de relajarme y sentir confianza en m¨ª mismo. Creo que eso nunca suceder¨¢. Ayer estaba hablando con Woody Allen y¡¡±, empieza a relatar, antes de detenerse de golpe. ¡°Nunca cre¨ª que pronunciar¨ªa una frase como esa con tanta naturalidad¡ Tampoco es que nos veamos tanto, pero justamente lo vi ayer. Me estaba contando que vio la pel¨ªcula terminada tras montarla y que nunca en su vida lo volver¨ªa a hacer. Me gusta que, en lugar de regodearse en su trabajo, prefiera seguir adelante¡±. Eisenberg intenta hacer lo mismo.

De adolescente creci¨® obsesionado con Allen. ¡°Como todos los p¨²beres con un ¨¢pice de sentido del humor¡±, apostilla. ¡°Fue la primera persona que me hizo re¨ªr con asuntos tan serios como la filosof¨ªa o la religi¨®n. Eso es lo que aspiro a lograr yo: hacer humor respecto a asuntos serios¡±, afirma. Su libro se abre con el relato corto que le da t¨ªtulo: una serie de cr¨ªticas de restaurantes de un ni?o de nueve a?os que acompa?a a su madre a cenar en los restaurantes m¨¢s elegantes de Manhattan y despu¨¦s les otorga distintas estrellas, sobre un total de 2.000. El tono sarc¨¢stico del inicio acaba conduciendo hacia un inesperado final, con el que aspira a colmar de l¨¢grimas los ojos del lector. ¡°Mi vida se gu¨ªa por dos cosas. La primera es observar las iron¨ªas de nuestra existencia y hacer todas las bromas que pueda al respecto. La segunda es ser capaz de ver la tristeza que existe en el mundo, todas esas cosas que uno no logra entender. Al escribir, aspiro a mezclar ambas cosas¡±, afirma.
El actor y escritor creci¨® en un entorno ¡°protegido¡±. ¡°No sal¨ª mucho del pa¨ªs, ni tampoco de mi casa¡±, bromea. Naci¨® en 1983 en el Queens neoyorquino y creci¨® en la vecina Nueva Jersey, hijo de un conductor de taxi que termin¨® ense?ando Sociolog¨ªa en la universidad y de una clown profesional que hoy trabaja como ¡°promotora del di¨¢logo intercultural¡± en distintos hospitales. ¡°Cuando ten¨ªa 18 a?os empec¨¦ a salir con una chica que era lo opuesto a m¨ª. Hab¨ªa vivido un a?o en Madrid y otro en Nicaragua, y en las primeras navidades que pasamos juntos me llev¨® a Venezuela. Ese viaje cambi¨® mi vida. Me ense?¨® a ver el mundo de otra manera¡±, recuerda.
Empez¨® a leer a autores como Junot D¨ªaz o Aleksandar Hemon. ¡°Con ellos entend¨ª que la experiencia de un inmigrante es c¨®mica por definici¨®n: el choque de culturas, el hecho de mantener h¨¢bitos que no corresponden al modo de vida estadounidense o la lucha por construir tu identidad en un espacio donde tu cultura no es hegem¨®nica¡±, afirma Eisenberg, licenciado en Antropolog¨ªa.
Para Eisenberg existen dos tipos de personas: las que se gastan su dinero en un club nocturno y las que lo hacen en la consulta del psic¨®logo. ?l es de los segundos
Si se le pide elegir a sus tres autores favoritos, escoge a Philip Roth, Saul Bellow y J. D. Salinger. Los tres, con ra¨ªces jud¨ªas, igual que este nieto de polacos, rusos y ucranianos jud¨ªos que llegaron a Estados Unidos durante las primeras d¨¦cadas del siglo pasado. ¡°La gran tragedia de la asimilaci¨®n de los jud¨ªos en Estados Unidos, a pesar de todas las cosas positivas, es que ya no puedo actuar como ellos. Yo quer¨ªa formar parte de esa tradici¨®n de autores jud¨ªos que dec¨ªan: ¡®?No me acept¨¢is en vuestro exclusivo club de campo? Pues ahora me ir¨¦ a escribir una novela sobre ello¡±. No por casualidad, sus personajes aborrecen ir al campamento de verano y las dem¨¢s imposiciones de la cultura oficial estadounidense. ¡°Odian toda esa horrible mierda burguesa y suburbana, porque son cosas que m¨ª a tambi¨¦n me incomodan. En el fondo, creo que me incomoda la comodidad¡±, sonr¨ªe.
Para Eisenberg existen dos tipos de personas: las que se gastan su dinero en un club nocturno y las que lo hacen en la consulta del psic¨®logo. ?l es de los segundos: ¡°Yo no voy a clubes. S¨®lo sobresalgo como persona en la conversaci¨®n y, en esos clubes, la m¨²sica est¨¢ demasiado alta para poder sacar a relucir mis atributos positivos¡±. Eisenberg empez¨® a escribir a los 12 a?os. ¡°Eran s¨®lo chistes que met¨ªa en un caj¨®n. Un tiempo m¨¢s tarde, lo abr¨ª y me di cuenta de que todos hablaban de sexo, que es algo que no descubr¨ª hasta siete a?os despu¨¦s¡±, sostiene.
Para ¨¦l, toda escritura tiene que surgir de una inexplicable ansiedad. ¡°?Por qu¨¦ se iba a sentar alguien a escribir algo que nadie le ha pedido? La respuesta suele ser que necesitan expresar algo que no logran sacar de otra manera¡±, afirma. ¡°No puedo imaginarme a un tipo que se siente genial consigo mismo encerr¨¢ndose en una habitaci¨®n min¨²scula durante meses. La gente que se siente estupenda se limita a pasar el rato con otra gente que se siente igual de estupenda¡±
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