?Por qu¨¦ culpamos a la madre por la muerte de Harambe?
?Hasta qu¨¦ punto se puede culpar a los padres por el comportamiento impredecible de un ni?o?
Michelle Gregg es posiblemente la mujer m¨¢s vilipendiada en los ¨²ltimos dos d¨ªas. La madre del peque?o de tres a?os que se las arregl¨® para meterse en el foso del gorila Harambe en el zoo de Cincinnati est¨¢ sufriendo un verdadero linchamiento en las redes sociales por "no haber vigilado bien" a su hijo. M¨¢s de 425.000 personas han firmado una petici¨®n en Change.org para pedir que se responsabilice a los padres por la muerte a tiros del animal y han exigido "una investigaci¨®n del ambiente del hogar del ni?o con el inter¨¦s de protegerle a ¨¦l y a sus hermanos de otros posibles incidentes de negligencia parental que puedan resultar en da?o f¨ªsico grave o incluso en la muerte". Poco ha faltado para que pidieran que se le retirase la custodia de sus cuatro hijos por culpa in vigilando. ?Hasta qu¨¦ punto se puede culpar a los padres por el comportamiento impredicible e inconsciente de un ni?o de esta edad?
La situaci¨®n inicial, tal y como han descrito testigos, es tan t¨ªpica que cualquier madre o padre podemos recordar un episodio en el que en los escasos segundos, tal vez un par de minutos, en los que te vuelves para atender a otro menester, el ni?o va y la l¨ªa (sustit¨²yase "la l¨ªa" por "se sube a una silla para coger algo de la estanter¨ªa", "vac¨ªa la caja de los calcetines", "pinta la pared del sal¨®n" o similar). El problema es que, en este caso, el peque?o trep¨® una peque?a valla de un metro de alto, esquiv¨® los arbustos que hab¨ªa al otro lado, lleg¨® hasta el foso de los gorilas, con una altura de m¨¢s de cuatro metros, y salt¨® dentro para chapotear un rato.
Mi reacci¨®n inicial al leer la noticia fue tambi¨¦n un cr¨ªtico "los padres tendr¨ªan que haber tenido m¨¢s cuidado". Pero he reflexionado tras leer comentarios como el de mi compa?era Victoria Torres, contando un reciente episodio de fuga de su hija, que concluye con "Ning¨²n padre quiere que a su hijo lo aplaste una puerta giratoria o lo devore un gorila, pero controlar y vigilar a un hijo es mucho m¨¢s dif¨ªcil de lo que parece, por no decir imposible. No son robots, son kamikazes". Y tambi¨¦n he recordado. Aquel d¨ªa en el que la puerta corredera del vag¨®n del AVE se trag¨® el brazo de mi hija menor en medio segundo que se me adelant¨®. O aquel otro en el que perdi¨® una u?a al pillarse con la puerta de un ascensor a un metro escaso m¨ªo.
Si la polic¨ªa investigase a todos los padres a los que alguna vez se nos ha escapado corriendo un ni?o, no tendr¨ªa agentes suficientes
Si la polic¨ªa investigase, como ya ha anunciado que va a hacer con esta familia, a todos los padres a los que alguna vez se nos ha escapado corriendo un ni?o que ha estado a punto de cruzar solo la carretera, no tendr¨ªa agentes suficientes.
Michelle Gregg se volvi¨® un momento para atender a otro de sus hijos. Dos testigos que describieron la escena afirman que no les pareci¨® que la madre tuviera una actitud negligente. El propio director del zoo, tambi¨¦n en la picota por su decisi¨®n de matar a Harambe por miedo a que atacase al ni?o, ha defendido las medidas de seguridad del zoo, pero ha dicho que "los ni?os son capaces de escalar cualquier sitio".
"Como sociedad, somos muy r¨¢pidos a la hora de juzgar c¨®mo un padre puede quitar los ojos de encima de su hijo. Quienes me conocen saben que vigilo de cerca a mis ni?os. Pero los accidentes ocurren", ha escrito Gregg en su perfil de Facebook antes de tener que borrarlo por la avalancha de mensajes cr¨ªticos. Y tiene raz¨®n. Solo recordemos las veces que nuestros hijos han sufrido un accidente o han estado a punto de sufrirlo. En ese escalofr¨ªo que nos recorre el cuerpo, en esa sensaci¨®n de culpa que nos cae encima. E imaginemos c¨®mo nos sentir¨ªamos si el mundo entero hubiera visto ese momento en v¨ªdeo y nos culpase por ello.
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