Joaqu¨ªn Gim¨¦nez, magistrado: ¡°El juez no es un sacerdote¡±
Cofundador de la asociaci¨®n Jueces para la Democracia, el magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo Joaqu¨ªn Gim¨¦nez Garc¨ªa es un hombre significado por su esp¨ªritu independiente y su trayectoria en la Euskadi de los a?os m¨¢s convulsos. Aunque naci¨® en Jacarilla (Alicante) hace 70 a?os, curs¨® Derecho en Deusto (Bilbao), y all¨ª, en aquel tiempo de silencio franquista,?surgi¨® su vocaci¨®n por ejercer la justicia. Tras pasar por los juzgados de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) y Cangas de On¨ªs (Asturias), se incorpor¨® a la Audiencia Provincial de Bilbao, ya como magistrado, en 1981 y luego presidi¨® las audiencias provinciales de San Sebasti¨¢n y Bilbao. El descubrimiento de que ETA planeaba secuestrarlo o asesinarlo puso fin a su carrera en Euskadi tras 18 a?os ¡°dif¨ªciles, pero tambi¨¦n gratificantes¡±, en los que vio cumplido su prop¨®sito de contribuir a serenar y normalizar, en lo posible, la vida judicial vasca. En 1998 fue nombrado magistrado del Tribunal Supremo, puesto que ha ejercido ininterrumpidamente con un sentido cr¨ªtico sustentado en la reputaci¨®n de jurista riguroso y solvente.
?Dir¨ªa que la creaci¨®n de una justicia ¨¢gil y no sujeta a los vaivenes pol¨ªticos es una de las reformas capitales pendientes para la regeneraci¨®n institucional? La justicia es el ¨²ltimo baluarte del Estado democr¨¢tico, particularmente en estos tiempos de crisis en los que aumentan los litigios y demandas ciudadanas. Aunque con sus limitaciones y carencias, creo que el sistema judicial est¨¢ dando una respuesta positiva, pero, en efecto, esa es una reforma capital.
?La igualdad ante la ley es en Espa?a una quimera mayor que en otros pa¨ªses? Tenemos dificultades similares a la hora de preservar la independencia judicial y de aplicar ese principio, incumplido en la pr¨¢ctica, de igualdad de los ciudadanos ante la ley. Tenemos imputados con medios para procurarse una buena defensa y otros que carecen de esa posibilidad. Debemos procurar que las buenas defensas no sean sin¨®nimo de absoluci¨®n asegurada.
?Eso ocurre? Nadie tiene garantizada la absoluci¨®n, pero una buena defensa sit¨²a al imputado en mejores condiciones. No es igual incurrir en la delincuencia desde la abundancia y la formaci¨®n que desde la necesidad o la marginaci¨®n.
?Comparte la opini¨®n de que la justicia espa?ola es mala e injusta sobre todo por lo que tiene de lenta? La lentitud puede hacer injusta la decisi¨®n adoptada. La plantilla judicial es claramente insuficiente para las necesidades de un pa¨ªs de nuestra complejidad con 45 millones de habitantes. Somos unos 5.000 jueces y 2.300 fiscales. Tenemos 10 jueces por cada 100.000 habitantes, cuando la media europea est¨¢ en 15 o 16. La carencia de medios viene de lejos y seguimos esperando al pretendido pacto por la justicia.
?Cree que responde al prop¨®sito deliberado de que la justicia sea inoperante o poco eficaz? La sospecha de que lo que se pretende es que la justicia preste lo que yo llamo un razonable servicio de ineficacia tiene su fundamento. Las personas con poder econ¨®mico o pol¨ªtico disponen de los primeros espadas de los mejores gabinetes jur¨ªdicos, especialistas, en muchos casos, en hacer que los procesos se compliquen, demoren y dilaten hasta conseguir que prescriban. ?Qu¨¦ se hace? Pues crear una monta?a de documentaci¨®n que haga inmanejable la causa.
?Hay presiones intolerables? Las presiones intolerables son las m¨¢s sutiles. No hay que esperar una llamada del Ejecutivo, aunque hay pol¨ªticos relevantes que efect¨²an declaraciones abiertamente descalificatorias de los tribunales. Las presiones m¨¢s peligrosas pueden ser las que se ejercen desde dentro del sistema judicial o a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. Desde que los vips pisan los juzgados, las garant¨ªas del proceso penal han avanzado una barbaridad en nuestro pa¨ªs. Fue el procesamiento de una persona muy importante lo que hizo que se cambiara la ley para que el juez instructor ya no pueda acordar de oficio la prisi¨®n; ahora necesita el concurso del fiscal.
?Crearon una doctrina ad hoc para Emilio Bot¨ªn? De esta sala surgieron la doctrina Bot¨ªn?(Emilio Bot¨ªn, entonces presidente del Banco de Santander) y la doctrina Atutxa?(Juan Mar¨ªa Atutxa, entonces presidente del Parlamento Vasco). En el caso Bot¨ªn, el litigio se refer¨ªa a intereses privados y, al no acusar el ministerio fiscal ni los perjudicados, se consider¨® que la acusaci¨®n particular carec¨ªa de legitimaci¨®n. Yo estuve de acuerdo. En el caso Atutxa, los intereses concernidos eran p¨²blicos, pues era un delito de desobediencia. Tampoco el ministerio fiscal acusaba, pero se estim¨® que la acusaci¨®n popular estaba legitimada para hacerlo en solitario. Otros compa?eros y yo hicimos un voto particular discrepante.
?La apelaci¨®n al esp¨ªritu de la ley no contribuye a la confusi¨®n? La actividad judicial es una actuaci¨®n que razona sus decisiones, que no son verdades absolutas. El Supremo es el ¨²ltimo int¨¦rprete de la legalidad ordinaria.
?Y qu¨¦ distingue a un magistrado de la Sala Segunda del Supremo de un juez ordinario? La Sala Segunda es el oscuro objeto del deseo de toda la clase pol¨ªtica porque es la competente para juzgar a las personas aforadas. El aforamiento es un privilegio injustificado que debe ser eliminado o limitado a los delitos cometidos por los parlamentarios en el ejercicio de su cargo.
?Qu¨¦ obst¨¢culos debe superar el juez en el ejercicio de su funci¨®n? Debe lograr ser independiente de su ideolog¨ªa a la hora de juzgar. Un juez sin inquietudes es un juez inquietante, pero no puede hacer pasar su conciencia como conciencia de la ley. Decidir sobre la libertad, el patrimonio u otros asuntos trascendentales de las personas exige justificar esa decisi¨®n y alejarse de toda soberbia.
?No abruma esa responsabilidad? Aunque siempre queda el recurso, en los asuntos penales puede llegar a entrarte la duda y dejarte sin dormir. Si la decisi¨®n te corresponde solo a ti, puedes experimentar la soledad del corredor de fondo.
?C¨®mo se explica el caso de Romano van der Dussen, que pas¨® 12 a?os en prisi¨®n por un delito de violaci¨®n que no cometi¨®? Hemos revisado uno de los tres delitos de violaci¨®n por los que fue condenado y ha sido absuelto. A veces, el reconocimiento en rueda orientado por la polic¨ªa desde el convencimiento de que el detenido es culpable puede influir sobre las v¨ªctimas y otros testigos y conducir al error judicial.
?Qu¨¦ errores judiciales ha cometido usted? No tengo conocimiento de haber participado en un tribunal cuya condena haya sido anulada por error judicial.
?Hay que tener una pasta especial para ser juez? Hay que saber escuchar. El juez que no tiene tiempo para escuchar no tiene tiempo para juzgar. Debe ser consciente de que es un ciudadano, no un sacerdote.
?La preservaci¨®n de la independencia judicial est¨¢ garantizada? El juez debe ser el garante de su propia independencia aunque la independencia institucional le corresponda al CGPJ, que, desde luego, necesita una reforma profunda.
?El CGPJ no es independiente? Es la instituci¨®n que peor desarrollo ha tenido. La elecci¨®n de los vocales del CGPJ a cargo del Congreso ofrec¨ªa una mayor legitimidad, pero esa ventaja te¨®rica desapareci¨® en el momento en que los posicionamientos de los vocales empezaron a coincidir con los de los partidos que les hab¨ªan nombrado. Es un comportamiento que le deslegitima absolutamente.
?Los miembros del CGPJ son seleccionados por su fidelidad pol¨ªtica m¨¢s que por su calidad profesional? Cuando oigo que se alude al m¨¦rito y capacidad de los seleccionados¡, en fin. Ha habido vocales que han saltado directamente de la mesa del CGPJ al banquillo. [El juez Luis Pascual Estevill fue condenado a nueve a?os de c¨¢rcel por cohecho, prevaricaci¨®n y detenci¨®n ilegal].
?La soluci¨®n es que los jueces elijan a los miembros del CGPJ? Los convenios europeos tienden, por lo general, a que los vocales de extracci¨®n judicial del ¨®rgano equivalente a nuestro CGPJ sean elegidos por los propios jueces. De todas formas, la verdadera elecci¨®n parlamentaria est¨¢ por estrenar en nuestro pa¨ªs, porque el Congreso y el Senado no han realizado nunca un examen exhaustivo con luz y taqu¨ªgrafos de los candidatos y de sus curr¨ªculos.
?Qu¨¦ diferencia a un juez progresista de otro conservador? No me gusta esa etiqueta. El juez debe estar comprometido con los valores de la Constituci¨®n. Hay que dejar abierta la posibilidad de reinserci¨®n. El dolor no prescribe, pero el delito s¨ª.
?Es importante que los jueces, adem¨¢s de ser honrados, lo parezcan? Por lo visto, cada vez hay m¨¢s jueces ?participando en actividades organizadas desde la ?empresa y la pol¨ªtica. Importa que los jueces honrados tambi¨¦n lo parezcan. La ¨²ltima reforma posibilita las puertas giratorias y permite volver a la carrera judicial a los que est¨¢n en pol¨ªtica. No estoy de acuerdo. Creo que el juez debe ser libre de irse a la pol¨ªtica, pero no de volver a administrar justicia.
?Tenemos una democracia judicializada? Muchos ?conflictos acaban en sede judicial por la incapacidad ?pol¨ªtica de resolverlos. Es una muestra de la falta de robustez del sistema parlamentario partidario. La judicializaci¨®n se utiliza como arma pol¨ªtica y acarrea desgaste institucional.
?Qu¨¦ opina del indulto a pol¨ªticos? Ha habido casos de pol¨ªticos y no pol¨ªticos escandalosos. Deber¨ªa ser una medida excepcional, pero ha sido utilizado de forma abusiva. Habr¨ªa que eliminarlo en relaci¨®n con determinados delitos y siempre motivarlo.
Dec¨ªa usted que la legislaci¨®n democr¨¢tica no es siempre justa. En 21 a?os ha habido 28 o 29 reformas grandes y peque?as del C¨®digo Penal y casi siempre atendiendo a la presi¨®n que explota la exacerbaci¨®n punitiva. Contamos con una razonable seguridad p¨²blica y no se cometen m¨¢s delitos que antes, pero tenemos una de las poblaciones penitenciarias m¨¢s grandes de Europa.
?Cu¨¢les han sido los casos m¨¢s comprometidos o dif¨ªciles de resolver? Por la propia naturaleza del delito y los efectos que produce, los de terrorismo, porque exigen un esfuerzo mayor para abstraerte del hecho enjuiciado y ver si hay realmente prueba. En estas cuestiones es muy peligroso dejarse llevar por la pendiente. Ah¨ª est¨¢ Guant¨¢namo. Adem¨¢s de una fuente de dolor y una gran fractura social, la herencia de ETA ha producido cierta devastaci¨®n jur¨ªdica.
Usted se ha pronunciado contra la dispersi¨®n de los presos de ETA, ha criticado que la autoinculpaci¨®n en sede policial sea considerada prueba de cargo suficiente y emiti¨® un voto discrepante de la doctrina Parot. ?Suficiente para granjearse las antipat¨ªas de sucesivos ministros de Interior? Los jueces no debemos preocuparnos por ser gratos o no al Ejecutivo. Los jueces tienen un discurso propio, no vicario del gubernamental, que debe ser respetado y no deslegitimado como se ha hecho en materia del terrorismo de ETA. Recuerdo las caras de estupor con que algunos pol¨ªticos acogieron el fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que desautoriz¨® la doctrina Parot.
?Qu¨¦ recuerdos guarda de sus 18 a?os en el Pa¨ªs Vasco? Agridulces, porque fueron tiempos muy convulsos. Los ¨²ltimos a?os resultaron muy dif¨ªciles. ETA recopilaba informaci¨®n para atentar contra m¨ª y hab¨ªa notado que estaba siendo seguido. Nuestra primera reacci¨®n fue resistir. Tuvimos una reuni¨®n familiar con nuestros tres hijos y decidimos quedarnos, pero luego la situaci¨®n se fue haciendo insostenible. La escolta no era el seguro de vida.
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