Consumir mejor es consumir menos
La poblaci¨®n concienciada y responsable est¨¢ m¨¢s preocupada por el despilfarro que por el cambio clim¨¢tico
Ocho de cada 10 espa?oles piensan que el cambio clim¨¢tico es un problema ¡°muy serio¡±. Esta preocupaci¨®n, por encima de la media de la UE (que se sit¨²a en el 69%) seg¨²n un bar¨®metro especial publicado por la Comisi¨®n Europea en 2015, se refleja en la adopci¨®n de medidas por parte de los encuestados. ?Las m¨¢s populares? Un 76% (el mismo porcentaje que en 2013) afirmaba que intenta generar menos residuos y separarlos regularmente para reciclarlos; el 57% (siete puntos porcentuales m¨¢s que en 2013) afirmaba reducir el consumo de art¨ªculos dese?chables, como bolsas de pl¨¢stico; un 39% (frente al 29% de 2013) indicaba que compra productos locales y de temporada siempre que es posible; un 35% (en 2013 este porcentaje era del 29%) se?alaba el uso de alternativas ecol¨®gicas al coche particular.
La bici, imparable
La mitad de los espa?oles, nueve puntos m¨¢s que en 2011, es usuario de la bici, y uno de cada diez la utiliza a diario, seg¨²n concluye el Bar¨®metro de la Bicicleta en Espa?a 2015. ¡°De hecho, crecen todas las franjas de frecuencia de uso, pero especialmente la de los que dicen usar la bici a diario o casi¡±, agrega el an¨¢lisis. ¡°Una cuarta parte de los usuarios de la bici la utiliza para ir al trabajo o al centro de estudios¡±; de ellos, la mitad de los que la usan para desplazarse a la oficina lo hace a diario, as¨ª como un tercio de los que pedalean hacia su centro de estudios. Seis de cada diez ciclistas la usan para desplazamientos cotidianos, ocho de cada diez para hacer deporte y ma?s del 85% para ir a pasear.
¡°En cuanto a preocupaci¨®n, s¨ª estamos m¨¢s concienciados y preo?cupados por el despilfarro m¨¢s que por el cambio clim¨¢tico, por aprovechar los recursos al m¨¢ximo¡±, opina Carmen Valor, doctora experta en consumo responsable de la Universidad Pontificia Comillas (Icade). Con asignaturas como la del reciclaje, donde, m¨¢s o menos, se progresa adecuadamente. Mientras que la generaci¨®n de residuos baja fundamentalmente como consecuencia de la crisis, su gesti¨®n ¡°ha mejorado de manera muy importante¡± gracias, entre otros factores, ¡°a una mayor sensibilizaci¨®n e implicaci¨®n de la sociedad¡±, seg¨²n asegura el Ministerio de Agricultura, Alimentaci¨®n y Medio Ambiente (Magrama). ¡°En 2004 se recog¨ªan separadamente en el ¨¢mbito municipal dos millones de toneladas, el 9% del total de residuos generados. En 2013 se recogieron pr¨¢cticamente el doble, 3,9 millones, el 18,4% del total¡±, informan. ?Suficiente? No, en opini¨®n de Carmen Valor, que ve necesario consumir mejor (productos bio, kil¨®metros cero, a granel o con menos envase, detergentes sin qu¨ªmicos, segunda mano¡) y consumir menos. En lo primero, ¡°vamos despacito, comparados con otros pa¨ªses¡±. En lo segundo, renqueamos.
Sello sostenible
El estudio El mercado de las marcas sostenibles en Espa?a, elaborado por Nielsen y la Universidad Pontificia de Comillas (ICAI-ICADE), desvela que las marcas sostenibles de gran consumo crecieron en 2013 nueve veces m¨¢s que las que no lo eran, y que pr¨¢cticamente todos los hogares encuestados hab¨ªan comprado alguna vez durante ese a?o un producto con sello sostenible, aunque ¡°la cuota respecto al total sigue siendo minoritaria: aproximadamente un 4,7%¡±. Son un poco m¨¢s asequibles econ¨®micamente, seg¨²n constata este an¨¢lisis, pero el precio sigue siendo una barrera, junto con la falta de disponibilidad y de confianza.
Los usuarios de plataformas para vender entre particulares ganaron una media de 153 euros en 2015
Un 10% de los espan?oles consume productos eco o bio, seg¨²n el Informe del consumo de alimentaci¨®n en Espa?a 2014, publicado por el Magrama. ¡°Como en otros pai?ses, la tendencia esta? en alza¡±, se?ala el trabajo. Igual que los cultivadores de huertos urbanos, que ¡°representan el 7,4% de la poblacio?n, pero el 10% entre los urbanitas¡±. En ambos casos, el estudio los retrata como personas en la treintena, de nivel socio-cultural medio o alto, que ¡°cuidan su alimentacio?n y tienen debilidad por los productos de la tierra¡±. Pero a la vez presentan un perfil ¡°altamente tecnol¨®gico¡±. Internet ha posibilitado, por ejemplo, el aumento de la compraventa de segunda mano, un mercado que en 2015 ahorr¨® 700.000 toneladas de CO2 a la atm¨®sfera, seg¨²n Second Hand Effect. El mercado de segunda mano y su efecto en el medio ambiente, de la plataforma Vibbo (antigua Segundamano.es).
¡°El 53% de los internautas espa?oles hacen limpieza general para deshacerse de aquello que ya no utiliza al menos una vez al a?o; el 63% afirma usar plataformas colaborativas para vender a otros particulares¡±, asegura un estudio de TNS para eBay. Estos usuarios ganaron con la transacci¨®n una media de 153 euros en 2015, los beneficios m¨¢s altos solo por detr¨¢s de los austriacos, que se embolsaron 174 euros. La plataforma online para compartir coche BlaBlaCar, claro exponente de econom¨ªa colaborativa, experimenta en Espa?a un crecimiento m¨¢s acelerado que en otros pa¨ªses, con dos millones y medio de usuarios en 2015, seg¨²n aporta Jaime Rodr¨ªguez de Santiago, su director para Espa?a y Portugal. El medio ambiente no es el reclamo m¨¢s poderoso para probar, apenas un 15%. ¡°Antes est¨¢ el ahorro, la comodidad y la posibilidad de ir de forma m¨¢s directa de un punto a otro¡±, enumera. Pero, despu¨¦s de un a?o como conductor, el porcentaje de quienes declaran motivos medioambientales para seguir se multiplica por cinco.
Los amantes de los huertos urbanos presentan un perfil ¡°altamente tecnol¨®gico¡±, seg¨²n un estudio
Las razones del ¨¦xito de BlaBlaCar son, seg¨²n lo ve Rodr¨ªguez de Santiago, la propia configuraci¨®n del pa¨ªs, ¡°casi perfecto para recorrer en coche¡±, y la crisis, que ha actuado como catalizador de un cambio de paradigma en el modelo de consumo, de la propiedad al acceso: de comprar el CD o el vinilo a escuchar m¨²sica en streaming; de poseer un coche a tenerlo cuando se necesite. Internet es, a juicio de Carmen Valor, la gran palanca del cambio. ¡°Los ciudadanos del norte no experimentamos las consecuencias de nuestro consumo, esto ocurre en el sur, pero Internet nos informa, nos acerca y reduce la distancia moral. Y, adem¨¢s, nos permite organizarnos mejor¡±, reflexiona la docente. ¡°La identidad digital no requiere las cosas como las necesita nuestra presencia no digital. Se aprecia en los millenials, que no precisan poseer para construir identidad o estatus; su identidad se construye a partir de las experiencias¡±, agrega.
Sistema colaborativo
Es el punto de inflexi¨®n para la reducci¨®n del consumo. ¡°No dejaremos de consumir mientras pensemos que las posesiones nos dar¨¢n felicidad y seguridad¡±, afirma Valor. En este caso, lo f¨¢cil es echarle la culpa al consumidor, al que, por otra parte, se le est¨¢ diciendo que ¡°el consumo es la salud de la econom¨ªa, y que consumir es hasta casi patri¨®tico¡±, contin¨²a.
¡°Estamos a las puertas de una nueva revoluci¨®n industrial que va a transformar el sistema socioeco?n¨®mico. En 35 a?os, el sistema capitalista no ser¨¢ el dominante, sino que convivir¨¢ con un sistema colaborativo¡±, enfatiza Rodr¨ªguez de Santiago. Un 70% de los encuestados en el estudio ?Colaboraci¨®n o negocio?, realizado en cuatro pa¨ªses europeos y en el que ha participado la OCU (Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios), respond¨ªa que hab¨ªa intervenido en una actividad de consumo colaborativo al menos una vez. Con un grado de satisfacci¨®n, en general, muy alto. ¡°O el crecimiento se frena o no habr¨¢ planeta para todos¡±, sentencia Valor.
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