Empleo de calidad

El problema del mercado laboral espa?ol ya no es, como en 2011 y 2012, afianzar una tendencia a la reducci¨®n del paro. Los efectos combinados de una tasa de crecimiento superior al 2,5% y una reforma laboral que ha disminuido el coste de contrataci¨®n aseguran que durante los pr¨®ximos a?os la tasa de desempleo seguir¨¢ una l¨ªnea descendente. Las estad¨ªsticas de mayo confirman una vez m¨¢s una tendencia descendente ¡ªque, no obstante, deber¨¢ ser ratificada por la EPA trimestral¡ª del paro registrado, situado ya por debajo de los 4 millones (3.891.403 exactamente) y un aumento de la afiliaci¨®n a la Seguridad Social en 1988.004 personas.

Si el gobierno en funciones quer¨ªa un buen dato en el mercado de trabajo de cara a las elecciones del d¨ªa 26, ya lo tiene; aunque es evidente que la ca¨ªda del paro, por s¨ª misma, no implica una mejora en las condiciones laborales. El gobierno que salga de las elecciones tendr¨¢ que enfocar el mercado laboral de manera distinta. Incluso aunque no se proponga entrar a fondo en el patr¨®n de crecimiento ¡ªalgo que deber¨ªa hacer para que el empleo deje de depender tanto del turismo y de la construcci¨®n¡ª, tendr¨¢ que enfrentarse a los problemas irresueltos de la elevad¨ªsima tasa de paro juvenil, un freno insoportable para la renovaci¨®n y mejora de la fuerza de trabajo en Espa?a, y la no menos alta tasa entre los mayores de 45 a?os. Quien est¨¢ en paro en Espa?a en esa edad o por encima de ella puede dar como muy probable que no volver¨¢ a encontrar un puesto de trabajo estable en las condiciones actuales del mercado.

Este es el problema real del empleo en la actualidad; su gravedad exige que la pol¨ªtica laboral consista algo m¨¢s que en una reforma que debi¨® haberse concebido como una soluci¨®n circunstancial, orientada a evitar la destrucci¨®n del tejido empresarial, pero reforzada con pol¨ªticas de empleo encaminadas a favorecer la contrataci¨®n estable. Si la v¨ªa de salida de la crisis financiera y la recesi¨®n subsiguiente es convertir en perenne la contrataci¨®n precaria, se puede avanzar que no habr¨¢ una recuperaci¨®n plena, es decir, una fase de crecimiento en la que los agentes sociales ¡ªempresarios y trabajadores¡ª puedan contar con un aumento sostenido de la demanda a medio plazo. Quien defienda sin m¨¢s matices las tesis del presidente de la CEOE ¡ª¡±el empleo fijo es un concepto del siglo XIX¡±¡ª tendr¨¢ que explicar tambi¨¦n como se sostendr¨¢n las compras de pedidos de bienes duraderos.

Durante cuatro a?os, el gobierno ha desatendido el resorte de las pol¨ªticas activas de empleo; la aproximaci¨®n al problema ha sido escasa e indirecta, basada en ventajas fiscales y rebajas selectivas en la cotizaci¨®n demasiado t¨ªmidas como para tener impacto real en la creaci¨®n de empleo. Que el descenso del paro registrado no nos oculte la necesidad de aplicar pol¨ªticas de est¨ªmulo de la demanda para aumentar las expectativas de inversi¨®n, de consumo y, en consecuencia, de empleo estable. Las opciones son claras: o se conf¨ªa la creaci¨®n de empleo al mecanismo de la reducci¨®n de las rentas o se debaten y proponen pol¨ªticas nuevas de contrataci¨®n que afiancen las expectativas de crecimiento a medio plazo.