La alta cocina sobrevive en Caracas
En un momento marcado por las dificultades de abastecimiento, la vida de cualquier restaurante tiene una fuerte relaci¨®n de dependencia con un personaje llamado bachaquero
La carta de Alto sube los precios entre un 5% y un 7% al final de cada semana, aunque algunas veces no puede esperar al viernes para ajustarlos. La inflaci¨®n lo ha convertido en un ejercicio habitual en cualquier negocio que permanezca abierto en Caracas. M¨¢s a¨²n cuando se trata de un restaurante y de forma especial si su propuesta se maneja en los terrenos de la alta cocina. La vida sigue en el universo culinario de Caracas y eso incluye la alta cocina, en la que Alto es la referencia m¨¢s reconocida del escalaf¨®n, aunque las reglas del juego ya no son las mismas.
La carta de Alto no es muy larga y se va ajustando a los productos que aparecen y desaparecen cada d¨ªa, pero todav¨ªa mantiene 23 platos. Tiene un aire muy diferente a la que conoc¨ª en mi primera visita a Caracas, cuando la cocina de Carlos Garc¨ªa situaba su restaurante en terrenos m¨¢s mediterr¨¢neos que locales, y es un recuerdo de la nueva propuesta, actual y comprometida con los productos y los sabores de Venezuela, que me mostr¨® en los siguientes viajes. La lectura me hace pensar en una cocina de supervivencia. Propuestas sin muchas adscripciones, una presencia del mundo vegetal superior a la que recordaba y referencias a pescados y mariscos muy diferentes a los habituales. Junto a langostinos y vieiras ¡ªconchas, ostiones¡ª de criadero aparece un pescado de roca llamado roncador, un bivalvo conocido como pepitona, el mejill¨®n, un esc¨®mbrido llamado carite y el dorado, un pescado amaz¨®nico.
Me lo explica el propio Carlos Garc¨ªa, ¡°nuestros pescados siguen siendo muy frescos y de buena calidad, pero son especies menos valoradas y por lo tanto m¨¢s asequibles¡±. Hemos hablado largo y los precios, los gastos, el control y el abastecimiento aparecen de forma recurrente de principio a fin de la conversaci¨®n. Todas est¨¢n relacionadas y definen la l¨ªnea que separa el cierre de la supervivencia, aunque algunas sobrevuelan de forma obsesiva cada vuelta del di¨¢logo y enmarcan las rutinas del restaurante.
Todo va relacionado. En un momento marcado por las dificultades de abastecimiento, la vida de cualquier restaurante ¡ªalto, econ¨®mico o medio¡ª tiene una fuerte relaci¨®n de dependencia con un personaje llamado bachaquero, encargado de proveer de todo lo que no hay ¡ªaceite, harina, leche, crema de leche¡¡ª, lo que multiplica por 10 los costes de algunos productos de consumo diario, sin dejar rastro fiscal. A falta de facturas la carga impositiva de Alto ha crecido un 45% s¨®lo en el ¨²ltimo a?o. Los precios suben, los productos escasean y los clientes bajaron un 37% en el ¨²ltimo ejercicio. En ese contexto, la supervivencia depende del sistema de control de gasto. Entran en juego el m¨¢ximo aprovechamiento del producto, reduciendo las mermas a la m¨ªnima expresi¨®n, la comida del personal, el tipo de productos que se compran y la capacidad de adaptaci¨®n de tu cocina.
Carlos es un privilegiado que todav¨ªa conserva una clientela con alto poder adquisitivo, pero eso apenas le vale para sobrevivir y mantener el balance equilibrado, sin necesidad de las inyecciones financieras que se hicieron en a?os anteriores. El trabajo del equipo de cocina se vuelca hoy en adaptar los platos a lo que hay disponible cada d¨ªa, aunque a menudo se acaba el margen de maniobra y deben sustituirlos por otros. ¡°En cualquier caso¡±, me dice Carlos, ¡°buscamos productos m¨¢s econ¨®micos, aumentando al m¨¢ximo los vegetales y reduciendo en lo posible el empleo de prote¨ªnas de origen animal, que son prohibitivas. Nunca hab¨ªamos trabajado con tantos vegetales¡±.
La lectura de los dos men¨²s degustaci¨®n prolonga la extra?a sensaci¨®n que rodea la vida de Alto. En lugar de los nombres de los platos se muestra la estructura: Snacks y c¨®ctel, Aperitivo, Entrada fr¨ªa, Entrada caliente, Pescado, Carne, Postre, en el caso del ¡°Grand Men¨²¡±. Visto as¨ª, tiene m¨¢s aire de men¨² del d¨ªa a la antigua (entrada, ensalada, segundo y postre, todo a elegir), que de propuesta de cocina avanzada pero as¨ª van las cosas. Se sirve por 33.500 bol¨ªvares (36.6 d¨®lares al cambio del martes pasado), un precio imposible para cualquier venezolano de a pie y una ganga para quien se maneje con divisas.
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