Halcones o palomas, mejor sin garras
Colau y Carmena se han enfrentado a la paradoja de hacer pol¨ªtica contra los afines sin que les temblara el pulso
En pol¨ªtica ya sabemos que la paz la hacen los enemigos, que los halcones suelen ser los m¨¢s libres y legitimados para llegar a acuerdos tras los tambores de guerra y que las palomas nos sorprenden a veces con las garras. Veamos ahora si se puede traducir esto a la nueva pol¨ªtica.
?Los nuevos Ayuntamientos cumplen un a?o en Espa?a y nos encontramos con la paradoja de unos gobiernos de nuevo cu?o que deben tomar decisiones ¨¢speras contra ciudadanos que les son social e ideol¨®gicamente afines. Lo est¨¢n haciendo con normalidad y, por una vez, la normalidad es la noticia.
Parad¨®jico es por ejemplo que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, haya cortado la subvenci¨®n encubierta que el anterior alcalde daba a los okupas de Gr¨¤cia al pagarles el alquiler del Banco Expropiado. Era pragm¨¢tico para CiU hacerlo a cinco meses de unas elecciones ya complicadas y mientras ansiaba la respiraci¨®n asistida de la CUP en su fragor independentista. ?Qu¨¦ eran al fin y al cabo 5.000 eurillos para ellos, que han perdido millones? Pero tambi¨¦n era inexplicable, seg¨²n ha entendido la fiscal¨ªa, que ha abierto una investigaci¨®n por posible malversaci¨®n. ?Halcones en modo paloma? Ni colaba ni hab¨ªa justificaci¨®n posible.
Ada Colau les ha cortado el alquiler por la incoherencia que supone financiar a los okupas de forma irregular y ha puesto en evidencia a CiU. La v¨ªa para los okupas, se?alan tanto Colau como Manuela Carmena, es negociar viviendas sociales como todo hijo de vecino. Otra paradoja es que los okupas no las quieren, pero eso es otra historia.
Debe parecer ingenuo exigir a¨²n coherencia a un partido (CiU) que tiene las sedes embargadas y que est¨¢ encausado en intensos casos de corrupci¨®n, pero no renunciaremos a ella, como tampoco parecen renunciar los ciudadanos, que en el ¨²ltimo bar¨®metro municipal de Barcelona dejan a CiU en un 8,5% de intenci¨®n de voto, frente al 13,7% de hace un a?o. Tanto en las encuestas de Barcelona como en las de Madrid las nuevas alcaldesas logran apoyos a su gesti¨®n y mejoran en intenci¨®n de voto.
En Madrid, Carmena ha impuesto multas de 180.000 euros a la Fiesta del Orgullo Gay por exceso de ruido en 2015, un exceso al que ella misma contribuy¨® desde la tribuna en otra de las asombrosas paradojas de esta etapa. Cumple as¨ª la normativa ac¨²stica que Gallard¨®n endureci¨® en 2011, pero a la vez anuncia una subvenci¨®n de 250.000 euros frente a los 60.000 que ten¨ªa. Lo comido por lo servido. O en otras palabras: cumplir la ley para despu¨¦s cambiar la ley. Ese es el camino, y no otro. En la capital tambi¨¦n hemos visto a Carmena reaccionar cuando estall¨® el tema de los titiriteros y otros fuegos amigos.
Vemos as¨ª que, en el escenario viejo-nuevo en el que estamos, es m¨¢s coherente ser paloma sin garras, pero paloma en todas sus funciones, que halc¨®n corrupto y disfrazado de paloma.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.