La cultura 'skinhead' como g¨¦nero cinematogr¨¢fico
Coincidiendo con el estreno de 'Green Room', repasamos c¨®mo ha retratado el cine la figura del cabeza rapada en numerosas pel¨ªculas
Feos y malvados, los skinheads ostentan una m¨¢xima a la que el resto de tribus urbanas aspiran: que la gente se cambie ¨Cliteralmente¨C de acera al verlos. Eminentemente de clase obrera, comunmente familiarizados con la violencia, y enormemente estereotipados por los medios de comunicaci¨®n -hay cabezas rapadas de todo (o ning¨²n) signo pol¨ªtico-, la cultura skinhead ha sido abordada ya no s¨®lo en notables documentales (Skinhead Attitude), sino tambi¨¦n en numerosos largos de ficci¨®n.
Bronco bullfrog: mirando atr¨¢s con ira
Es extra?o empezar este listado con Bronco Bullfrog. No es espec¨ªficamente una pel¨ªcula sobre skinheads sino sobre su evoluci¨®n inmediata: los suedeheads. Quiz¨¢s el t¨¦rmino os sea familiar gracias a el hit de Morrissey?Suedehead pero indagando un poco m¨¢s, descubrimos que las se?as est¨¦ticas de los suedeheads pueden resumirse superficialmente con: m¨¢s elegancia, m¨¢s pelo y, musicalmente, m¨¢s de lo mismo: m¨²sica negra. Por supuesto, sus integrantes segu¨ªan siendo j¨®venes precarizados de clase obrera.
En lo que respecta a Bronco Bullfrog, la pel¨ªcula, que se rod¨® a finales de los sesenta, en blanco y negro, conectaba a la perfecci¨®n, por su realismo, con las vanguardias cinematogr¨¢ficas que le eran contempor¨¢neas ¨Chay mucho free cinema, mucha nouvelle vague¨C en Bronco Bullfrog. Este gusto por el cin¨¦ma verit¨¦ no s¨®lo repercutir¨ªa en el look de la peli, sino tambi¨¦n en su casting: todos los adolescentes que aparecen en ella formaban parte de una compa?¨ªa de teatro amateur; no eran, por tanto, actores profesionales. Lo que s¨ª eran, sin necesidad de pasar por manos de vestuario y peluquer¨ªa, es suedeheads en la vida real.
Qui¨¦n se acerque a esta cinta buscando skinporn ¨Ces decir, fetichizaci¨®n de parafernalia y ritos propios de la tribu urbana¨C quiz¨¢s se sienta defraudado. En la pel¨ªcula no hay escenas donde los chavales se re¨²nan alrededor del tocadiscos, ni tiene soliloquios en los que expongan su distinci¨®n con respecto a otras bandas. S¨ª que tiene discusiones paternofiliales, grasa de f¨¢brica, y pu?etazos mal dados, de los que no suenan; de los de verdad. Bronco Bullfrog inaugurar¨ªa una tradici¨®n que, tan pronto como dio comienzo, quedar¨ªa en estado durmiente hasta los ochenta, donde t¨ªtulos como la f¨¢bula punk Suburbia y, en mayor grado, Made in Britain, con un Tim Roth de cruz gamada en la frente, se adelantar¨ªan al reinado de la bomber en la d¨¦cada posterior.
Nazi chick: de American History X a Romper stomper
En los noventa, la est¨¦tica skinhead experiment¨® un inusitado revival, mutando, a su vez, de una tribu urbana marginal a un (sobredimensionado) problema de orden p¨²blico. Los medios retrataron al cabeza rapada como un neonazi de forma un¨ªvoca, por lo que, en el imaginario colectivo, todos los skins eran groupies descerebradas de Adolf Hitler y Rudolf Hess. Ese sentimiento se hizo extensible, como no pod¨ªa ser de otro modo, al cine que retrat¨® la subcultura durante esa d¨¦cada.
Aunque durante estos a?os American History X se alzara como buque insignia del cine skin, con un Edward Norton en estado de gracia -y aplastando cr¨¢neos contra bordillos-, su manique¨ªsmo y empaque hollywoodiense la convierten, vista ahora, en uno de los retratos de la tribu urbana m¨¢s grandgignolescos y, por ende, risibles. De esta propuesta surgieron bastardizaciones como la espa?ola Diario de un skin, dramatizaci¨®n del libro hom¨®nimo firmado por el periodista Antonio Salas. Salas, que supuestamente pas¨® meses infiltrado en una organizaci¨®n racista para escribirlo, vio como su ya de por s¨ª amarillista libro era transformado en una bochornosa ficci¨®n de patio de colegio: Diario de un skin es al mundo de los cabezas rapadas lo que Ali G al de los raperos.
Si en el citado libro, el detonante de la infiltraci¨®n en la banda de cabezas rapadas tiene motivos personales, a?os antes ver¨ªamos una aproximaci¨®n parecida en la americana Pariah. De todos los subproductos centrados en skinheads neonazis, Pariah es el menos aberrante de todos ellos, lo que, teniendo en cuenta el c¨®mputo general ¨CEl Infiltrado, Pies de Acero, El Creyente, con un jovenc¨ªsimo Ryan Gosling¨C no es decir mucho. Mucho m¨¢s as¨¦ptica, realista y contundente resulta Romper Stomper, cinta autraliana protagonizada por la (entonces) estrella emergente Russell Crowe. Cifrando la pugna entre una banda skinhead y la comunidad vietnamita de su zona, lo m¨¢s curioso de la pel¨ªcula es el efecto fagocitador que tuvo dentro de la escena: su canci¨®n original Pulling on the boots ha sido interpretada por numerosas bandas que practican los estilos m¨¢s celebrados, seg¨²n su ideolog¨ªa, por los skins: oi! y rac -siglas de rock anti-comunista.
This is England: ra¨ªces antiguas y botas nuevas
This is England (2006) es toda una declaraci¨®n de intenciones. Ya desde su t¨ªtulo (¡°Esto es Inglaterra¡±), desaf¨ªa todos los clich¨¦s que la cultura urbana lleva sufriendo en los ¨²ltimos a?os. No es casualidad que el protagonista de la historia sea un ni?o de 12 a?os que entra en contacto con una pandilla de skinheads tradicionales: la reeducaci¨®n de Shaun (Thomas Turgoose) es, de alguna manera, la que sufre un espectador al que siempre se le ha mostrado la cultura skin como algo temible y filoracista.
Aunque la acci¨®n de esta pel¨ªcula ambientada en la Inglaterra tatcherista de los a?os ochenta, la idiosincrasia de sus protagonistas es m¨¢s propia del llamado esp¨ªritu del 69, el a?o cero de la cultura skin: sus atuendos ¨Cvemos m¨¢s crombies y harringtons de cuadros escoceses que cazadoras bomber¨C, su m¨²sica ¨Cska y skinhead reggae en lugar de oi! o punk¨C, y su actitud ¨Cjoie de vivre antes que absurdas cacer¨ªas¨C hace que los skinheads de la pel¨ªcula entronquen directamente con la idea original del movimiento. El conflicto de la pel¨ªcula, precisamente, estalla cuando el partido de tintes nacional-socialistas National Front empieza a integrar cabezas rapadas en sus filas, sembrando as¨ª lo que luego devendr¨ªa en el ya mencionado boom naziskin de los noventa.
La pel¨ªcula tuvo tres continuaciones en forma de serie televisiva: This is England '86, This is England '88 y This is England '90 muestran las transformaciones que los protagonistas de la pel¨ªcula original sufren con el paso de los a?os, radiografiando as¨ª las explosiones juveniles de cada ¨¦poca: de lo skin a lo mod, de lo mod a lo nuevaolero, y de lo nuevaolero a lo rave. El universo de This is England pone de relieve as¨ª que, por mucho que se haya embellecido esta cultura callejera, no dejaba de ser una moda que, como el resto, era demonizaba, reiventada, y exterminada.
Green room: rapados y posmodernos
Green Room, en lo que a cine de cabezas rapadas se refiere, es tanto un avance como un retroceso. Por un lado, es la primera vez que se integra al skinhead en una pel¨ªcula de forma org¨¢nica: en esta nueva pel¨ªcula sobre skins no hay historias inici¨¢ticas, coberturas ideol¨®gicas al fen¨®meno o concesiones al morbo del espectador casual. Green Room no ocupa ning¨²n minuto de su metraje en explicar qu¨¦ es un skinhead, ni en espectacularizar sus costumbres, como tampoco en buscarles un background que apoye su giro a la (ultra)derecha.
Por otro lado, si los medios se encargaron de tomar la parte por el todo (un skinhead s¨®lo y ¨²nicamente puede ser un neonazi violento); Green Room utiliza la imagen que la opini¨®n p¨²blica tiene del skin, la de un monstruo, para hacer lo ¨²nico que se puede hacer con un monstruo: cine de terror.
La cinta dirigida por Jeremy Saulnier parte de una premisa que invita al desarrollo simplista -un grupo de punk, enemigos naturales del skin racista, son asediados por una banda de supremacistas blancos. Se adentra tanto, sin embargo, en el cine de g¨¦nero que, seg¨²n avanza la historia, los conflictos inherentes de cada una de las tribus urbanas quedan eclipsados por un incidente externo, a partir del cu¨¢l da comienzo un fest¨ªn de survival horror. En Green Room, los cabezas rapadas no est¨¢n muy lejos de unos incontrolables Gremlins o de una turba zombie: matan y mueren exactamente con la misma facilidad. Especialmente temible resulta Patrick Stewart, actor popular gracias a X-Men o Star Trek, cuya performance en la pel¨ªcula se encuentra entre lo m¨¢s granado de toda su carrera.
Con el estreno ma?ana viernes de Green Room, la suerte est¨¢ echada. Ahora solamente queda esperar para ver si la pel¨ªcula sienta un precedente -uno lo suficientemente poderoso- como para que el (sub)g¨¦nero se desembarace de unas constantes cada vez m¨¢s agotadas, o lo que es lo mismo: que el skinhead sea utilizado como herramienta pop antes que como contrapunto a nuestras convenciones sociales.
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