J¨®venes y millonarios
Justin Bieber y Neymar son una imagen hist¨®rica de su generaci¨®n y est¨¢n unidos por el entretenimiento y la falta de respeto al tinte rubio para el pelo

En Miami es temporada de tormentas, comienza el 1 de junio y termina el 30 de noviembre. Eso es lo que dura el verano hoy en d¨ªa. El fin de semana pasado, mientras tomaba un sol perfecto en el club de playa, observaba a los americanos de verdad leyendo The New York Times, con la foto en su primera p¨¢gina de los tesoros del Louvre trasladados de urgencia a plantas altas del museo para no ser destruidos por la crecida del Sena. Fue una imagen amenazadora. Esas estatuas de culturas que se han convertido en naciones conflictivas o supervisadas por los bancos acreedores, reunidas en un hermoso desorden ante la terrible posibilidad de que el agua del r¨ªo les hiciera da?o. Record¨¦ que mi madre contaba c¨®mo me llev¨® de la mano al Louvre cuando ten¨ªa 11 a?os y yo me plant¨¦ fascinado ante la Victoria de Samotracia sin tiempo para ver La Gioconda. Vicky y Gio, dos tipos de mujer, una sin cabeza pero con cuerpazo y alas y la otra con cabeza pero sin cuerpo. La diosa alada y la mujer sentada. La que act¨²a y la que piensa. Ambas habitan en nosotros y tambi¨¦n en ese museo amenazado ahora por cosas como la religi¨®n y el cambio clim¨¢tico.
Es cierto que en la vida te obligan a que seas una cosa u otra. La Victoria de Samotracia o La Gioconda. De Podemos o de Ciudadanos. La diferencia, eso que tanto he defendido toda mi vida, te ubica en un sitio extra?o. Yo prefiero la Victoria de Samotracia porque la encuentro m¨¢s gestual, todo movimiento. La Mona Lisa me parece que es m¨¢s de ideolog¨ªas, te hipnotiza y luego no te resuelve. En cambio, creer en una mujer alada al menos te da actitud. Me encantar¨ªa plantear estas cuestiones a Albert Rivera o a Pablo Iglesias en uno de esos plat¨®s de televisi¨®n donde parecen vivir.
Uno de los inconvenientes de que se repitan las elecciones es que tambi¨¦n se repiten los debates y los sondeos. No es justo con el televidente, que los consumir¨¢ por la sencilla raz¨®n de que no hay otra oferta. Preferir¨ªa un di¨¢logo televisado entre Justin Bieber y su nuevo mejor amigo, Neymar, el jugador estrella del Bar?a. Se han vuelto inseparables y ya son una imagen hist¨®rica de su generaci¨®n: menores de 24 a?os, millonarios, unidos por el entretenimiento y la falta de respeto al tinte rubio para el pelo. Bieber, que es canadiense, tiene mejor relaci¨®n con el bal¨®n que cualquier norteamericano. Y Neymar sabe bailar sin pensar los ¨¦xitos de su anfitri¨®n en Los ?ngeles. Canad¨¢ y Brasil, dos potencias americanas unidas por su dorada juventud.
Aunque mi cabello es m¨¢s plateado que dorado, esta semana he salido en los medios casi tanto como un pol¨ªtico, debido a mi anterior columna sobre la compra que le envi¨¦ a mi padre a Venezuela. De pronto estaba hablando en todas partes sobre mi pap¨¢ y mi pa¨ªs cuando mis amigos me advirtieron de que pensara muy bien lo que dir¨ªa porque alguien ha colado a Venezuela en la campa?a electoral y cualquier cosa fuera de tono podr¨ªa fastidiar el bendito env¨ªo que viaja en este momento por v¨ªa mar¨ªtima. ¡°?C¨®mo puedes estar seguro de que a tu pap¨¢ le llegue el encargo si al pa¨ªs no llega casi nada? ?Aunque se sigan celebrando grandes bodas, eso s¨ª!¡±. Aparentemente, estas agencias tienen un ¡°contacto¡± en los puertos venezolanos que facilita la entrega a los necesitados familiares. Todo este sistema me asombra tanto como la econom¨ªa sumergida que genera. ¡°S¨ª, pero d¨¦jate de rechistar porque lo importante es que el at¨²n, el aceite y las medicinas le lleguen a tu padre a fin de mes¡±.
Cuando mi marido, que es mi alimento y mi medicina, est¨¢ de visita en Miami y escucha la radio espa?ola, me enternece. Los espa?oles tenemos una relaci¨®n at¨¢vica con la radio, lo s¨¦ porque he hecho mucha radio en Espa?a. Y escuch¨¢ndola nos enteramos de que Manuela Carmena quiere garantizar que los organizadores del desfile del orgullo gay no tengan que pagar multas por exceso de ruido. Lo ha equiparado a las Fallas de Valencia, que son ruidos¨ªsimas y muy amparadas por el Ayuntamiento y la Virgen. Tengo amistades en Miami que compran el billete a Madrid el d¨ªa siguiente de despertarse resacosos del Orgullo.
Y se pasan el a?o elaborando, mental y artesanalmente, el vestuario que emplear¨¢n. ¡°Y tambi¨¦n calculamos el decibelio, mi amor¡±, me inform¨® uno de ellos. ¡°Hablamos en susurros, como giocondas, pero con gestualidad de victorias de Samotracia y tambi¨¦n con gritos de concierto de Justin Bieber. Lo practicamos todo porque Madrid es nuestra Meca. ?Que lo oiga todo el mundo!¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.