Todo por la patria
Ni un d¨ªa sin gui?os populistas que apelan a emociones y esquivan debates
Singular campa?a la que arranc¨® ayer, poblada de apelaciones a la patria, una noci¨®n de reminiscencias preconstitucionales y estrechamente asociada al m¨¢s rancio nacionalismo. Tan s¨²bito inter¨¦s por un concepto tan caduco tiene una explicaci¨®n clara: el partido Podemos necesita encontrar una manera de recuperar la transversalidad perdida por la coalici¨®n con Izquierda Unida. Esta alianza, cuyo sentido t¨¢ctico es innegable en t¨¦rminos de r¨¦dito electoral, tiene sin embargo la contrapartida negativa de situar a una fuerza como Podemos, que aspira a representar a una mayor¨ªa de espa?oles, a posiciones extremistas muy alejadas del votante mediano, mayoritariamente centrista.
Esta reivindicaci¨®n de la patria no es sino otro ardid de una estrategia populista que reclama aquellos significantes vac¨ªos de contenido (patria, pueblo, gente, etc¨¦tera) que pueden contribuir a amalgamar detr¨¢s de sus siglas a aquellos que no se identifican con categor¨ªas pol¨ªticas tradicionales.
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Apelar a la emoci¨®n es leg¨ªtimo en una campa?a electoral: los ciudadanos no solo se movilizan para votar por razones relacionadas con el puro inter¨¦s personal, sino tambi¨¦n por la identificaci¨®n personal con un l¨ªder, partido pol¨ªtico o proyecto de pa¨ªs. Pero una cosa es apelar a los sentimientos y otra, bien distinta, utilizar emociones primarias para evitar someterse a una discusi¨®n, imprescindible en una campa?a, sobre las medidas concretas y planes de gobierno de una formaci¨®n pol¨ªtica.
En una democracia avanzada como la espa?ola, que adem¨¢s es ¡ªpor dise?o constitucional¡ª un Estado social y de derecho, solo hay ciudadanos. Ellos son los titulares de la soberan¨ªa y de los derechos. En una democracia, todo ciudadano tiene que poder sentirse orgulloso de pertenecer a una comunidad pol¨ªtica que respeta sus derechos y libertades y que organiza un marco de convivencia justo y respetuoso con su identidad, cualquiera que sea esta. De ah¨ª que tenga sentido hablar de patriotismo constitucional m¨¢s que de patria o de patriotismo.
Este retorcimiento de los conceptos, ya visto en el intento de capturar la marca socialdem¨®crata, o en la pretensi¨®n de reclamar la soberan¨ªa frente a Europa y a la vez declararse europe¨ªsta, se traslada ahora a otra combinaci¨®n imposible: el patriotismo plurinacional. La idea de patria promovida por Podemos, con su apelaci¨®n a un sentimiento de identificaci¨®n primordial con la naci¨®n, casa mal con la idea de la plurinacionalidad y el derecho a la autodeterminaci¨®n de todas las partes constituyentes de ese Estado que Podemos defiende como elemento central de su programa y de sus alianzas territoriales. Una contradicci¨®n fundamental sobre la que desconocemos qu¨¦ piensan los diferentes componentes de Podemos y que seguramente convendr¨ªa aclarar para disipar la impresi¨®n de que todo vale con tal de llegar al poder.
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