Que te como
Por un momento me he asustado. Como se enteren los populistas, lo incluyen en su programa
Cuando era bastante peque?o, deb¨ªa yo andar por los treinta, descubr¨ª que algo tenido por normal y natural, era, en realidad, m¨¢s raro que un perro verde. No hab¨ªa ca¨ªdo yo en que eso de que unos pueblos escriban de derecha a izquierda y otros de izquierda a derecha era un capricho inexplicable. Yo entonces militaba en el materialismo darwinista y estaba persuadido de que siempre ganaba la mejor opci¨®n para la supervivencia y la reproducci¨®n. As¨ª que algo tan fundamental como escribir hacia un lado o hacia otro me dejaba perplejo. ?C¨®mo no hab¨ªa prevalecido uno de los dos sentidos?
M¨¢s tarde hube de admitir que los procesos culturales no tienen ninguna relaci¨®n con los biol¨®gicos. O muy poca. Vean el caso de los futbolistas, selecci¨®n de machos que nadan en oro y se rodean de concurridos gineceos. Deber¨ªan ser modelos culturales para la juventud espa?ola. Bueno, a lo mejor s¨ª: fraude, delito fiscal, dopaje, tongo y ¨²ltimamente prostituci¨®n de menores. Los modelos culturales son ca¨®ticos y no tienen relaci¨®n alguna con la ordenada, previsible y cruel selecci¨®n natural.
Estas ocurrencias me iban asaltando durante la lectura de Un pie en el r¨ªo, el estudio de Felipe Fern¨¢ndez Armesto sobre las rarezas evolutivas de la cultura humana. Frente a la sensata lucha por la supervivencia y la reproducci¨®n de la evoluci¨®n animal, parece que culturalmente los humanos no luchamos por nada que no sea la constante renovaci¨®n del capricho. En un rasgo de humor muy de Oxford (su universidad) Armesto asegura que el canibalismo es un buen ejemplo de antojo cultural humano, otra chifladura de la imaginaci¨®n que nos define perfectamente. Por un momento me he asustado. Como se enteren los populistas, lo incluyen en su programa.
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