La tentaci¨®n utilitarista de la Iglesia cat¨®lica
La c¨²pula eclesial reivindica la contribuci¨®n de su patrimonio y los servicios que presta al PIB del pa¨ªs
El cat¨¢logo de Ikea no solo ha inspirado el programa electoral de Podemos. Tambi¨¦n inspira la campa?a emprendida por la Iglesia cat¨®lica espa?ola para venderlo mucho que considera que aporta a la sociedad, y no solo en cuanto a alimento espiritual y gu¨ªa moral, sino tambi¨¦n en t¨¦rminos meramente cremat¨ªsticos. Para ello ha difundido un extenso cat¨¢logo destinado a demostrar que la Iglesia, lejos de ser la r¨¦mora que muchos consideran, es un importante activo econ¨®mico para el pa¨ªs.?
El cat¨¢logo se detiene a calcular y exponer, con el mismo despliegue gr¨¢fico con el que los supermercados ofrecen sus ofertas de 2x1, las cifras de lo que su actividad y patrimonio acumulado durante siglos aportan al PIB nacional. La Iglesia, viene a decir, no es, como sus detractores pretenden, un par¨¢sito que vive del presupuesto p¨²blico, por mucho que el Estado pague el salario de los 25.660 profesores de religi¨®n que ella designa, financie con fondos p¨²blicos la red de colegios cat¨®licos concertados y haga cuantiosas aportaciones al patrimonio cultural que gestiona. Al rev¨¦s. Seg¨²n su portavoz, ¡°las supuestas riquezas de la Iglesia est¨¢n al servicio de nuestra sociedad y nuestra econom¨ªa¡±. Aunque la frase suene extra?a, porque si supuestas, poco servicio har¨¢n, el op¨²sculo deja claro que esas riquezas son tangibles y est¨¢n perfectamente cuantificadas. Las cifras son espectaculares: 23.071 parroquias, 18.813 sacerdotes, 57.531 religiosos, 819 monasterios, 2.600 centros educativos, 15 universidades. Junto a ello, la ingente actividad de servicios: 240.282 bautizos, 244.252 primeras comuniones, 116.787 confirmaciones, 52.000 matrimonios...
La gerencia episcopal se ha detenido a calcular lo que todo ese haber representa para el Estado y la econom¨ªa espa?ola. Estima, por ejemplo, en 22.620 millones de euros ¡ªel 2,17% del PIB¡ª y 225.300 puestos de trabajo el impacto econ¨®mico de los inmuebles de inter¨¦s cultural. Y en 9.900 millones y 134.000 empleos el de las celebraciones religiosas, fundamentalmente en el sector de la restauraci¨®n. Tambi¨¦n dice que los centros concertados ahorran al Estado 2.692 millones, pero eso no est¨¢ tan claro: ?acaso no cobra por la ense?anza? Lo que no aparece es el valor de los muchos inmuebles que ha inmatriculado en los ¨²ltimos a?os gracias a una muy generosa normativa aprobada en su d¨ªa por el Gobierno de Aznar.
Lo que sorprende de este cat¨¢logo es el intento de justificar desde el punto de vista econ¨®mico lo que, trat¨¢ndose de una instituci¨®n religiosa, seguramente no deber¨ªa ser su principal preocupaci¨®n. La Iglesia ha tenido una s¨²bita tentaci¨®n utilitarista y ha querido hacer valer su contribuci¨®n a la felicidad colectiva seg¨²n lo que su ¡°supuesta riqueza¡± aporta en t¨¦rminos monetarios al bienestar general. Pero puede que no sea tan buena idea. Como no lo fue en su d¨ªa la pretensi¨®n de algunas entidades humanitarias de utilizar como argumento en favor de los inmigrantes lo mucho que contribu¨ªan a la econom¨ªa. Porque los ciclos econ¨®micos van y vienen y hay argumentos que pueden tener un significado de ida y otro muy distinto de vuelta.
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