Una escuela que premia la diferencia
Un peque?o centro de educaci¨®n especial en Senegal consigue transformar la mentalidad de la comunidad, que antes ve¨ªa la discapacidad como un estigma
Khady llevaba cinco a?os en casa con su abuela cuando la fueron a buscar. Estaba tumbada en un banco, totalmente ida, con la mirada ausente. Su madre la abandon¨® al descubrir que ten¨ªa discapacidad mental y de su padre nunca se supo. Tras un accidente de coche, se qued¨® coja de la pierna izquierda y desde entonces, camina con cierta dificultad. Khady llevaba a?os sin pisar la escuela porque no era capaz de seguir el ritmo de la clase. Todos los ni?os se burlaban de ella y, para defenderse, iba por ah¨ª con su cantimplora pegando a todo el mundo. Adem¨¢s, no articulaba una sola palabra y la relaci¨®n que ten¨ªa con su entorno era, en consecuencia, muy negativa.
La realidad de una persona con discapacidad en Senegal, especialmente en las zonas rurales, puede ser muy dura, aunque Khady es una ni?a afortunada. En el a?o 2014 empieza a asistir al centro Jacobo Romero Rivera, la segunda escuela p¨²blica de educaci¨®n especial en Senegal, situada en Palmar¨ªn, una comunidad rural en la regi¨®n de Fatick. Hoy no queda ni rastro de esa ni?a problem¨¢tica, marginada y solitaria que era Khady. Ahora es muy sociable y sonriente, ya sabe hablar, tiene muchos amigos, adem¨¢s le encanta bailar sin avergonzarle su cojera y asiste a todos los eventos culturales de su comunidad. Es una alumna constante, motivada y trabajadora. ¡°Me pidi¨® una libreta para escribir y dibujar en casa¡±, dice su abuela. "Estoy muy contenta con su cambio de actitud, est¨¢ mejorando mucho y al fin est¨¢ integrada". Que Khady vaya a la escuela, aprenda y tenga cierta autonom¨ªa es posible gracias a Bego y Jon, la pareja gallego-francesa de cooperantes que impuls¨® la iniciativa de crear un centro en Palmarin.
Todo empez¨® en el a?o 2010, cuando Bego trabaj¨® como psic¨®loga y maestra de educaci¨®n especial en las distintas escuelas de la comunidad gracias a una beca del Centro Universitario de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (CUCID) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Durante un a?o trabaj¨® con los alumnos que presentaban dificultades de aprendizaje y problemas del lenguaje, como ya hab¨ªa hecho en otros centros de Per¨², Bolivia y Nepal. Mientras desarrollaba su trabajo, descubri¨® varios casos de ni?os que no asist¨ªan a la escuela o que la abandonaban debido al escaso apoyo que recib¨ªan y al estigma que arrastraban por su discapacidad. En Senegal, 59 de cada 1.000 personas tienen alguna discapacidad y esta realidad afecta m¨¢s a las mujeres que a los hombres, seg¨²n un informe de la Agencia Nacional de Estad¨ªstica y Demograf¨ªa publicado en 2014. Adem¨¢s, la situaci¨®n es compleja porque las personas con discapacidad a menudo son rechazadas por sus familias debido a sentimientos de verg¨¹enza o culpabilidad.
Durante su estancia en Palmarin, Bego aprendi¨® serer, el idioma local, y comenz¨® una labor de sensibilizaci¨®n en la comunidad acerca de la discapacidad f¨ªsica e intelectual que todav¨ªa contin¨²a hoy. ¡°Es imprescindible eliminar el estigma, sobre todo en los ni?os, que son rechazados debido a las falsas creencias conectadas al castigo divino¡±, asegura Bego. Su compa?ero Jon a?ade: ¡°Antes de arrancar el proyecto nos hemos reunido con los padres, los jefes del pueblo, los profesores, el cura, el im¨¢n, el alcalde y tambi¨¦n con el departamento de inspecci¨®n educativa senegal¨¦s. Es fundamental que todas las partes implicadas estemos bien informadas, nos coordinemos y nos apoyemos¡±.
Un 90% de los ni?os y ni?as con discapacidad no asisten a la escuela en los pa¨ªses en desarrollo
La escuela est¨¢ ubicada en el recinto del colegio p¨²blico de Palmarin, lo que garantiza la integraci¨®n y la interacci¨®n con todos los ni?os del pueblo. Adem¨¢s, comparten los espacios de juego, los recreos y la biblioteca. ¡°Algunos ni?os, con un refuerzo escolar y algunas horas de apoyo, pueden seguir el ritmo de la clase, otros no pueden y necesitan una atenci¨®n m¨¢s individualizada y adaptada a sus capacidades¡±, asegura Bego. ¡°Aqu¨ª asisten los ni?os que, debido a sus necesidades educativas especiales, no se benefician de la educaci¨®n en un colegio convencional. Aunque si alg¨²n alumno tiene posibilidades de reintegrarse en una escuela ordinaria, los maestros hablan con la familia y con el centro para que as¨ª sea. Es el caso de C¨¦cile, que despu¨¦s de un a?o en el Jacobo Romero Rivera, comenz¨® a hablar, a leer y escribir con solo seis a?os. Actualmente asiste sin apoyo al sistema p¨²blico ordinario¡±.
Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), el 15% de la poblaci¨®n mundial presenta alguna discapacidad y, seg¨²n la UNESCO, un 90% de los ni?os y ni?as con discapacidad no asisten a la escuela en los pa¨ªses en desarrollo. Y Palmarin era un claro ejemplo. Este colectivo es uno de los m¨¢s marginados del mundo y constituye la mayor minor¨ªa del planeta. Entre las razones por las que son rechazados destacan las relacionadas con las viejas supersticiones y el castigo divino. Debido al fuerte arraigo de estas ideas, las personas que presentan alguna discapacidad sufren incomprensi¨®n, marginaci¨®n, rechazo e incluso son perseguidos en algunos casos.
As¨ª ocurri¨® con Charles Camile, el alumno m¨¢s joven de la escuela, que tiene tres a?os y padece una par¨¢lisis cerebral infantil debido a las complicaciones que tuvo su madre durante el parto. ¡°Cuando naci¨® CC ¨Cas¨ª le llaman¨C y se enteraron en el pueblo, algunos me persegu¨ªan porque quer¨ªan deshacerse del beb¨¦, convencidos de que mi hijo era una reencarnaci¨®n del diablo¡±, afirma Rosalie, su progenitora. ¡°Estoy muy orgullosa de mi hijo y no me importa lo que digan los dem¨¢s, pero al principio no sal¨ªa de casa y ten¨ªa mucho miedo de que le pudiera pasar algo¡±. CC tiene una movilidad muy reducida y una dependencia absoluta, sin embargo, est¨¢ bien cuidado y recibe la atenci¨®n que necesita. Gracias a la labor de sensibilizaci¨®n que ha hecho la Asociaci¨®n J¡¯aime Rever en la comunidad, Rosalie ya no teme por la vida de su hijo. ¡°No solo han dejado de perseguirlo, sino que ahora todo el pueblo protege a mi beb¨¦. En la escuela, todos los ni?os le adoran y cuidan de ¨¦l¡±, dice.
Bego y Jon, fundadores de la asociaci¨®n e impulsores del proyecto educativo, fueron puerta por puerta explicando a los padres que los ni?os con diversidad funcional no son reencarnaciones del demonio, sino que las causas de una discapacidad son otras y nadie es culpable de la situaci¨®n.
El programa de desarrollo individualizado para cada alumno incluye el aprendizaje de tareas como ir a la compra o cocinar, el desarrollo de habilidades sociales, como saludar, y tareas b¨¢sicas de higiene
La escuela Jacobo Romero Rivera, cuyo nombre hace honor al primo de Bego, que fue v¨ªctima del accidente de tren ocurrido en Santiago de Compostela en julio del 2013, abri¨® sus puertas en octubre del 2014 con el objetivo de proteger y defender el derecho universal a la educaci¨®n, como recoge el Art¨ªculo 26 de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos.
La evoluci¨®n de los alumnos es la mejor garant¨ªa de su capacidad de aprendizaje. Gracias a ellos, al apoyo de la comunidad y al permiso del ayuntamiento la construcci¨®n de la escuela fue posible. Los obreros, electricistas y pintores del pueblo se involucraron en el proyecto y realizaron la obra con la ayuda de varios abuelos, que tambi¨¦n quisieron aportar su granito de arena.
Hoy, el centro tiene 17 alumnos repartidos entre dos aulas. El programa educativo y los materiales pedag¨®gicos est¨¢n adaptados a las necesidades espec¨ªficas de cada alumno. ¡°Evaluamos a cada ni?o para conocer sus habilidades, su contexto socio-familiar, sus deseos, intereses y necesidades, que luego definen su programa de desarrollo individualizado (PDI). Este incluye el aprendizaje de tareas pr¨¢cticas, como ir a la compra o cocinar peque?os platos; el desarrollo de habilidades sociales, como saludar, presentarse o conversar con los miembros de la comunidad; y tareas b¨¢sicas de higiene, cuidado personal y autonom¨ªa en general. Asimismo, los alumnos aprenden lenguaje, lectura, escritura y c¨¢lculo¡±, comenta Bego, encargada de desarrollar el programa educativo. "Utilizamos como base el programa de educaci¨®n p¨²blica senegalesa junto con diferentes programas de educaci¨®n especial y lo adaptamos a la realidad del pa¨ªs", abunda. Para ello, cuentan con dos profesoras locales que han sido formadas espec¨ªficamente para el puesto.
En los recreos juegan con los alumnos que antes se burlaban de ellos y hoy han aprendido a quererlos y aceptarlos como son
Agn¨¦s, de casi 24 a?os, tiene una historia similar a la de Khady. Viv¨ªa con su abuela porque su madre tambi¨¦n la abandon¨®. Preocupada por su futuro, Anne Marie acudi¨® a la escuela para inscribir a su nieta. Agn¨¦s jam¨¢s hab¨ªa cogido un l¨¢piz hasta ese momento. Cada actividad era un descubrimiento y un nuevo est¨ªmulo al que respond¨ªa con ilusi¨®n. A pesar de su discapacidad intelectual y de la privaci¨®n total de educaci¨®n que ha tenido, Agn¨¦s ahora sabe escribir, pintar, coser, contar y hasta puede leer algunas palabras.
Cuando encontraron a Paul, andaba por el pueblo vagando, recogiendo basura y estaba casi siempre solo. Le expulsaron de la escuela porque no paraba quieto y no hablaba. Paul tiene 13 a?os y un trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Presenta algunos rasgos de autismo que afectan a su interacci¨®n social, comunicaci¨®n y conducta, aunque eso no le impide asistir a la escuela y aprender, como los dem¨¢s. Tampoco queda nada del Paul de hace a?os. Le encanta jugar al f¨²tbol con sus compa?eros, reparar aparatos electr¨®nicos como radios, linternas o ventiladores y le fascina amasar plastilina.
Casi todos los alumnos tienen autonom¨ªa para ir y venir solos de la escuela. Adem¨¢s, se ayudan unos a otros durante las horas de clase. En los recreos juegan con los alumnos que antes se burlaban de ellos y hoy han aprendido a quererlos y aceptarlos como son.
El trabajo que realiza la escuela hace posible que las personas con discapacidad participen de manera activa y efectiva en la sociedad, como recoge el art¨ªculo 24 de la Convenci¨®n de la ONU sobre los derechos de las personas discapacitadas, aprobada en diciembre del 2006 y ratificada por Senegal en la ley de orientaci¨®n social n.? 2010-15 relativa a la promoci¨®n y protecci¨®n de los derechos de las personas discapacitadas, aprobada el 6 de Julio del 2010.
En pocos a?os, el cambio en la manera de ver y entender la discapacidad en la comunidad de Palmarin demuestran que es posible alcanzar el objetivo de escolarizaci¨®n universal de todos los ni?os con independencia de sus capacidades f¨ªsicas o mentales. Al menos, en este lugar es posible, y ahora est¨¢n m¨¢s cerca de alcanzar una sociedad m¨¢s igualitaria, m¨¢s inclusiva y, por tanto, m¨¢s justa. Nada de esto habr¨ªa podido ocurrir sin la participaci¨®n y el apoyo de toda la comunidad, que ya no entienden la discapacidad como un castigo de Dios sino como una diferencia que enriquece y refuerza la visi¨®n de la comunidad. En Palmarin, finalmente, cada ni?o es valorado por lo que es, y no por lo que sabe.
Esta comunidad rural y aislada, con acceso limitado al agua o la energ¨ªa, y un porcentaje alt¨ªsimo de analfabetismo, ha podido, ha querido y ha sabido transformar su mentalidad predominante por una m¨¢s sensible y comprensiva frente a las personas m¨¢s vulnerables. Este peque?o cambio supone un paso gigante hacia un desarrollo m¨¢s sostenible y humano. Ahora es un lugar donde todos los ni?os tienen derecho a ser ni?os.
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