C¨®mo decimos "gay"
El poco uso de la voz espa?ola ¡°gayo¡± dificult¨® que se le a?adiese la nueva connotaci¨®n de su palabra hermana
La matanza perpetrada en Orlando ha aumentado la circulaci¨®n de la palabra ¡°gay¡± en estos d¨ªas, y por esa lamentable raz¨®n se ha podido observar con intensidad el uso de tal t¨¦rmino en los medios: La prensa lo muestra sin cursiva y con el plural espa?olizado: gais. Pero en la radio (lo que coincide quiz¨¢s con el lenguaje oral com¨²n) o¨ªmos con m¨¢s frecuencia la pronunciaci¨®n guei y gueis, en vez de la correspondiente naturalizaci¨®n fon¨¦tica gai y gais. Por tanto, este vocablo est¨¢ librando una lucha interior entre su graf¨ªa y su sonido. La Academia decidi¨® que la escritura ¡°gay¡± marcara la pronunciaci¨®n en espa?ol, pero qui¨¦n sabe si la costumbre de los hablantes obligar¨¢ a seguir alg¨²n d¨ªa el trayecto contrario.
El t¨¦rmino ¡°gay¡± tiene su origen lejano en el lat¨ªn gaudium (gozo), de donde pas¨® como ¡°gai¡± al occitano (lengua romance de esplendor medieval en el sur de Francia). En espa?ol, la voz ¡°gai¡± deriv¨® en ¡°gayo¡±, con el significado de ¡°alegre¡± y ¡°vistoso¡±. Corominas y Pascual datan esa aparici¨®n hacia 1400. Por su parte, Covarrubias (1611) hace equivaler ¡°gayo¡± con ¡°alegre¡± y ¡°apacible¡±; y tiempo despu¨¦s el diccionario castellano de Esteban Terreros y Pando (1787) le a?adir¨¢ por vez primera al femenino ¡°gaya¡± la acepci¨®n de ¡°mujer p¨²blica¡±. Este sentido lo incorpor¨® tambi¨¦n la Academia (en 1852), pero se desvanecer¨ªa a principios del siglo XX (lo borr¨® del Diccionario en 1939).
Mientras tanto, en las Galias ya se ven¨ªa usando ¡°gai¡± como equivalente de ¡°alegre, amigo de los placeres¡±. Siglos m¨¢s tarde nombrar¨ªa asimismo en franc¨¦s (tal vez por esa desnortada idea de la ¡°vida alegre¡±) a las prostitutas. Seg¨²n Gregorio Doval (Palabras con historia, 2002), en los antiguos teatros brit¨¢nicos el galicismo ¡°gay¡± (alegre) designaba al personaje femenino promiscuo y picante. Y como todos los papeles eran representados por hombres (incluidos los de mujer), se asociaron luego las dos ideas y se fij¨® su connotaci¨®n de homosexual.
Por tanto, los t¨¦rminos ¡°gayo¡± y ¡°gaya¡± funcionaron en nuestro idioma como espejo de las evoluciones que en ingl¨¦s y franc¨¦s afectaron a ¡°gay¡± y ¡°gai¡±, excepto en lo que se refiere a la homosexualidad.
El poco uso de esa alternativa en castellano dificult¨® que se le a?adiese la nueva acepci¨®n de su palabra hermana; y el espa?ol period¨ªstico adopt¨® ¡°gay¡± desde el ingl¨¦s, para dejar en segundo plano ¡°homosexual¡±.
Su consagraci¨®n en el Diccionario usual se produjo en 2001, con esta definici¨®n: ¡°Gay. Del ingl¨¦s gay; propiamente ¡®alegre¡¯, y este del franc¨¦s gai, ¡®alegre¡¯. Dicho de una persona, especialmente de un hombre: homosexual. ¡®Sus mejores amigos son gais¡±. Sin embargo, el largo recorrido de esta palabra no ha concluido. Quince a?os despu¨¦s de esa bendici¨®n acad¨¦mica, la escribimos en redonda pero todav¨ªa la decimos en cursiva.
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