La Uni¨®n Europea: especie amenazada
En ausencia de una salida europea, habr¨¢ una salida nacional. La UE es todo lo que tenemos para interponer entre nuestros valores y el caos
?La Uni¨®n Europea est¨¢ viviendo un momento 1914: avanza como un son¨¢mbulo hacia el abismo pero, por una mezcla de arrogancia e incompetencia igual a la de aquel entonces, se muestra convencida de que al final todo saldr¨¢ bien. Como en aquel fat¨ªdico a?o, los europeos parecen no darse cuenta de que los supuestos bajo los cuales ha venido funcionando el orden del que se ha nutrido el proceso de integraci¨®n europeo, han dejado de aplicarse, poniendo su existencia en peligro.
En el exterior, el orden internacional sobre el que se ha sustentado el proyecto europeo durante las seis d¨¦cadas transcurridas desde su puesta en marcha, ha cambiado tan radical y profundamente que ha convertido a la Uni¨®n Europea en un ente obsoleto e incapaz de valerse por s¨ª mismo. Criada bajo el paraguas de seguridad estadounidense, a la UE no se le da bien la geopol¨ªtica, ni a escala global ni a escala regional, pues desconoce el lenguaje de poder (estatal y militar) que domina las relaciones internacionales en este siglo XXI marcado por el auge de China y la resurgencia de Rusia.
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Al tiempo, tampoco es capaz de convertir su riqueza y capacidad econ¨®mica en influencia en el tablero desde el que se gobierna la econom¨ªa mundial. Unos utilizan el d¨®lar, otros sus inversiones, los de m¨¢s all¨¢ el petr¨®leo, incluso los flujos migratorios para sumar o torcer voluntades. Pero la UE no es capaz de movilizar ni el euro ni su mercado interior para proyectar ni sus valores ni sus intereses.
Si Europa quiere sobrevivir pol¨ªticamente necesita una periferia en paz y una globalizaci¨®n compatible con sus principios y valores. Pero en lugar de crear un anillo de prosperidad y seguridad en su entorno, est¨¢ presionada por un inmenso arco de inestabilidad que se extiende desde el ?rtico hasta Magreb, y que en ausencia de pol¨ªticas de seguridad interior y exterior comunes, termina permeando sus fronteras y desequilibrando el propio proyecto europeo.
En el interior, las tensiones generadas por los fallos de dise?o del euro y la insuficiente y dividida respuesta a la hora de afrontar con eficacia y rapidez una crisis financiera como la que se desencaden¨® en 2008, ha creado una crisis de legitimidad de muy dif¨ªcil superaci¨®n. En ausencia de una identidad com¨²n y de una democracia vibrante, la UE solo puede legitimarse por los resultados econ¨®micos, que no solo no llegan, sino que parten a los europeos en dos bloques antag¨®nicos. A la divergencia econ¨®mica entre norte y sur, centro y periferia, acreedores y deudores, se a?ade as¨ª una mala sangre pol¨ªtica en la que los reproches morales acompa?an a la percepci¨®n de que la integraci¨®n europea se ha convertido en un juego de suma cero donde todos piensan que est¨¢n siendo explotados por otros.
No es de extra?ar que en una Europa que no crece, no crea empleo y que enfrenta a unos socios con otros en torno a unas pol¨ªticas de austeridad que unos perciben como abusivas y otros como de todo punto insuficientes, se produzca un auge de fuerzas anti-europeas. Aunque disfrazadas bajo un manto democr¨¢tico, y pese a su considerable maestr¨ªa en el marketing pol¨ªtico, esas fuerzas no representan otra cosa que la reedici¨®n de los viejos nacionalismos que asolaron Europa. Que los problemas que se?alan los eur¨®fobos sean reales no convierte sus soluciones (salir de la UE, volver a la moneda nacional, expulsar a los inmigrantes) en acertadas.
Pero es precisamente el negacionismo del establishment europeo y su falta de respuesta lo que da credibilidad a esas soluciones. Sin duda que una eventual salida del Reino Unido ser¨ªa catastr¨®fica para el proyecto europeo: pero a¨²n con la victoria de los partidarios de la permanencia, la UE seguir¨ªa estando en peligro debido a la concatenaci¨®n de una periferia en erupci¨®n, el estancamiento econ¨®mico y la alienaci¨®n de una parte importante de la ciudadan¨ªa. Los l¨ªderes europeos no pueden seguir mirando hacia otro lado, aplicando soluciones parciales e insuficientes a los problemas que se apilan encima de la mesa. Deben, en un acto de liderazgo, sentarse en una mesa y no levantarse de ella hasta que cierren una salida conjunta a las m¨²ltiples crisis. Es necesario refundar Europa sobre un nuevo pacto que incluya la econom¨ªa y la seguridad, dentro y fuera de Europa. Porque en ausencia de una salida europea, habr¨¢ una salida nacional. La UE es todo lo que tenemos para interponer entre nuestros valores y el caos. Es ¨²nica, valiosa y fr¨¢gil. Por eso es una especie amenazada.
Jos¨¦ Ignacio Torreblanca es jefe de Opini¨®n en ELPAIS (Op-Ed editor).
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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